Voces, ideas y geografías atadas por la escritura. Recordamos lo que fue el Encuentro «Ciudad de los anillos» con una muestra de poesía de los participantes.
Por Carolina Zamudio

Alex Aillón Valverde (Bolivia)
Like it
Los hombres de mi edad
nos conmovíamos con cosas importantes.
Si caía una bomba nuclear
pues cómo no conmoverse.
La destrucción del planeta
siempre será algo hermoso.
Si moría alguien como Janis
pues cómo no conmoverse.
La muerte de una rosa
siempre merecerá
la entrega total de una lágrima.
Si caía un dictador
pues cómo no conmoverse.
La revolución es la suma de
un nosotros que sueña y que no existe
pero que, sin embargo,
canta la misma canción.
Si alguien se enamoraba
pues todos nos enamorábamos.
Si alguien decía adiós
pues todos decíamos adiós.
Si alguien perdía un compañero
un hijo, un padre, pues todos los perdíamos.
Suma del todo y de la nada,
los hombres de mi edad
ahora vamos por la vida, celular en mano,
buscando un lugar donde
sobrevivir como pulsiones de luz,
datos, like its, identidades dudosas,
soledades abarrotadas de soledades,
mientras negociamos
los términos de nuestra rendición
y ausencia definitivas,
con los dueños del Apocalipsis
la galaxia
y la fibra óptica.
EL ODIO QUE TE TENGO
El odio que te tengo es capaz de pulverizar montañas, de secar mares, de cambiar el curso de los buses. Es un odio sincero, a la altura de gente como nosotros. El odio que te tengo es tan odio que es un odio al que no puede acceder la gente común, que también odia. Al final, todos tenemos derecho a odiar, pero mi odio es diferente. Mi odio es, de lejos, mi mejor arte. Odiar puede parecer fácil pero es un arte extremo, es algo que se aprende tras largas temporadas en el infierno, buscando amor en avenidas desiertas empapadas de tristeza bajo lluvias de fuego. Fácil es querer, fácil es amar, fácil es pensar en la limitada armonía de las cosas porque nos hace creer que somos buenos y la bondad es un sentimiento miserable y mentiroso. Estúpido es decir «te amo» y esperar que te crean. Odiar, en cambio, te acerca a lo monstruoso, te enfrenta a lo siniestro, a lo sucio, a lo espantoso de ser quien eres. Te hace saber que eres, también, malditamente humano. Un murciélago ciego en busca de su caverna en la desolada extensión de la noche y la palabra. El odio es eterno, el odio procura la locura. El odio enfrenta la frustración de no poder retener eso que llamamos amor, entonces lo mejoras, lo superas, lo odias. Odiar es de lejos un sentimiento contradictorio, pero eso es lo que somos, también. Odia y serás libre. Odia y vencerás. Odia y caminarás directo al infierno. Ódiame por piedad yo te lo pido, es el grito desamparado de los amantes frustrados. Los amantes odian más y mejor, es el amor en su estado puro. Mientras más profundo es el amor, más profundo es el odio. Si te amo y no te puedo retener, pues te odio y ese odio perdurará más allá de nuestra carne y la ternura que hoy te tengo. El odio que te ofrezco es la llave del infierno, no del paraíso; es la llave de una cantina no de la iglesia; es la llave del heavy metal no del pop; es la llave que da al otro lado de la puerta antes de que empiece el apocalipsis que acabará con el mundo y no podamos ya recuperarnos. Abraza este sentimiento que es tan puro como el alcohol y el silencio. No lo rechaces y no dudes de él ni siquiera un segundo: el odio que te tengo, es el odio que te mereces. Te odio.
Alex Aillon Valverde (Sucre, Bolivia, 1969). Poeta. Ha publicado Para leer al Pato Donald desde la diferencia; Pop y otros escritos; 4000; y Revolución, bajo el sello de «Editorial S». En la actualidad es miembro de la banda de rock transgénico y transhigiénico «Las Viejas Vergas».

Candelaria Rojas Paz (Argentina)
Plumas
No es que te extrañe
o que no te recuerde.
Las palomas mueren en cualquier lugar
y no sabemos ni pensamos
a dónde van a parar sus cuerpos .
No se piensa en el esqueleto
ni en el pico desplomado y mudo.
Con sólo nombrarlas
uno evoca el asombro del niño
al ver su vuelo estrepitoso en multitud.
Sus plumas perdidas
son la huella perfecta de su existencia .
Voy recogiendo pedacitos de nosotros.
Con cada pluma
tejo alas para el olvido.
(de “Después de todo”- inédito)
Sinfonía 208
No sé quiénes somos, ni cómo vamos
en esta procesión instrumental de cuerpos sonoros,
no sé cómo suenan los pasos que dejamos atrás
escapando de lo que no pudimos,
ni el eco del bombeo de nuestro pulso
en las horas de respiro flotando en un estanque.
Nos oiremos huérfanos o heridos de pobreza
y un rugido en las entrañas .
Abierta la tarde del trigo,
uno se piensa pan crujiente de amor ,
en la noche hambrienta
de los que tienen el corazón estaqueado bajo la luna
y se abrazan moribundos
a los sapos, a los grillos ,a los murciélagos y a las lechuzas.
Salgo a cantar tanto como a amar,
con el cáliz del abrazo en extremaunción
en esta religión que nos condena al infierno de los solos.
Sobrevivo en la sonrisa de una nota al aire.
Si alguna vez sufriera de sordera ,
hay quienes vendrían eternamente en suero acústico
a salvarme la vida o a cantarle,
a mi lado y sin temor alguno,
a la silenciosa parca.
(de “208 rojas”-Inédito)
Candelaria Rojas Paz (Argentina). Licenciada en Artes, Maestra de Plástica y Profesora de Expresión Corporal. Desarrolla actividades socioculturales, literarias y artísticas en diversos ámbitos, educativos y terapéuticos. Obtuvo más de 30 distinciones en premios nacionales y provinciales. Algunas de sus obras fueron musicalizadas por reconocidos compositores de Argentina, como Gerardo Nuñez, Martín Raninqueo, Lucho Hoyos.

César Bisso (Argentina)
Other woman
a Nina Simone, mujer
¿Quién se atreve a vivir sin miedo?
Lo preguntan tus ojos de humo
que desean prolongar la noche.
Embriagaste la oscuridad del mundo.
Verbo por verbo abriste pedregales.
Silencio tras silencio te derribaron.
El dolor acompañó sin prisa.
Y sigues allí. Sentada frente al piano
ruegas: no quiero ser amada, sólo ser.
Tu voz pudo más que la verdad.
Árboles del sur
a Nina Simone, niña
Esa niña no sabe que los relámpagos flotan.
La noche huele a tabaco rancio
y aquellos árboles lloran junto al sonido del viento.
Tampoco repara en un camino entre los rieles
que separan la vida de la muerte.
Ni siquiera en el color de su piel esfumado
en la exuberancia de los cultivos.
La niña extiende sus manos sobre el teclado
y la música vuela. Por encima de la corona de rizos,
del propio asombro, de un dios atormentado,
la música vuela.
Más allá de cadáveres que columpian en la rama
cuando la necedad y el odio se visten de verdugos,
la música vuela.
Ella no puede verlos. Bach ha cerrado sus ojos.
César Bisso (Argentina, 1952). Poeta, sociólogo, periodista independiente. Cuenta con 17 libros de poesía y ensayo publicados, entre ellos De abajo mira el cielo, La Jornada, Cabeza de Medusa, Un niño en la orilla y Andares. Ha obtenido diversos premios literarios y participado en encuentros, festivales y ferias de libros del país y del exterior. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, portugués, italiano y griego.

Ernestina Elorriaga (Argentina)
[AMOR]
Amor
cada amanecer se nos ofrenda en símbolos
en alfabetos ciegos
navegante y desnudo
nos intimida.
Busca la eternidad del grito
la crispación del puño de la aurora
Amor
como Dédalo y su laberinto
la palabra
busca y se busca en el corazón de los hombres
Allí se crucifica.
[EU A VI]
La vi
con una flor de estraza en el pelo y un cayado colgando de su mano
golpeaba la espalda de la noche hasta hacerla gemir
La vi vestidita de ciega
traía en sus ingles el fuego de una tigra en celo
mis manos deseaban asir su cabellera en flor
perder su paso de terciopelo en la cara más nieve de la luna
Palabra endemoniada
estás esquiva
debo romper el cerco
atormentado va
el corazón de las mujeres
el de los niños el de los perros
y el día que naufragó en la tempestad
debo romperlo
Por eso te busco en el espanto
que en la punta de mi lengua me devuelve el espejo
Ermestina Elorriaga (Argentina, 1954). Nacida en Darregueira, Argentina, la poeta Ernestina Elorriaga es una de las voces más humanas y conmovedoras de la lírica hispanoamericana. Ha participado de encuentros como Poetas con la Gente, Cosquín; Feria Internacional del Libro de Córdoba; Festival Internacional Poesía de La Habana, Cuba; Palabras de Poeta, Escuela de Lenguas de la UNC, Córdoba; Festival Internacional La Palabra, Ríosucio, Colombia; Festival Internacional de Medellín 2017; y la Feria del Libro de Santa Cruz, Bolivia, 2022. Libros publicados: «La lengua de la noche» y «El miedo de una casa inexistente», los dos en 2019.

Floriano Martins (Brasil)
LOS ÁRBOLES PROFUNDOS I
Mi cuerpo recibe tus raíces con una sed dormida en el estuario de la imaginación.
Recuerdo por mucho tiempo cuántos ríos-eslabones, cuántos brazos de una fantasía salvaje, se enredaban en el misterio que tejíamos entre el sudor y los ojos empañados.
Tú me haces agua y fuego, yo te hago tierra y aire.
Un paisaje renacido de destellos y rugidos, con su luz-pincel delineando las sombras y formas que rozan en nuestro interior.
Noches furiosas en tu fiesta de caricias, días acumulados en la chispa de los sueños.
Todos somos conscientes de que estos árboles que nacerán serán los primeros signos de una fábula, un mito, un cadáver delicioso.
LOS ÁRBOLES PROFUNDOS II
Los silencios están por todas partes.
Es posible escuchar sus quejas.
Algunos recuerdan cuántas veces la humanidad ha dejado de lado sus palabras prometidas.
Pero no hay manera de saber lo que dicen los que susurran.
Los silencios se amontonan como luces que se tragan la indecisión.
El interior y el exterior son como fronteras paralelas.
Ninguna voz cabe en el silencio de otra.
La esperanza es una tragedia mitigada constantemente por la culpa.
Comer su propia hambre es más fácil que compartir la moral de los alimentos.
Un beso por treinta monedas.
Lautréamont aprendió rápido: la gran familia universal de los hombres es una utopía.
Floriano Martins (Fortaleza, 1957). Poeta, ensayista y traductor, también se ha dedicado, en particular, al estudio de la literatura hispanoamericana, sobre todo en lo que respecta a poesía. Publicó, para la carioca Ediouro, sus traducciones de Poemas de amor, de Federico García Lorca, y «Delito por bailar o chá-chá-chá», de Guillermo Cabrera Infante. Su poesía se encuentra reunida en el volumen «Alma em Chamas» (Letra & Música, Fortaleza, 1998). Con una larga trayectoria de colaboración para la prensa, en Brasil y en el exterior, también ha escrito algunos artículos sobre música, artes plásticas y literatura. Actualmente es articulista del Jornal da Tarde (São Paulo) e integrante del Consejo Editorial de la revista Poesia Sempre, de la Biblioteca Nacional (Río de Janeiro) y de la colección Clásicos Cearenses, de la Fundación Demócrito Rocha (Ceará). Dirige, junto con Rodrigo de Souza Leão, la revista virtual «Agulha».

Hugo Francisco Rivella (Argentina)
CANCIÓN DEL CABALLO SIN JINETE
Fue una brasa cruzando la pradera,
se encaramó a un cometa
cuando la tierra sepultaba el nombre del guerrero
cavó en su corazón la desmemoria, los espejos de sal, sus mariposas.
Dio vueltas por la noche malherido.
El caballo avanza sin jinete
La noche quedó atrás con sus fantasmas
los roquedales mudos y las estrellas que bajan a besarlo.
El caballo avanza
desde el centro de la tierra igual a una bandera libertaria,
el cascabel de su galope es un relámpago en la ciudad dormida.
Avanza
por la calle silencioso
el cortejo lo ignora
lo atraviesan los siglos
las alas del puñal con que la muerte desluce lo que toca.
El caballo avanza y nadie sabe qué ha sido del jinete.
LA PALABRA DESBORDA LO QUE TOCA
Tengo en mi corazón los restos del naufragio y la palabra cual ave de cenizas
¿De qué materia es esta tristura?
¿Esta doliente ausencia? ¿Esta rama sin árbol?
En el hombre supura la herida que eternamente sangra Jesucristo,
la lleva en la mollera el que fraguó la noche
y el robador de sueños la guarece en los párpados,
o quizás
con el tiempo quebrado como un reloj de mica
dios
parió salvajemente al mundo y sus harapos.
Regreso al corazón
al ave de cenizas
respiro su secreto
el vuelo detenido sobre el mundo ardiendo su demencia,
la palabra
entonces
sale a buscar al hombre en los escombros de la guerra y sus guanos.
Hugo Francisco Rivella (Argentina, 1948). De una vasta obra poética y musical. Dio numerosos Recitales poéticos-musicales. Participó en varios Encuentros Literarios, y ha ganado numerosos premios. Ha compuesto canciones con Carmen Guzmán, Ramón Navarro, Alberto Oviedo, Ica Novo, Chato Díaz, Mario Díaz, Ernesto Romero, Rubén Cruz, Diego Massimini. Entre sus libros: «Caballos en la Lluvia» (2003), «La Hora del Relámpago» (2016), «La Canción del Cosmonauta Ebrio» (2018), «La sombra del espejo» (2019), y varios otros.

Jorge Palma (Uruguay)
EL DOMADOR DE HUESOS
(evocación del contorsionista)
“Con todos estos huesos tengo que vivir”
dijo para sí el domador de huesos.
Para vivir entero, de la cabeza
a los pies, tengo que domar estos huesos,
colocarlos a como de lugar,
porque mañana, o acaso esta noche,
tenga que volver a la intemperie
mojarme como otra vez
y colocar con cuidado
cada hueso en la cajita.
“Con todos estos huesos tengo que comer”,
dijo para sí el domador de huesos
¿Habrá alguna vez una noche dada?
¿Cuándo tendré calor, medio plato
en la mesa, un tercio de cuchara?
Y agua que no caiga del cielo.
Y sed que no la repare
el agua de la lluvia.
No quiero para mí
agua de lluvia,
viento de temporal
calor de fogata.
El fémur derecho
afectado por la humedad.
De tibia y peroné, ni hablar;
falanges entumecidas
omóplatos que ya no están
en su lugar
mientras se detiene de a ratos
la lluvia
y los huesos vuelven a girar:
el brazo que se pliega,
la pierna izquierda…
Un acordeón de hombre,
un fuelle humano
entrando a la cajita;
un cubo loco y transparente,
un dado eterno
girando al azar por dos monedas.
EL MEJOR CARPINTERO
¿Cuánto falta
para que cierres
a cal y canto
el arca, venerable anciano?
No todos somos
la misma piedra
ni fuimos paridos del mismo aullido.
Desconozco a mis compadres
en esta taberna oscura
en la que solo hablamos
de nuestras miserias
y bebemos hasta perder
el lugar de las estrellas.
¿Cuánto falta para
que cierres el arca?
Solo nos hemos demorado
sin escuchar
el cuerno de siete sílabas.
Solo cantábamos canciones
con los muchachos del desierto
intentando ahuyentar
una vez más a la muerte,
antes que empezara a llover
sobre las mesas
del mejor de los carpinteros.
Jorge Palma (Uruguay, 1961). Poeta, narrador, periodista y divulgador. Ha publicado seis libros de poesía, entre ellos: «La voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas», 2018. En Narrativa ha publicado: «Paraísos artificiales», 1990 (cuentos). Su poesía ha sido publicada en varias revistas latinoamericanas y de otros países del mundo y ha sido traducida al inglés, francés, italiano, árabe, rumano, macedonio, húngaro, griego y alemán. Ha participado en diversos festivales internacionales de poesía. Premio Pilar Fernádez Labrador. Accésit, 2022. Salamanca, España.

Mar Bedrow (Bolivia)
UN ÁRBOL
en él anidan los pájaros que ya no tienen miedo
oscuro entre las flores de otros
parece que estuviera llorando por las ramas
pero no es llanto
es sólo una forma distinta de recibir la lluvia
es su forma de estar solo
DEL AMOR
solo me queda el espejo y el hambre
la duda de haber visto o haber sido
la silueta que aglomero en sueños
con ojos nuevos y viejos
todos ajenos
todos yo
nadie
agitación sudada de no ser
o ser ojos en silueta hueca
aglomerada en sueños
que son nadie en mí
tan poca cosa
y sin embargo vuelvo
sonámbula
a ver si algo queda en el plato
Mar Bedrow (Bolívia, 1980). Mariana Berenice Bredow Vargas nació en La Paz, 1980, en el seno de una familia de artistas teatrales. Sus abuelas, su madre y su padre, le enseñaron el oficio de la creación escénica, y ella nunca se detuvo en esa búsqueda, alimentándola con sus propias exploraciones en la música a través del cuerpo y el canto. Es actriz, cantante, performer, dramaturga, directora de teatro y fotógrafa, cuentista y poeta.

Nelson Cárdenas (Cuba)
Madre en el fogón
escribo mal por las noches
peor por las mañanas
pero ahí salgo, con la jaba bajo el brazo
porque mamá espera que llegue algo
y nada llega
así que salgo
con la jabita en la mano
a recorrer los olores
que la memoria guarda
con lamidas, eructos
o tan siquiera un mordisco
frutal o subterráneo
fluvial o de mar
pero nunca vaca
las vacas no caben
bajo el brazo, en jabas
que lleno con algo
cansancio y malas metáforas
que saco
a escondidas y de noche
para seguir en la lucha
Vecinas baldeando la acera
los sábados
todos
las vecinas bañan
la acera
sus duelos son
un carnaval de miradas de reojo
y subir el volumen al máximo
tras un cambio de estación
trenes varados al arranque
cada palabra de la radio
otra puñalada en la fe
hay que definir la libertad
a toda costa
para poder morir por ella
pero,
¿qué puede
el agua enjabonada
contra los tanques que por la calle
andan?
¿qué puede
contra lo que en la casa
entra?
¿qué puede
contra lo que
dicen
contra lo que
queda?
Nelson Cárdenas (Cuba, 1971). Nació en La Habana. Obtuvo un doctorado en estudios hispánicos en la Universidad de Pensilvania. Es autor de dos colecciones de poemas, «El guerrero» y «Días de la espada». Su libro «Isla que no existe» ganó el Premio Nacional de Literatura «Pinos Nuevos». Actualmente enseña escritura creativa en la Universidad de Texas.

Roberto Amézquita (México)
UN MONTÓN DE PIEDRAS
I
Ahí está un montón de piedras lo que fue
mi padre el riñón todavía caliente una red de venas
la simple carne fustigada uñas y ojos
una cauda nocturna de huesos fétidos el puro yacer
de estas bolsas y costales de este trapo fibroso
sin el aire de las hierbas.
Ahí está la piel terca el hormigón del cráneo
al que le han arrancado el alma por la cara
y ya del lúpulo secreto vacías las palabras
un montón de piedras.
LACRIMOSA
Lamentable es el día y antes del día lamentable
La virtud atascada en no poder pudrimiento la virtud
El alma desprovista sino de alcanfor y piedra ya el alma
Menos que nada la aurora de otros sentidos la hirviente nada
Al pie de la escalera el altar de los sin sangre el ruido vacuo
De los hilos que tejen el músculo al hospital que no alcanzamos
El Día de la Ira y el relumbrar de trompetas en el aire
Todo lo llena esta música estridente del vacío esta impiedad
Lamentable se llena de ruidos en punta ácida y oblicua en canto
Horizontal y vertical de los insectos muertos y zumbando
Lamentable la noche y después de la noche lamentable
Todo lo opuesto y cada ofrecimiento lamentable dragado
Mutilación envilecimiento mil veces lamento y otras mil
Ninguna piedad si hiciera falta cadáver el sol entre los días
Cadáver el suplicio de pasar del tiempo al tiempo atónito sin voz
Con estas voces ciega recordación cercenada ágil
Pestífera sustancia es existir la morgue lamentable
Roberto Amézquita (México, 1985). Poeta, ensayista y traductor. Es editor asociado de Círculo de Poesía | Revista Electrónica de Literatura. Autor del poemario «Yámbicos de escarnio y maldecir», publicado en Argentina por el Suri Porfiado y Círculo de Poesía en 2016. Su libro «Notas de cata» (2010) fue merecedor del «Premio Nacional de Poesía Luis Pavía 2010». Ha trabajado como traductor en varias antologías. Fue becario Interfaz, en el Encuentro de Literatura «Los Signos en Rotación» del Festival Interfaz-Issste, Acapulco 2014.

Vadik Barron (Bolivia)
Ráfaga
Por aquí pasó a galope / aliviando las penas de las mustias nubes / inclinando el torso de los copiosos árboles / por aquí entre la ruina vertical y concéntrica de los imperios / por la humareda de la masacre de san juan y caracoles / por las calles atestadas de comerciantes, / de oficinistas, / de manifestantes, / de vagabundos particulares, / por el llanto y la alegría del niño que retoza en la hamaca del tiempo, / ha pasado como un raudo cometa hembra / como las alas encendidas del ángel / como un rinoceronte acorazado / como un soplo cálido y sinfónico.// Todavía puede verse / en la tierra / la huella húmeda de la poesía.
Diario de Luz
La intempestiva nada / invade los ijares de la casa. / El salmo del anís, / el proverbio de la canela / son conjuros adecuados / en la medialuz del hosco invierno. // La tragedia quiere pintarrajear los muros, / tatuar su aliento, / la muerte conspira desde cada hueco. // Un fanal de luz hierve en mis ojos, / la herida aprendió a cerrarse, sola, / como la tigrida. // Escribo este diario con estrellas y luciérnagas / que salvé del fuego mancomunado del dolor. // Escribo este diario para conjurar la muerte ayuna / para matarla a besos / como un lento animal agradecido.
Vadik Barron (Bolivia, 1976). Cantautor y escritor boliviano. Ha lanzado nueve discos. Ha publicado doce libros de poesía y uno de prosa. Ha obtenido los premios nacionales de poesía Yolanda Bedregal (2013), Franz Tamayo (2018) y Edmundo Camargo (2021). Ha ofrecido conciertos y participado de antologías y festivales en Latinoamérica y Europa. Es director de la revista cultural La Trini.

Valeria Sandi Peña (Bolivia)
EN ESTE ESPACIO
En este espacio
perforado está el cielo
la nube de polvo
oscurece nuestro cuerpo.
No hay luz
arremete la miel
sobre las veredas.
La sombra
de los verdugos
buscan
nuestros pájaros
quieren lapidar
nuestro día.
Su escritura
final
nos va alcanzando.
Mis venas
están sueltas
transpiro
los sueños
Va en picada
está memoria.
Sigo caminando
se tiñen
mis pies. No quiero olvidar
es aquí dentro
donde llevo
un pájaro
de vasta luz
que cierra los ojos
cuando el silencio
regresa
y me habita.
FRASCOS DE TIEMPO
Hay
quienes derramamos nuestra sed
junto al primer sol, que ahora
es solo
una sombra redonda, golpeada en la pared
dejando de germinar días.
Y en la tarde
somos el caldo del que bebe
cada día la vida y
a cambio
nos devuelve
nuestros restos desperdigados
en frascos de tiempo sin memoria.
Está húmeda la noche
Desde que el lago
carga dentro suyo
todos los huesos
de sus habitantes extinguidos.
Y yo
no soy más que la represa
de estos ojos
Que ya no sueñan ríos.
Valeria Sandi Peña (Santa Cruz de la Sierra – Bolivia, 1991). Escritora y abogada. Publicó los poemarios: «Ambidiestros» (2014), en co autoría; «La luna lleva sal» (Ediciones Jota, Potosí 2016, re editado por Chanchito ediciones, Bolivia 2018). Ha participado en diversos festivales y lecturas. Fue colaboradora en revistas de poesía y ensayos en su país, México, España, Venezuela, Perú y Colombia. Su poemario «Rincón de lluvia» fue publicado por Ediciones Andesgraund Chile 2018. Desde 2020, es editora de la revista Galerías del Alma (México), dirige el ciclo de lecturas Trueque Poético y el Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras.

Carolina Zamudio. Periodista, poeta y ensayista. Master en Comunicación Institucional y Asuntos Públicos. Entre sus libros destacan, «La oscuridad de lo que brilla», edición bilingüe español/inglés, (Estados Unidos); «Rituales del azar», edición bilingüe español/francés, (Francia); «La timidez de los árboles», (Colombia); «Vértice», edición bilingüe español/italiano (Italia) y «Las certezas son del sol», (España). Premio Universitarios Siglo XXI del Diario La Nación y Corona al Poeta (Argentina). Creó y dirige la Fundación Esteros y la revista del mismo nombre, además de llevar adelante el Encuentro Esteros.