Novedades editoriales



Recomendamos siete libros de reciente aparición en Argentina, Uruguay, Colombia y México. Caricatura, autoficción, relato, cuento y poesía. Dos de ellos pueden bajarse, especialmente para Esteros Revista, desde este artículo de esta tercera edición.




Jaime Clara, No todo está dicho

Jaime Clara es un prestigioso periodista y escritor uruguayo, inquieto explorador de todas las artes. Este es su primer libro de caricaturas que publica Planeta de libros, Uruguay. Están presentes en él obras de figuras de la cultura política de este país del sur de América y de todo el mundo.




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Historias para animales escondidos

La editorial canadiense Lugar Común presenta el libro Historias para animales escondidos como una propuesta que apoya el confinamiento y el placer por la lectura. Se trata de una colección de cuentos, de descarga gratuita, que reúne autores de Colombia y México.

Lugar Común es una editorial nacida en Ottawa, que cuenta con once años de trayectoria dentro del mercado editorial norteamericano.  En 2019 inició su camino en Colombia y México, creando un catálogo con autores como Alma Mancilla, Andrés Mauricio Muñoz, Adolfo Ariza, entre otros, y participando en algunas de las ferias más importantes de este lado del continente: Feria Internacional del Libro de Bogotá y Feria Internacional del Libro de Guadalajara. 

El presente volumen es un abrebocas para que los lectores disfruten de la literatura que esta editorial tiene para ofrecer dentro de su línea de narrativa. Igualmente, busca con él apoyar la iniciativa «quédate en casa» establecida por los gobiernos debido a la emergencia sanitaria.

Historias para animales escondidos contiene trece cuentos de destacados narradores latinoamericanos. Además de los ya mencionados, se puede encontrar a Karla Montalvo, Ana García Bergua, Luis Molina Lora, Valentina Ramona de Jesús, John Jairo Junieles, Martha Bátiz, Paul Brito, Lucía Hernández Rodríguez, Javier Zamudio y Gerardo Ferro.

Es momento de entender que el arte brinda recursos emocionales que reducen el tiempo y lo ennoblecen, expande las fronteras físicas sin salir del sillón; explora otros mundos y celebra la oportunidad de mirarnos en el espejo de las posibilidades.

Se puede acceder al libro digital a través del siguiente enlace:

https://lugarcomuneditorial.com/download/historias-para-animales-escondidos/




Julián Isaza, Cámara oscura

Por Diana María Pachón

«La noche en que se desencadenaron los extraños eventos…», con esta frase comienza el libro Cámara oscura del escritor colombiano Julián Isaza. Esta frase, aunque es la entrada a uno de los de los cuentos, resume el suspenso de todas las piezas que componen la obra.

El escritor, en su ejercicio como cronista de la historia nacional, ha plasmado la realidad de manera literaria logrando que el lector perciba los espacios escritos y comprenda la humanidad de los personajes, una prueba de ellos es su libro Alucinación y barbarie, una compilación de reportajes y perfiles. Debido a esa capacidad de describir lo existente, Isaza logra en Cámara oscura crear personajes sólidos y atmósferas ficticias que la imaginación palpa. Luego, de manera fluida, hace creíble situaciones descabelladas y sobrenaturales: Extraterrestres, brujería, fantasmas de ropa o de humo, máquinas de hiperrealidad para ser felices, la extinción de la humanidad, y otras de ese corte. Al leer los cuentos Visitante, Ayer, Viajero, Melodrama, Solos, Fashionista y Los últimos, las comparo con series de los ochentas y noventas, con temática extraordinaria, como Amazing Stories (historias asombrosas) y Twilight Zone (La dimensión desconocida).

En otros cuentos de la obra como Volver, Amigo y Rabia, inspirados en la psiquis desde la culpa, el miedo y el desvarío, se percibe en la lectura una sensación parecida a la causada cuando vi el largometraje argentino Relatos Salvajes de Damian Szifron (cinta compuesta por seis cortos que muestran, con agresividad y humor negro, ese lado B que contenemos). Una sensación de perplejidad por un hilo conductor inesperado, y comprensión hacia el personaje a pesar de la sordidez de sus actos. 

El autor de Cámara oscura mezcla eventos terroríficos, paranormales o siniestros con dulzura y amor, como en el caso de Melodrama y Visitante, y también con un humor cruel donde el lector se siente cohibido de burlarse abiertamente ante la desgracia o ante lo sórdido, pero, quizá, soltará alguna risa cuando lea Aventura S.A. o conozcan al protagonista de Fashionista, el gurú de la moda Kiko Karluz, quien, más que usar ropa, usa nombres: Calvin Klein, Armani, Ferragamo, Versace, y se siente feliz de ser un perfecto maniquí de esas marcas. En este cuento contado con sarcasmo se nota el desprecio de Isaza por ese mundo de glamour en que él mismo estuvo inmerso durante años, como editor de una revista de moda y tendencias.

Desde la primera página el lector ve a través de un lente sombrío que fractura la realidad construida, de ahí el nombre el libro. Y mira con fascinación y a veces con morbo distintos planos de esa ficción oscura e inquietante. En la prosa se nota un esfuerzo del narrador para que sea fluida y cacen las piezas, como la fuerza extrema de una bailarina para que refleje liviandad y soltura y, en este caso, tensión, miedo, ansiedad y sorpresa.




Luis Marcelo Pérez, Desnudez

Este año AG Ediciones, Uruguay, cumple veinticienco años. Este libro del poeta y periodista Luis Marcelo Pérez, traducido a seis idiomas, se realizó in memoriam, como homenaje al reciente fallecimiento del docente universitario y traductor filipino Randy M. Bustamante.

Traducción al alemán, J. & T. Burghardt; filipino, Randy M. Bustamante; hebreo, Fabián Broisman; inglés, Katherine Quittner; italiano, Emilio Coco y portugués, Cristiane Grando.

Sobre Desnudez: «El lector podrá acompañar al autor en la búsqueda que propone nuestro poeta en cada uno de estos seis poemas breves, muy intensos y profundos. Un cuerpo en el que se articula una oración como suelen hacerlo quienes reconocen en la poesía un templo», Jacobo Rauskin. Nacido en 1941, es uno de los poetas paraguayos más representativos de la actualidad. Ha publicado más de una veintena de libros de poemas. Es miembro de la Academia Paraguaya de la Lengua Española y de la Real Academia Española.


 

16 historias (in)trascendentes
Teresa Dey-Mariana Roca, eds.

La literatura escrita por mujeres es una tradición, a pesar de la dificultad que ha implicado históricamente su entrada al canon. La primera mujer que se sabe firmó sus textos fue Enjeduanna, nacida en el año 2285 a.C., hija de la reina sumeria Tashlutum y del rey acadio Sargón. ¡Hablemos de privilegio! Desde entonces y hasta Safo de Mitilene (650-580 a.C), no sabemos de otras mujeres que hayan dedicado su vida a la creación literaria. Ello no significa que no las hubiera, significa que no contaban con la libertad o los recursos para desarrollarse en este ámbito, o que, simplemente, no tuvieron la oportunidad de firmar con algo más que un «Anónimo». Es en el siglo xiv italiano donde encontramos a la primera mujer occidental que logró vivir de su obra: Christine de Pizan. Claro, alentada y avalada por dos hombres que la apoyaron: su padre y su esposo. Sin ellos, Christine no habría llegado muy lejos. Quien inaugura la tradición en nuestro idioma firmando sus propios textos es la tan celebrada poeta y filósofa Teresa de Ávila (1515-1582).

Cuando pensamos en los inicios de la tradición literaria femenina en el territorio que hoy es México, la primera que viene a la mente es Juana Ramírez de Asbaje, conocida como Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695): impulsada, financiada y consentida de la virreina, a pesar de que hubo muchos hombres, como Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea de la Cruz), su propio confesor, Núñez de Miranda y el fiscal Aguiar y Seijas, quienes quisieron callarla, pues opinaban que una mujer jamás debía ocuparse de temas filosóficos.

Lo más probable es que, tanto en Italia, en la Nueva España, así como en el resto del mundo, hubiera otras varias mujeres escribiendo, pero que estas mujeres no contaran con el aval de alguien más poderoso que ellas para que sus voces fueran escuchadas.

Por fortuna, poco a poco el mundo se fue plagando de voces femeninas, mujeres valientes que abrieron las puertas para que otras mujeres pudieran llegar más allá. Pienso en Margaret Cavendish, inglesa del siglo xvii, que fue la primera mujer en entrar a la Royal Society, después de muchos esfuerzos. Su participación fue tan excéntrica para el gusto de los filósofos y científicos de su época, que la siguiente mujer aceptada en dicha logia llegó hasta el siglo xx.

Y fue el siglo xx el que nos regaló a esas grandes narradoras que hoy vemos con devoción: Nellie Campobello en México, Virginia Woolf en Inglaterra, María Luisa Bombal en Chile, Clarice Lispector en Brasil, y un amplio etcétera que no habría sido posible sin el valor de Enjeduanna, Safo, Pizan, De la Cruz, Cavendish y tantas otras.

Con el siglo xx mexicano nacieron inmortales voces femeninas de la literatura, como Elena Garro (1916-1998), Rosario Castellanos (1925-1974), Enriqueta Ochoa (1928-2008), y Margo Glantz (1930), por citar sólo algunos ejemplos.

Con este breve sobrevuelo histórico pretendo agradecer a quienes pasaron por aquí antes que nosotras por abrirnos las puertas. Esas amigas históricas, amigas literarias, las mujeres que hicieron posible que hoy no podamos nombrar a todas las mujeres talentosas que escriben y publican con éxito en todo el mundo.

Desde finales del siglo pasado vimos un auge de antologías de escritoras mexicanas: poetas, narradoras, dramaturgas, vivas, muertas, con temas específicos y sin ellos, narradoras mundialmente reconocidas y narradoras que apenas comienzan. Las editoriales han sabido apostar también a las voces femeninas. Quizás el canon finalmente está cambiando. No se trata de cubrir una «cuota», se trata de destacar a las escritoras cuyo trabajo es valioso.

Pero, de entre todas las antologías de voces de mujeres, ¿por qué 16 historias (in)trascendentes? El secreto está en el paréntesis. Se trata de 16 historias que, en la inmensidad de todo lo que se ha contado y lo que queda por contar, podrían extraviarse y, sin embargo, no sólo no se pierden, sino que son fundamentales, pues se trata del cuento favorito de cada una de las autoras aquí presentes. Dieciséis mujeres que tienen algo que aportar a la historia literaria de nuestro tiempo tanto por lo que tienen que decir como por su particular forma de decirlo. Ellas seleccionaron esa historia entrañable para compartirla aquí.

Quiero agradecer el esfuerzo incansable y el talento de Teresa Dey, así como la confianza que todas estas grandes autoras han puesto en mí. El libro que hoy tienes en la mano comenzó mucho antes de ser planeado y ahora te toca a ti, lector, colocarle el punto final. Espero que, en el proceso, lo disfrutes tanto como yo.

Mariana Roca / Otoño 2019.

Trascendencia es una palabra enorme más allá de su trecena de letras: representa un concepto filosófico referente a lo que está más allá de los límites naturales. En su sentido más puro, la lectura trasciende los límites de la naturaleza, pues penetra en la imaginación y nos permite viajar a esos lugares y momentos que existen exclusivamente en el papel a través de las letras. Así que, por definición, la literatura es trascendente.

Dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que la trascendencia alude a un «resultado, consecuencia de índole grave o muy importante». En realidad, todas las autoras que aparecemos en esta antología escribimos de lo que nos importa, contamos esas cosas que no podemos callar, sin saber si van a ocasionar en ti la misma emoción con la que cada una relata lo que le inquieta. Quiero ser indiscreta y contarte que la invitación para formar parte de este libro fue: «manda uno de tus cuentos favoritos…». Lo que significa que cada una de nosotras compartió una historia amada esperando atrapar a las editoras, y la consecuencia fue esta constelación de relatos que hoy tienes entre las manos. Así, se cumple también con el segundo significado.

Otra de las acepciones del término trascendencia en el Diccionario habla de «penetración, perspicacia» que es lo que encontrarás en las 16 historias que leerás a continuación. Podríamos decir que este libro satisface los alcances esenciales de su título. Sin embargo, ¿cómo saber si para ti que nos lees serán naves fantásticas que te harán salir de tus límites naturales?, ¿cómo afirmar que tendrán alguna consecuencia en tu memoria o que encontrarás en las entrelíneas eso que quisimos contarte? Esa es la razón por la que añadimos, así (entre paréntesis) el prefijo in. Si las historias son o no trascendentes para ti, es algo que solo podrás decidir tras leernos. Por lo pronto queremos invitarte a este encuentro. Somos dieciséis mujeres todas distintas, de diferentes edades y diferentes universos, pero estamos unidas por la letra, por la pasión que nos acomete al escribir. Es justo que comiences a conocernos alma adentro, es decir a través de nuestros textos.

Adriana Jiménez García escribe una historia donde todo cuenta con su propia voz para narrar un desencuentro polifónico, un grito que nadie escucha, un hombre desnudo en un baño, una rabia tan inmisericorde como los mosaicos amarillos de una pared.

Adriana Azucena Rodríguez nos habla del encuentro inesperado de la narradora con un amigo de la primaria, transformado, trasnochado, travesti o transexual, que paga estoicamente el precio de sus elecciones dentro de un sistema patriarcal y violento.

Ana García Bergua con su proverbial sentido del humor entrega un cuento muy gozoso desde el palco de un teatro a donde se muda su protagonista para narrarnos la vida cotidiana mediante este delicioso absurdo que se entremezcla con las obras representadas.

Ave Barrera desnuda a su protagonista en el vestidor de una tienda. Nos la muestra frente al espejo con esa imagen que le grita que no es como se imagina, que no basta con sembrar camelias blancas para que florezcan.

Carmen Ros se infiltra en el Edén para seguir a la pareja primigenia y contarnos a través de su prosa justa y demoledora otra versión del encuentro de Eva con la serpiente y el desasosiego de Adán.

Elsa Fujigaki hace descender a los infiernos a su protagonista para perseguir al demonio que tuvo la osadía de raptar a su hermana. Como cualquier niña, decidió que era mejor seguir al diablo que enfrentar el enojo de su madre.

Erika Rivera describe el momento crucial en que la inspiración se deja venir mientras su protagonista se debate entre el descubrimiento de esa voz que dicta la historia y la tentadora distracción de unos ojos azules que la miran con insistencia.

Hened Manzur entrega en una ficción corta un striptease paso a paso, a través de una protagonista que para comenzar desnuda las intenciones del galán y después logra aplicarse a fondo.

Ilallalí Hernández Rodríguez nos comparte la historia de Libra, una influencer de la red con una intensa vida cibernética que no está libre de acosadores y otros bichos; un cuento que confronta la vida real con el diseño de la propia personalidad en las redes sociales.

Karla Montalvo cuenta la historia de Dalima y las palabras: los balbuceos de sus hijos y también las voces de la guerra. La incomprensión de las lenguas extranjeras y la llaga de la ausencia que solo puede curarse con palabras que se pronuncian por primera vez.

Lucía Izquierdo habla de una bala que tiene un alma mucho más dulce que aquel que dispara. Una bala viva, capaz de sentir el calor y el murmullo de la sangre. Proyectil que se duele de la historia que la hizo letal.

Mariana Roca relata un solo día de Angelina, su protagonista, un día de esos en los que parece que todo sale mal, desde que se le abre el monedero y se dispersan todos los amuletos que la protegen, un día en el que hace un descubrimiento trascendente.

Mónica Lavín sitúa su cuento en una granja paradisiaca en Orange, Belice. Y con ese estilo sutil que la caracteriza, entre el agua cristalina y mangos regados con miel, se atreve a disparar una de las preguntas cruciales para cualquier ser humano: ¿Qué es la felicidad?

Rosina Conde se convierte en la conciencia de su protagonista o sería mejor decir en su inconsciencia adolescente. Mientras la acompaña en el tejido de agujas le va recordando su historia y le dirige la puntada de arroz: un derecho, un revés, una basta y nudo…

Teresa Dey logra despertar a su protagonista a través de un programa de televisión donde están entrevistando a un cantante que presenta su último disco y lo que ese hombre declara resuena entre las gasas del sueño hasta desenterrar los recuerdos ocultos.

Victoria García Jolly en una ficción corta y penetrante habla con su fantasma de cabecera (quién no quisiera uno en las noches de soledad) para solicitarle de manera muy comedida que cumpla su sueño.

Es posible que te parezcamos gente rara porque tus pies no hablan, porque nunca has sido un trozo de plomo que narra su trayectoria ni fuiste a al paraíso para averiguar qué pasó allí… Hay quien habla con su parálisis del sueño y alguna se mete a una marcha feminista para buscar a un hombre, otra se viste con la piel de artistas espontáneos o mira una bolsa de ropa vieja como si fuera un cadáver, mientras alguna más introduce a una niña dormida en un garrafón y otra encuentra en una cafetería más que café y pan de muerto. Encontramos a esa cuya realidad virtual es más real que la vida misma y a la que narra sobre un reencuentro después de la guerra. También está la de vida frustrante y quien visita una comuna donde todo se comparte. No falta quien teje su vida al tanteo y quien rabia por lo que dice un tipo al que no conoce en persona. Tal vez te identifiques con alguna o con varias, porque escribir literatura es un acto tan íntimo que se roza con la intimidad de quien lee.

Lo cierto es que esta antología es trascendente para nosotras porque con ella se estrena el capítulo México de Lugar Común Editorial y estamos agradecidas por la invitación de Mariana Roca a reunir nuestros cuentos. Nos sentimos orgullosas por formar parte de este proyecto inaugural y nos encanta, ahora, compartirlo contigo.

Teresa Dey / Otoño de 2019




Giselle Rumeau, Una mujer en pedazos

Giselle Rumeau es una periodista argentina de medios gráficos, radiales y televisivos, que se estrena con este libro como escritora de autoficción.

¿Qué pasa cuando una mujer recibe malas noticias del médico? ¿Cómo cambia la relación con su familia, sus amigas, sus amantes, sus colegas, sus ex, frente a un diagnóstico de cáncer de mama? ¿Qué lucha es más difícil, la que se libra contra la enfermedad o contra el discurso de los otros, incluso los mejores intencionados? En esta autoficción, Giselle Rumeau ofrece una mirada caleidoscópica sobre un tema poco explorado: la dimensión social de la enfermedad, y al hacerlo pinta el retrato furiosamente actual de cuatro amigas entrañables, conmovedoras, inolvidables.  

El primer diagnóstico de mi cáncer de mama lo hizo una bruja una tarde pegajosa de diciembre, aunque recién lo supe ahora, tres meses más tarde. «Hay un bicho feo dentro tuyo que te puede matar», me dijo sin anestesia. La psíquica, que se llamaba Marta y tenía los ojos de hielo, no fue exacta en su clarividencia. No habló de células rebeldes, malignas y silenciosas parasitando mi cuerpo; tampoco mencionó calamidad o condena alguna que me tuviera agarrada del cuello. El demonio que se me había metido era resultado de un rito de magia negra. «Un trabajo de cementerio», lo llamó. «Una persona que no te quiere encargó este ritual umbanda que consiste en sepultar una foto tuya con tu nombre en tierra de cementerio», me dijo con una sequedad asfixiante.

(…)

No soy una persona sugestionable. Como la eficacia de la magia reside en la creencia y yo no creía, me convencí de estar a salvo. Ahora no se bien qué pensar. Hace unos días, en un chequeo de rutina, mi médica ginecóloga descubrió un tumor de casi dos centímetros en mi teta izquierda. Una célula rebelde que decidió no morir y me puede matar. Que era capaz de crecer sin control y correr tan de prisa como la niña que fui. Con la biopsia en la mano, la doctora Alejandra Thompson usó la misma expresión pavorosa que la bruja: «Es un bicho feo, muy agresivo», me dijo. Y prosiguió: «El tratamiento va a ser duro. Preparate. Te vamos a dar con todo».

Fragmento de Una mujer en pedazos.




Magdalena Chirom, Sangre

Con esta ópera prima digital que Magdalena Chirom pone a disposición de Esteros Revista, la joven argentina, hija del poeta y periodista Daniel Chirom, nos muestra un mundo lírico intenso e inaugural.

La oscuridad

Dibujo con tinta china
entre retazos de crudeza
para ablandar cada mentira.

La incomodidad se sostiene
estoica durante el viaje
contra todo intento de calma
el ardor de estar.

Escribo para dejar de oír
las uñas quebradas en el pizarrón
de la moral que me enreda.

Las texturas se aprecian mejor
en la oscuridad,
nunca empaticé
con las historias relucientes.

https://www.magachirom-poesia.com/