«Yo me muero como viví», fragmentos de una antología

La Antología realizada por el poeta Rafael Saravia, «Yo me muero como viví» —título que nos conecta con la inmensa obra del cantautor cubano Silvio Rodríguez—, reúne a diecinueve poetas de once países de Hispanoamérica. En Esteros presentamos una selección de los poemas incluidos en esta antología que se realizó en el marco del prestigioso Festival Palabra – Festival Internacional de las Letras y las Artes en León, España.

Por Juan Suárez Proaño


Carlos Aldazábal

Tinaja

«Qué oscuros son los recuerdos
cuando se mezclan con vino», dijiste.
«Las coplas se vuelven penas
y el recordar puro olvido», contesté,
y después brindamos porque habíamos logrado capturar la luz.

No era difícil brindar
                            y luego
                                        abrir las tinajas.
Las luciérnagas llegaban de todas partes,
atraídas por el vino
                            y por el resplandor.
Las tinajas tenían
la forma de tu cuerpo,
y verlas iluminadas
era como verte desnuda,
                            probándote un manantial.
Ya no recuerdo el sabor del vino,
pero sí el gusto de tu boca:
recuerdo las tinajas
                            preñadas por tu luz
hasta amanecer danzando,
bailarina de Tastil en Mauritania,
con la tinaja de mi corazón en tu cabeza.

Carlos Aldazábal. Salta, Argentina, 1974. Sus últimos libros de poemas publicados son: Mauritania es un país con nieve (2019) y Paraje (2021). Obtuvo, entre otros, el Premio Olga Orozco del Fondo Nacional de las Artes (2021). Entre otros cargos, dirige la editorial de poesía El Suri Porfiado.



Carolina Zamudio

En esta casa que hay en mí

En esta casa que hay en mí
a menudo música se oye,
junto a la orilla de este puente
que es mi cuerpo
habitan seres ciertos
—a veces se quedan—,
las paredes no precisan
cubrirse casi de lluvia,
no de sol, no de rocío.
Se está plácido a veces aquí.
Sólo debes saber, querida,
una sombra
se refleja a ciertas horas
y somos así únicas, completas.

Carolina Zamudio. Argentina, 1973. Poeta y ensayista. Entre sus libros destacan: «Rituales del azar», edición bilingüe español/francés, (Francia); «Vértice», edición bilingüe español/italiano (Italia) y «Las certezas son del sol», (España). Creó y dirige la Fundación Esteros y la Revista del mismo nombre.



Benjamín Chávez

Poema final para una antología

Frente a mí
hay un libro abierto
una mujer
el eco de una guerra cíclica
una bandera trasplantada
la llamada de la línea del horizonte
un cielo generoso
el camino al centro del bosque.
Miles de músicos tocando inagotables
una triunfal sinfonía inmensa o
la íntima música que me levanta cada día.

Algunas —muy pocas—
certezas para un débil soplo,
que generalmente pastan libres
fuera de mi vista
en el inmenso prado de todas las cosas.
—Y los poemas como mares
o como granos de arena y pedrería celeste.

Frente a mí también
hay el bullicio de los amigos
ciertas tardes llenas de sol
de ciudades
              colinas
                           rostros
la contemplación reflejada en los estanques de la memoria.
El caminar de gente que no conozco
algo que se dicen, un gesto que los muestra dignos.
Y no por último,
algunas dudas
perdidas en el fondo de un baúl trajinado.

Un mirar de frente a los hombres
y otra certeza —esta del corazón—
apaciblemente recostada a los pies de mi cama:
El mundo es un sitio para amar.

Benjamín Chávez. Santa Cruz, Bolivia, 1971. Obtuvo el Premio Edmundo Camargo 2012 entre otras distinciones. Sus últimos libros son: El libro entre los árboles (2013) y Cierta perspectiva de eternidad (Antología, 2018). También ha escrito novela y dos libros periodísticos. Es editor del suplemento cultural El Duende y director del Festival Internacional de Poesía de Bolivia.



Amanda Durán

Aun no aprendo a volar, pero intento y tengo
tantas ganas porque tengo un papel en
blanco, el desierto de una hoja en el que te
ves hermoso.

Amor, amo tanto ese pedazo de nada;
Lo amo de día, pero mejor de noche,
En ese papel que me dicen vacío está la más linda carta de amor
Esa, que no alcanzaste a escribirme.

Amanda Durán. Ha participado en diversas antologías internacionales. Entre sus obras destacan: Zona Primavera (1994), prologado por Nicanor Parra; Ovulada, editado en Chile, España, Perú; su libro Antro, misa para señoritas (2013), La Belleza y el libro Nudo, que reúne un extracto de sus últimas tres publicaciones.



Benjamín León

Del hambre

Subsisten bicicletas en los patios heridos,
y en nuestro corazón la sombra de los techos
oxidándose persiste a toda vanidad.
Aún el llanto del exilio, aún la puerta rota,
aún el ruido ardiente de las tripas por la noche.
El hambre, con su muro verde, con su jaula vacía
desollando la infancia.
Era la lluvia y sus metales causándonos invierno y desnudez,
creciendo en nuestras uñas o en los años,
dejándonos la oscuridad y el olor de las migas.
Oíamos la sangre en los pasillos, callábamos la miel inexistente
y el sueño en nuestros párpados hervía las palabras.
Así fue la pobreza marcándonos los huesos
y el joven corazón de nuestros padres.
Ahora me traspasa el grito en la memoria herida,
a menudo retornan los insectos del hambre al largo
desalojo de las mesas,
a menudo las cifras del dolor sumergen la esperanza.
Acá se encuentra el duelo y el aceite, la cólera y el miedo,
los ojos no cegados de mi madre, la fatiga y el llanto.

Pero lejos del óxido subsisten lugares de pureza en que dormir,
el lento despegar del frío y su balanza,
el ruido engendrador que aflora en nuestros puños.

Benjamín León. La Serena, Chile, 1974. Es profesor de Castellano y Filosofía. Ha publicado La luz de los metales, Para no morir, Canciones para animales ciegos. Ganador del Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, la Beca de Creación Literaria del Ministerio de Cultura de Chile, entre otros. Es difusor de la obra de la Premio Nobel Gabriela Mistral.



Lucía Estrada

Mare Nostum

Atraviesan una extensión de sal, un desierto líquido, una palabra que todos conocen. Atraviesan su propio temor a perderlo todo, a no encontrar lo que buscaban, a no reconocer lo que antes les pertenecía y ahora rueda disperso bajo el mar. Al fondo, cada vez más inabarcable. Lejos, cerca del temblor que arde en los ojos y condena la mirada.
Ninguna huella por seguir. El rastro de un animal sangrante ha sido devorado por el viento, por las olas que espesan la incertidumbre. Nadie recogerá las súplicas, las manos devastadas, el cielo rojo del atardecer que nunca volverá a repetirse.
Mecidos por la memoria, sus párpados niegan la noche. Todo es sol y silencio cortante, apenas un murmullo de lo que fue la vida.
Nada delante de ellos. Renunciaron a la tierra y la tierra no los reclama.
Cientos de ojos hunden sus riquezas, la tibia luz de la infancia que se descuelga por entre las grietas de las embarcaciones. El agua ha perdido el sentido de su búsqueda y pronto desatará los nudos del corazón. Cada lágrima suspende la trayectoria del día. Ya no cuentan los minutos, sólo la sed de llegar a un puerto desconocido y clemente.
La sed de tragarse las visiones, la sed de no pensar.
Una masa de cuerpos que no heredaron más que la hui- da. ¿Quién les dirá que este mar a nadie pertenece, que no conduce, que ciego de horas y tiempo revuelto, nunca vuelve sobre sus pasos?

Lucía Estrada. Medellín, Colombia, 1980. Ha publicado varios libros de poesía, entre ellos destacan La Noche en el Espejo, Cuaderno del Ángel, Continuidad del jardín y Katábasis. Las Hijas del Espino obtuvo el Premio de Poesía Ciudad de Medellín (2005). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá. Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas.



Lauren Mendinueta

Así pasan los años

Pasan los años,
y aunque la vida me acusa de inmovilidad,
también yo he viajado.
Como una partícula de polvo
he revoloteado por la casa y me he prendido a los libros.
Como un insecto he reposado a la orilla de las acequias,
o simplemente he sido una mujer que de tarde en tarde
ha mirado hacia el mar
buscando barcos olvidados por la neblina
y que vuelven a la memoria,
sin esperanza distinta de la muerte.

Lauren Mendinueta. Barranquilla, Colombia, 1977. Poeta, ensayista y traductora del portugués. Ha publicado once libros de poesía editados en Colombia, México, España, Italia y Portugal. Ha recibido el Premio Martín García Ramos y el Premio César Simón, entre varios otros. Ha sido incluida en más de una veintena de antologías en Europa y América.



Eudris Planche Savón

V. Sacramento

«(…) impondrán las manos sobre los enfermos y sanarán»
Marcos, 16, 15-18

1

Durante mi niñez,
vi belleza en hombres con muchos pelos en el pecho, pelos en las piernas,
hombres a los que
por temor,
nunca sostuve la mirada.
Recuerdo a esos hombres tocando mi cabeza en señal de saludo,
cuando se detenían a estrecharse las manos con mi padre.

En algunas religiones, la imposición de
manos en la cabeza tiene varias acepciones:
podría considerarse un arte de sanidad,
de bendición de Dios,
método para comunicar un mensaje del Espíritu Santo,
para la transferencia de poder de un patriarca sobre otro individuo,
o para la transferencia de pecados hacia el macho cabrío.

Durante mi niñez, también me llamaron
enfermo cuando aún no sentía atracción por nadie.

2

Según también
las acepciones de la imposición
de manos,
cada vez que colocaron una en mi cabeza: fui sanado,
bendecido,
receptor de mensajes,
el macho siguiente en la línea de mando,
y como macho cabrío al crecer cumplí la
función de regresar al origen de los pecados.

3

Durante mi niñez, muchos hombres que no amé,
me bautizaron.

Eudris Planche Savón. Cuba, 1985. Escritor y médico. Su obra literaria incluye novela, cuento, poesía y ensayo. Obtuvo varios premios en novela y poesía como el Premio Nacional Pinos Nuevos 2015, Premio Mundial a la Excelencia Literaria 2019- 2020. Su obra Motivational fue recomendada como uno de los libros imprescindibles de la literatura cubana contemporánea.



Xavier Oquendo


La más dura despedida

Hasta nunca poblada infancia. Vaca loca y triste.
Sulfato inflado de mis recuerdos barrocos,
de mis ínfulas de felicidad. Hasta nunca
risco de niño herido. De la herida con azufre que huele.
Que corroe. Que incita. Adiós, hasta que te haga la muerte.
Hasta que el recuerdo te someta.
Hasta que los años y su curva se inserten
en los bosques de la añoranza.

Adiós, poblada cueva de los murciélagos azules
que mis cortos pantalones lograron
guardar en el bolsillo de sabor a vainilla.

Hasta nunca remedo del hoy. Imitación del presente.
Arca actual de los diluvios.

Se quedan en ti, solos, unos juguetes
a los que vamos sacándoles los ojos
y unas angustias porque se han ido los otros niños.
Se han ido los otros míos. Los otros yo.
El otro lado de mi espejo.
El Dorian Gray que llevo adentro.

Las calles de la infancia eran tan cortas.
Y todas doblaban en la esquina.

Xavier Oquendo. Ambato. Ecuador, 1972. Periodista y profesor de Letras y Literatura. Ha publicado más de 10 libros de poesía entre los que destacan Los poemas que me aman (traducido al inglés y al italiano) y Compañías limitadas. Ha escrito novelas infantiles y cuentos; ha elaborado varias antologías. Organizador del Encuentro internacional de poetas «Poesía en paralelo cero».



Estefanía Cabello

Abrazar la palabra hogar
en cualquier hueco del mundo,

estrechar dentro de ti
a multitud de cuerpos que se aman,

rumiar cólera y paz a un mismo tiempo.

Estefanía Cabello. La Carlota, Córdoba, 1993. Pertenece al Grupo de investigación PASO (Poesía Andaluza del Siglo de Oro). Entre sus libros destacan El cielo roto de Shanghái, Cartas a Oklahoma, 13 segundos para escapar. Ha ganado el Premio Gloria Fuertes de poesía joven, y el Premio Valencia de poesía en castellano.



Marçal Font

Clay or glass pretending strength.
Sweat sword swan swiming sweet,
you’ll never be an angel.
Dreaming tea while drinking rum:
un vizio taciuto,
un soffocarsi nel costume
per essere ancora di più quello che schivi.
Ti hanno detto:
sei un uomo,
tu es un homme,
du bist ein Mann,
you are a man,
ets un home,
você é um homem,
لجر تن
[‘aint rajul]
tu masculinum.

Però no saps què vol dir això.
Saps només que no ets allò altre
que es defineix
sense contraris.

Marçal Fons. Badalona, 1980. Ha practicado el canto lírico, teatro, poesía y danza. Ha sido ganador de numerosos poetry slams locales. Ganó dos veces consecutivas la liga de Poetry Slam Barcelona. También ha sido campeón de España de la misma modalidad en 2011. Es librero de viejo y dueño de la Librería Fénix de Badalona, que funciona a través de Internet.



Mario Obrero

¿Lo escuchas?
Escribo sobre una guitarra.

En este cielo de levadura
el poeta ferretero construye tornillos
para las mesillas de noche.

Se lo comen los pájaros
los pájaros
pájaros.

En este suelo de cañadas para hormigas sin pastor
el poeta bello
como niños de verano y aligustres
se encuentra en los puentes
un camino de abetos y vuestros versos
hermosos igual que palabras científicas o tinta morada.
Miramos al sol que no existe.

El arroz son pájaros
son pájaros
pájaros.

En el barniz, al otro lado
resuenan las migajas luminosas del domingo
en las plazas verdes
mi bosque
bestiario de caminos los dedos
John Berger levanta su bizcocho de cebolla y la revolución estalla.

Un perro, los pájaros
los pájaros
pájaros.

Ser poeta
soy poeta
po-e-ta
soy tres sílabas
potae
eopta
soy opeta
antes de la incineración
hay ceniza que no se convierte en pájaro
pájaro
pájaro.

Música, hormigas
una milonga, vuestros versos de pan y aceituna
él
en su columpio lleno de padres e hijos
un poeta
po-e-ta
saca su pluma azul ganchillo del estuche repleto de bicicletas.

¿Lo escuchas?
Escribo sobre el cuerpo del sol
y tu reflejo naranja
al otro lado de la guitarra.

Mario Obrero. Madrid, 2003. Comenzó a escribir a los siete años. Su libro Car- pintería de Armónicos fue ganador del XIV Premio de Poesía Joven Félix Grande. En 2019, publicó su segundo libro, Ese ruido ya pájaro. Es XXXIII Premio Creación Joven Loewe por el poemario Peachtree City, escrito al sur de los Estados Unidos.



Xhevdet Bajraj

Antes y después

Duermes cansada soñando los días cuando comíamos mitad pan mitad risa
y sobre el cielo diario se colgaba el sol ciego de su propia luz
El aroma de las rosas penetraba por la ventana abierta de la biblioteca
mientras escribía poemas sobre los días que nunca llegaron
Te esperaba con la botella de vino tinto en la mesa
y la vela prendida

el mundo estaba coloreado

Cuando el sol caía como manzana podrida
y las estrellas se prendían alrededor de la madre luna
hacíamos el amor mientras los grillos cantaban
una canción más vieja que la edad humana

Luego la guerra nos robó la vida que tuvimos
descubrimos qué hermoso es perder el trabajo
quedarse en la casa o salir
sin saber a dónde ir ni qué hacer

Descubrimos que romperse la mano una pierna o la costilla
significa estar vivo
que la vida es hermosa
triste y hermosa mientras haya paz

Ahora tenemos una biblioteca casi con los mismos libros
pero en otra lengua
en otra lengua escribo versos para los días que nunca regresarán
en otra lengua querida
duele la vida

Xhevdet Bajraj. Nacido en Kosovo, naturalizado mexicano. Es poeta y traductor, tiene varios premios literarios. Su poesía ha sido traducida a varios idiomas y está incluida en varias antologías en albanés, español, serbio, turco y en inglés. Trabaja como profesor investigador de tiempo completo en la Academia de Creación Literaria de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).



Mohsen Emadi

Nana de Gaviota (fragmento)

En una pequeña habitación de Helsinki,
con una ventana que da a la azotea inclinada de una casa y los nidos perdidos de las gaviotas en ella,
los ojos de un hombre y una mujer
pierden la antigua función de ver:
el verbo «ver» se entrega a la piel
y mira por los poros de la oscuridad
con los dos mil ojos de mil niños ahogados,
el hueso ve el hueso
y la sangre escucha
el tic-tac de un reloj
a las 11:23 a.m. puntualmente en Helsinki:
el lenguaje salía del coche
para reunirse con su pasado,
con una nana olvidada
que los labios cantan al oído
en ambos lados del océano.

¡Dile tú que ha de llover!

Mohsen Emadi. Poeta, traductor, programador y cineasta iraní. Ha publicado varios poemarios entre los que destacan Las leyes de la gravedad, Visible como el aire, legible como la muerte; Abismal, y Standing on Earth, además del libro de conversaciones con Clara Janés y Antonio Gamoneda: De la realidad y la poesía. Es fundador y editor de la Antología persa de poesía mundial. Ha dirigido varios documentales poéticos y ha recibido diversos reconocimientos.



Deniss Ávila

Senderos espaciales

A cuarenta años de su muerte
soñé con mi abuelo
y él era un planeta.

Su órbita,
el ánima de Pedro Vargas
con los puños cerrados,
tras perder a su familia,
a su pueblo,
a sus nietos antes de nacer.

En el límite espacial
conversé con él.

Le dije
que el país estaba hundido
y hacíamos lo imposible
para sacar el agua;
le dije que mi abuela era un pilar
en cada raíz.

A cuarenta años de su muerte
tuvo un poco de paz.

Despierto en los senderos
donde lo persiguieron
hasta asesinarlo.

En las maniobras de tío Luis
sobre aquella camioneta,
bajo el aguacero de balas
              que apagaría
la luz de su padre.

En la angustia de una mujer
y su decisión de migrar
con diez hijos destrozados.

Pienso en un país
y su dolor sin tregua.

En el miedo como bandera oscura.

Deniss Ávila. Honduras, 1981. Una selección de sus primeros libros de poesía se reúne en la antología Geometría elemental. Entre sus libros más recientes se encuentran La infancia es una película de culto, Ropa Americana (traducido al árabe por el poeta Fakhry Ratrout) e Historia de la sed. Su libro, Los excesos milenarios, obtuvo el Premio Internacional de Poesía «Pilar Fernández Labrador».



Carlos Ordóñez

Apuntes para una armonía del futuro (fragmento)

Poesía: experiencia consciente de la existencia. Los cuatro elementos de la naturaleza son tres: el aire, el agua, la tierra, el fuego y la palabra. Grito del cielo. Perfecto: el sonido rompió el silencio. Era un acto violento. La casa de la verdad recibió los vientos de nadie. Hay cosas pro- fundas que defender. Hay cosas pequeñas que mantener. Hay cosas dormidas que proteger. Hemos llegado muy lejos. Ahora nada nos detendrá. Si quieres perder la vida, que sea escribiendo con el futuro.

Carlos Ordóñez. Choluteca, Honduras, 1982. Editor en jefe de la Editorial Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Analista y guionista. Ha realizado la antología de la obra poética de Juan Carlos Mestre, Un poema no es una misa cantada. Es autor de los libros de poesía Llanto alrededor y Disturbio en el fragmento 119 de Heráclito. Ha obtenido el premio de Poesía de la Secretaría de Cultura, Premio José Antonio Domínguez, entre otros



Paula Abramo

Faca

No quedaba claro
si se gababan o se
babeaban o se grababan, pero,
en todo caso,

aturdían.

Así,
a primera vista,
los tortuosos callejones de Léxico
City.

Yo
primero,
habité una casa llamada faca.

La palabra faca babeaba
por los extremos:
la lengua recién estrenada
asomaba por el tajo nuevo,
lamiendo
las comisuras de grasa tierna
y leche
y brincos en la cama. Era una casa
de plata, con filos que grababan, gateaban
babeaban
en un cuarto, a las siete
de la tarde, frente a los doce
carriles de Circuito Interior.

Era una faca. No era un cuchillo corvo, era
una faca, no
un machete, era
una faca de desayuno, punta roma, faca
de untar miel en el pan,
pero cortaba,
la primera
palabra
que dije en otra lengua.
Era un filo serrado, la palabra
tenía
dientes diminutos,
de leche,
cortaba
como un arado marcando los confines
de una tierra:
del muro hacia adentro es faca (pero
por educación, no se esgrime
una faca
en presencia de los otros), del muro
hacia afuera están las calles están
sus petimetres y sus dandies y sus cholos,
están
las verdaderas facas, los
cuchillos de este mundo, la faca
se queda en casa.
Es
la casa: el libro en el estante, el cuento
por la noche, cortado
por la faca, por un muro
de silencio:
la faca untando el pan
de cada día.

Paula Abramo. Ciudad de México, 1980. Estudió Letras Clásicas en la UNAM. Su poemario Fiat Lux obtuvo el premio de poesía Joaquín Xirau Icaza. Ha traducido del portugués al español una cincuentena de obras de autores. Obtuvo el Premio Bellas Artes de Traducción Literaria Margarita Michelena en 2019.



Balam Rodrigo

Buscadoras de metal (fragmento)

El río es oscuro y espeso como la menstruación de mis abuelas,
como la sangre de las niñas ixil y k’ich’e sacrificadas
desde hace décadas en el altar del dios militar de las matanzas.
Agrias las aguas del río, viscosas como el fermentado atol de maíz
que bebemos al despuntar el alba, nomás asomar el sol
con su pandereta de machetes de oro detrás de las montañas.
Cuando sueña el río de La Mina es que cadenas y anillos de oro lleva,
y nosotras también soñamos con sacarlos de la leche negra de las aguas
para dar de comer a nuestras hijas, y cuando el río solamente suena,
es que fierros y basura lleva, pero también cuerpos,
los hinchados y soterrados cadáveres de las buscadoras
de lagrimas de oro y otros metales.
Algunas veces el río, maternal, nos abraza y ahoga
lentamente bajo su espuma sucia
hasta entregarnos amorosamente al mar —de puro lodo
y bolsas de plástico—
en donde nuestros huesos de piedra pómez serán
              molidos
              por los golpes de las piedras
              o por los puños de los varones hasta volverse arena,
              polvo de vidrio, escamas de un pez de oro
              —pezón virgen apresado entre los cariados dientes del odio—
que nada hacia la nada y se hunde en el innumerable y matriarcal útero del agua.

Balam Rodrigo. Villa Comaltitlán, Soconusco, Chiapas. Es autor de una treintena de libros de poesía. Entre sus obras recientes: icarías (2020), Marabunta (2021), El mazo del tahúr (2021) y El tañedor de cadáveres (2021). Su obra ha merecido diversos reconocimientos, entre otros: Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2012, Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2014, Premio Nacional de Poesía José Emilio Pacheco 2016.



Harold Alva

Filosofía de un puente

De un momento a otro
El mundo es la calle donde observas
Cómo cae el agua de los techos
El parque de la nostalgia
Que empieza a sitiarte con sus bancas
Para que tu sombra se reduzca
A una vieja cuadra
A los pasos que se anuncian
En la edad del último poema
En su encabalgamiento
Preocupado por la respiración
Por la tos de un verbo
Que enfrentado a su silencio
Detiene la brisa del malecón
El tedio de un árbol
Que copia la rutina de los ciclistas
La ansiedad de los runners
En un símil que nada tiene que ver Con mi voluntad de corsario
La maldición de un puente
Que se rebela contra el vacío
Y la tarde mordiéndonos
Con la voracidad de un animal
Como quien interpreta una tocata
Un himno marcial
Una bandera de resistencia.

Harold Alva. Piura, Perú, 1978. Escritor, editor y analista político. Dirige el Festival Internacional de Poesía Primavera Poética. Es autor de Lima (2012), Ciudad desierta (2014), La épica del desastre (2016) y A tiempo completo (2020), entre otros libros. Antólogo de La primera línea: poesía iberoamericana y director de Poesía Iberoamericana. Conductor de programas en radio y televisión; dirige Editorial Summa y ContraPoder, suplemento del diario Expreso.


Juan Suárez Proaño (Quito, 1993): Poeta y editor de la Revista Esteros. Licenciado en Comunicación y Literatura, está cursando un Máster de Teoría Literaria en la Universidad de Salamanca. Ha publicado los poemarios Lluvia sobre los columpios (2014), Hacen falta pájaros (2016, El Ángel Editor), Nos ha crecido hierba (2018, El Ángel Editor) y El nombre del Alba (Nueva York Poetry Press, 2019). Está incluido en la selección de poetas ecuatorianos «Voices form the center of the world» realizada y traducida por la poeta Margaret Randall. Su poemario “Las cosas negadas” obtuvo el Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2021.