En exclusiva para Esteros, presentamos cuatro poemas del libro inédito de Margaret Randal, «Home», en traducción de Juan Suárez y Edmundo Mantilla.
Por Juan Suárez y Edmundo Mantilla
This Home on My Back
Some people live in the same house
their whole lives. Mother may
make a brief hospital detour
then bring baby back to rooms whose
shapes she’s known all hers.
They will grow, raise their families
and die between those walls.
Trees they helped plant when young
now tower above its roofline,
dropping new seed upon the ground.
My houses embrace me after accidental
journeys. I sometimes had to exit fast
or take a dangerous route, learning
the words underground and clandestine
in languages I didn’t know.
My gardens, when I could plant them,
grew annuals not perennials,
knowing I might have to leave
before I could encourage their return
another season.
In my attic there is no cedar-lined chest
storing remnants of forebears’ lives,
no family albums with photos
arranged in chronological memory
or books my mother’s mother read to her.
My children didn’t know
their grandparents,
had no aunts and uncles taking them
to the park, cousins tossing them
a ball or revealing family secrets.
I’ve carried my life from country
to country in small knapsacks
on my back, crossed borders with
choked breath, hoping ominous uniforms
would look the other way.
The food I cook isn’t traditional
but learned in each new place,
glimmers of solidarity trading hands
over stoves that use whatever fuel
is to be had.
Age, a steady love, and this era
of slowing rhythms
make its own home for me now,
one in which all those
imagined disappear.
And oh, but the people we’ve met
along the way, the dreams
and ideas and poems they’ve
given us, the justice reflected
in their eyes!
The home I bequeath my children
and grandchildren isn’t made
of stone or brick but moves like wind
in your hair, carrying its energy
across all borders into future time.
Este hogar sobre mi espalda
Hay personas que viven en la misma casa
toda su vida. La madre puede
hacer un breve desvío al hospital
y traer al bebé de vuelta a las habitaciones
cuyos contornos ha conocido siempre.
Esas personas crecerán, criarán a sus familias
y morirán entre aquellos muros.
Los árboles que ayudaron a plantar cuando eran jóvenes
ahora se alzan como torres por encima del tejado,
dejando caer nueva semilla sobre el suelo.
Mis casas me abrazan tras fortuitos
viajes. A veces tuve que salir deprisa
o tomar una ruta peligrosa, aprender
las palabras oculta y clandestina
en idiomas que no conocía.
Mis jardines, cuando podía plantarlos,
engendraban plantas anuales y no perennes,
sabiendo que quizá tendría que irme
antes de que pudiera animarlas a regresar
por otra temporada.
En mi ático no hay cofre revestido de cedro
guardando restos de las vidas de mis antepasados,
no hay álbumes familiares con fotos
ordenadas en cronológica memoria
ni libros que la madre de mi madre le leyera.
Mis hijos no conocieron
a sus abuelos,
no tuvieron tías ni tíos que los llevaran
al parque, primos que les lanzaran
una pelota o revelaran secretos familiares.
He cargado mi vida de país
en país en pequeñas mochilas
a mi espalda, he cruzado fronteras con
respiración ahogada, esperando que siniestros uniformes
mirasen para otro lado.
La comida que preparo no es tradicional
sino aprendida en cada lugar nuevo,
destellos de solidaridad que cambian de mano
sobre estufas que usan cualquier combustible
que logren tener.
La edad, un amor estable, y esta era
de ritmos que se alentan
hacen ahora su propio hogar para mí,
uno en el que todos
los imaginados desaparecen.
¡Pero, oh, la gente que hemos conocido
por el camino, los sueños,
ideas y poemas que nos
han dado, la justicia reflejada
en sus ojos!
El hogar que heredo a mis hijos
y nietos no está hecho
de piedra o ladrillo, se mueve como el viento
en tus cabellos, llevando su energía
a través de todas las fronteras hacia un tiempo futuro.
Home as Oxymoron
From outside looking in
every house might be
called a home.
But if the child is frightened
into submission she is
only there until she can escape.
If forced to parent her parents
she may not remember
childhood.
If he was told to be a man
he may grow up to be
a brutal one.
When family becomes cult
home is an oxymoron
dangerously hoarded.
To become a real home, it
must earn its name
in reciprocity and love.
El hogar como oxímoron
Vista desde afuera
toda casa puede
llamarse hogar.
Pero si la niña es asustada
hasta la sumisión, ella estará
ahí solo hasta que pueda escapar.
Si es forzada a ser padre de sus padres,
ella podría no recordar
la niñez.
Si al niño le dijeron que fuera un hombre,
crecerá para convertirse
en uno brutal.
Cuando la familia se vuelve un culto
hogar es un oxímoron
peligrosamente acumulado.
Para volverse un verdadero hogar,
debe ganarse su nombre
en reciprocidad y amor.
Rooms
When the rooms of a house
bicker with one another
seasonal winds may be at fault.
Kitchen wants to gather us
at a round table, no seat
at the head, no privilege.
Bedroom has seen enough to write
a thriller, secrets that may
lose their fire in time.
Bathroom is always ill, its
rituals mundane,
repetitive and dull.
No one pays attention to entry,
liminal space
except in the far north
where Mud Room asks you
to remove your shoes
and scarf, hang your coat
on a peg that supports all
manner of outerwear
known to rain and storm.
Here our studios are the rooms
with most to say
and speak the loudest.
This is where life chooses silence,
then leaps into passionate gear,
making our house a home.
Habitaciones
Cuando las habitaciones de una casa
discuten la una con la otra,
los vientos estacionales pueden tener la culpa.
La cocina quiere reunirnos
en una mesa redonda, sin asiento
a la cabeza, sin privilegio.
El dormitorio ha visto lo suficiente para escribir
un thriller, secretos que podrían
perder su fuego con el tiempo.
El baño está siempre enfermo, sus
rituales mundanos,
repetitivos y apagados.
Nadie presta atención a la entrada,
espacio liminal
excepto en el norte lejano
donde el zaguán te pide
quitarte los zapatos
y la bufanda, colgar tu abrigo
en una percha que soporta
toda clase de ropa conocida
para lluvias y tormentas.
Aquí nuestros estudios son las habitaciones
que tienen más por decir
y hablan con más fuerza.
Aquí es donde la vida elige el silencio
y luego da un salto hacia una respiración apasionada,
haciendo de nuestra casa un hogar.
The Life we Create and Recreate
Our home is shaped like a hand
reaching for the temperature
of another hand
when all scores are tallied.
This room traces the imprint
of our bodies growing
old in the life
we create and recreate.
That one cradles our future,
then laughs and shelters it
from prying
or curious eyes.
The place where our minds wander
is supported by floorboards
that creak
and moan beneath our feet.
A chair, bearing the impression
of your pain and my stillness
blurs its reflection
on any winter day.
Our home is shaped like a petal
of moonflower showing
its pale face
in the richness of night.
La vida que creamos y recreamos
Nuestro hogar tiene la forma de una mano
extendiéndose hasta la temperatura
de otra mano
cuando todas las cuentas están saldadas.
Esta habitación traza la huella
de nuestros cuerpos
envejeciendo en la vida
que creamos y recreamos.
Ella acuna nuestro futuro,
luego ríe y la refugia
de indiscretas
o curiosas miradas.
El lugar donde nuestras mentes deambulan
está sostenido por tablones
que crujen
y gimen bajo nuestros pies.
Una silla, soportando la huella
de tu dolor y mi quietud
desdibuja su reflejo
en cualquier día de invierno.
Nuestro hogar tiene la forma de un pétalo
de flor de luna que muestra
su pálido rostro
en la riqueza de la noche.
(Home saldrá publicado en octubre 2023, en Casa Urraca Press, en Abiquiu, New Mexico)
Margaret Randall (New York, 1936) es poeta, escritora, fotógrafa, militante feminista y activista social. Es autora de más de 200 libros de poesía, ensayo y historia oral. Entre sus libros recientes de poesía traducidos al epañol: «El lenguaje del tiempo» (El Ángel Editor, Quito, Ecuado, 2019), «Against Atrocity / Contra la atrocidad» (Granada, España,: Ediciones Valparaíso, 2020), «Nubarrones como promesas incumplidas» (Buenos Aires, Argentina: Editorial Abisinia y Bogotá, Colombia: Ediciones Escarabajo, 2022), «Nunca me fui de casa: poeta, feminista, revolucionaria» (Mexico: Heredad, 2022), entre varios otros. Ha sido recipiente de la Medalla de Mérito Literario (otorgado por Literatura en el Bravo, Chihuahua, México), el Premio «Poeta de Dos Hemisferios» (otorgado por Poesía en Paralelo Cero, Quito, Ecuador), y la Medalla Haydée Santamaría (entregada por Casa de las Américas, La Habana, Cuba). En mayo de 2019 la Universidad de New Mexico le confirió el Doctor Honoris Causa en Letras. Para más información acerca de Margaret Randall y su obra, visitar su página web: http://www.margaretrandall.org

Juan Suárez Proaño (Quito, 1993). Poeta, editor. Máster en Teoría Literaria por la Universidad de Salamanca. Ha publicado 5 poemarios. Su libro «Las cosas negadas» obtuvo el Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2021. Es editor en «El Ángel Editor» (Quito) y en la revista «Esteros».

Edmundo Mantilla (Ecuador, 1996). Quise ser dibujante, quise ser informático, quise estudiar filosofía. He leído algo, he escrito menos. Me obsesiona la literatura que nace de las experiencias vitales, pero admiro las conjeturas de la imaginación y del azar. Me pregunto siempre: ¿qué haría William Tanner Vollmann en mi caso? Enseño disparates en un colegio. Traduzco por un don de la amistad. Hice un pódcast llamado Máscaras. Aprecio la música de Keith Jarrett. Aprecio el silencio.