Todo proyecto literario está conformado por etapas, proyecciones en donde se concentran las obsesiones, las experiencias, las lecturas, los viajes que, en y a través de la imaginación del escritor, van a ir destilándose en el proceso de escritura.
En su prosa se entrelazan juegos de palabras con listados de adjetivos, exageraciones con aliteraciones, malabarismo narrativo con mordacidad, dando cuenta de un uso prolijo del lenguaje, adobado con expresiones de raigambre popular que le dan un color maravilloso y un tono inigualable a su discurso.