A cualquiera de los caminos: dos poetas colombianos.

De distinto origen y generaciones, en exclusiva para Esteros, presentamos una muestra de dos poetas colombianos contemporáneos.

Por Luis Fernando Macías.


Diana María González G. (Colombia)

Hastío
(a Jude, “Tan poca vida”. Hanya Hanagihara)

¿Acaso son tan cara dura para negar que,
con esta carne y con estos huesos enfermos,
mi existencia solo ha sido días de pasos vacíos
y de noches estranguladas de silencios?

¿Por qué obligarme a permanecer entre los vivos?

No ven que,
si no marcho pronto,
también los invadirá el mal olor de mi espíritu.

Su compasión guárdenla para cualquier otro,
a mí, déjenme ir,
¡es todo lo que pido!


Me voy

Me voy de este mundo
enervado de ver en el espejo
mi rostro triste.
No portaré nunca más un antifaz
ni lucharé contra este permanente estado saudade.

Sí, me voy a cualquiera de los caminos de Dante,
tal vez
en alguno de ellos
la simiente de mi mal
se alegre de verme.


Pantomima

Por un camino pedregoso
dábamos tumbos tú y yo.
Tú, interpretando esa pantomima
lo mejor que podías.
Yo, dejándome arrastrar
por tus aguas turbias;
mas, un buen día
decidiste poner punto final
al espectáculo que ofrecías.

No imaginas
lo agradecida que estoy,
aunque admito que
por un tiempo
me sentí perdida.

Ahora que navego
por corrientes tan límpidas
como las de los manantiales,
veo todo más claro:
aquellos primeros actos
fueron aceptables,
bueno,
es la opinión de alguien
que no sabe nada
de teatro.


Narciso

Oh pérfidos dioses del olimpo
que hacéis de los hombres
pábulo de divertimento.
me concediste los sueños,
sin advertirme que,
                               por ellos,
                                                  caería sobre mi cabeza
                                                                                           implacable
                                                                                                              la espada de Damocles:

El vino del que tanto ansié beber
fue escanciado con gotitas de arsénico,
y el hombre amado
no era más que un otro yo de Narciso.


Extranjero

Muchos años,
demasiados ya,
purgando el pecado
de ser yo mismo:
atento el oído
a lo que me viene
de muy adentro
y más o menos sordo
a las ruidosas voces de las masas.

Tal vez he sido un Meursault,
−otro extranjero en el mundo−.

Bueno,
¿qué otra cosa podría esperar
       de cientos
           de soldados
                                        de plomo?


Desolación

Era como si cada uno de los pasos dados
no fueran más que un cúmulo de contrasentidos…

como si, de pronto
todo aquello que la hacía palpitar
se hubiera desvanecido:
                                           su mundo no era más que un bosque de árboles secos
                                                                       y de pájaros en silencio.


Frágil

Han sido tantos los rotos en mi ser
que está todo tejido de remiendos.

¡Ay!, cómo envidio los cactus:
tan resistentes, tan acorazados…

Mi naturaleza es la de una simple flor silvestre,
al menor soplo del viento,
desaparezco.


Quiero

Hoy quiero ser vida.
No más gemidos por lo que ya fue…

Me quitaré de encima esos paquidermos
–la autocompasión y la culpa–,
y, libre, correré hacia el valle de las flores.
Allí me bañaré con cientos de margaritas
para que todo mi cuerpo se impregne de su olor.
Quiero volar por el viento
y que cada rincón del universo
tenga algo de mí.

Hoy quiero ser Dios, sol, luna…

Diana María González G. (Colombia, Antioquia, 1969). Estudió Secretariado Ejecutivo en Administración de Sistemas en la Corporación Universitaria Remington. Ha explorado el género: relato, cuento, novela y poesía. Actualmente asiste al taller de creación literaria de la Universidad de Antioquia. Ha publicación: «Como el destello fugaz de una bengala», Novela, 2021. EN colectivo, ha publicado: «Un sueño recurrente», Antología literaria, 2020; «Fugitiva» (Selección para Veinte y una narradoras, de la colección Palabras Rodantes, de Metro de Medellín y Comfama, 2020), entre otros. También publicó cuentos en la revista de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Antioquia. Algunos de ellos: «Allá en el llano» (2019), «La camisa amarilla» y «La señorita Susana» (2020)




Jorge Danilo Bravo Reina (Colombia)

Sur: La tierra del sol

Bienvenidos al lugar de mis sueños
Suenan quenas y tambores
zampoñas y rondines

«Desde siempre te soñaba
Me llamaste y por fin he llegado»

Caminos de herradura entre valles y montañas
El campo no solo es campo, es vida profunda
Pero nosotros somos solo colibríes dorados por la noche

Nacidos bajo el inmortal UrkuNina, vamos
Sembrando las semillas de todos los verdes
Cuatrocientos años de silencio, aquí estamos

Muy cerca del volcán de los Quillacingas
Está el refugio del sol de los Sibundoyes
Ahí donde nace la afluente de la serpiente estelar

Alrededor de la gran laguna están los abuelos
Convertidos en Brugmansias coloridas, guardianes
Y las abuelas con sus alas de kindes voladoras, tejedoras

Traen melodías del atún puncha, colores de flores y perdón
Bailando hasta el Inti Raymi, zapatenado fuerza, fuerza
¿Qué sería del sur sin sus músicas?

El gran jardín, Grande Cocha, Madre del yaku
Rituales y memoria, rituales y memoria
Tulpa que abriga, tulpa que ilumina

En estas montañas, en sus casas, en sus plazas
Cantando y bailando, bailando y tocando
San Juanes, Raymis, Huaynos

Palpita la tierra y se viste de colores fuertes
Todas las flores Killu, Puka, Anqash
Pintan corazones, pintan vidas

Hijos somos, mágica vida, natural
De nubes, ríos, montañas, semillas
Chagras, tejidos, tesoros dorados, resisten

Ruda para el espanto, ortiga para limpiar
Romero para un cólico, chicha dulce de maíz
Con papas, habas y moras del páramo

¿Qué sería del sur sin sus semillas?, ¿sin sus melodías?
¿Sin su color?, ¿sin sus memorias?
¿Sin sus gentes?

Allá voy cuando sueño lejano
Con frailejones dorados, narices de lunas
Voces que me cantan sus secretos

Bienvenidos todos, suenan quenas y tambores
Zampoñas y rondines, churay churay
Cascabeles les reciben con alegría.

Jorge Danilo Bravo Reina, nacido en 2001 en Pasto, Nariño, Colombia. Estudiante de comunicaciones en la Universidad de Antioquia, amante de la poesía influenciado por la belleza cotidiana de los relatos hablados, de la música tradicional, la naturaleza y los sueños.


Luis Fernando Macías (Medellín, Colombia, 1957). Profesor de la Universidad de Antioquia. Ha publicado varias novelas, entre ellas: «Amada está lavando» (1979); «Del barrio las vecinas» (1987); «Los cantos de Isabel» (2000); «Memoria del pez» (La Habana, 2002; Bogotá 2017); «Cantar del retorno» (2003); «Todas las palabras reunidas consiguen el silencio» (2017), entre muchas otras. Además, los libros infantiles: «Valentina y el teléfono mostaza» (2018); «No es tan gallina porque adivina» (2018); «Adivine pues» (2020) y «Cuentos infantiles para libros álbum» (2020), entre otros. Ha publicado los siguientes libros de ensayo: «El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes» (2003); «El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas» (2007); «El cuento es el rey de los maestros» (2007), entre otros. Y los siguientes libros de cuentos: Los «relatos de La Milagrosa» (2000); «Los guardianes inocentes» (2003) y «Los animales del cielo» (2019).

Escrito por

Revista cultural y literaria de la Fundación Cultural Esteros.