Por Enrique Solinas
El acceso a la poética de Alda Merini implica atravesar y habitar una de las creaciones más singulares de nuestro tiempo. No sólo se trata de una poesía metafísica y mística en su concepción más tradicional, sino de una mirada que indaga y lleva a la contemplación insólita de la suprarrealidad que experimenta.
En lo formal, Merini crea una voz que —en apariencia— resulta diáfana, sencilla. A medida que nos adentramos en su universo, comprendemos la complejidad de su creación. Se trata de una poesía donde la imagen está casi ausente, la atención está puesta en el discurso. En consecuencia, los recursos que más utiliza son la metáfora, la comparación, el símbolo, el oxímoron y la paradoja, en un dictum barroco, que asume registros cultos y coloquiales, en equilibrada combinación.
En cuanto al discurso, la poiesis surge desde la autorreferencialidad y gradualmente deviene ficción. El yo poético hace revelaciones de alto impacto, la mayoría de las veces porque el sujeto de la enunciación encuentra giros ideológicos a verdades universales. Así apuesta a una nueva lectura, siempre lúcida. Desde una religiosidad inmanente [1] articula lo íntimo personal para manifestar lo colectivo universal y utiliza —en diferentes ocasiones— la ironía, cuyas notas van de la simple sugerencia hasta la brutalidad. La religiosidad mística es el centro de su poética, donde el misterio tiene un papel central en los vuelos del alma que realiza y en el valor de la palabra.
La poética de Alda Merini tiene sus cimientos arraigados en el eros y el thánatos. A partir de estos dos conceptos, nacen y se incorporan los poemas. El yo poético habita su cuerpo y el manicomio, dos elementos fundamentales para entender la gran obra que creó.
Para Alda Merin, el poema tiene sentido mientras haya un tú con el cual conversar. Esa otredad será el amante, el amigo, el poeta, el sacerdote, adquiriendo su poesía un carácter esencialmente dialógico.
Poesía de lenguaje místico, poesía contemporánea donde el misterio ha elegido su morada para quedarse. Poesía inmanente y trascendental para observar la realidad desde la fusión exacta de los sentidos y la razón. Toda la obra de Alda Merini es imprescindible porque su poesía es verdad, y su verdad, belleza de razón sin razón.
Traducción y versiones: Enrique Solinas
Mi dicevi
Mi dicevi
che l’amore è nudo e senza nessuno.
Sembrava, quando parlavi,
che gravitassi intorno all’universo.
E io ti seguivo,
sapendo che pur camminando sul nulla
non saresti mai caduto.
Il Nulla era il mare
su cui tu miracolosamente passavi.
Me decías
Me decías
que el amor es desnudo y sin nadie.
Se veía, cuando hablabas,
Que gravitabas en torno al universo.
Y yo te seguía,
sabiendo que aun caminado sobre la nada
nunca te habrías caído.
La Nada era el mar
que tú milagrosamente estabas atravesando.
La verità
La verità è sempre quella,
la cattiveria degli uomini
che ti abbassa
e ti costruisce un santuario di odio
dietro la porta socchiusa.
Ma l’amore della povera gente
brilla più di una qualsiasi filosofia.
Un povero ti dà tutto
e non ti rinfaccia mai la tua vigliaccheria.
La verdad
La verdad es siempre la misma,
la maldad de los hombres
que te reduce
y construye un santuario de odio
detrás de la puerta entreabierta.
Pero el amor de la gente pobre
brilla más que cualquier filosofía.
Un pobre te da todo
y no reprocha nunca tu cobardía.
Felice te
a G.G.
Felice te che spargi sementi ovunque
e sei dedito al tuo sogno di corallo
come il pescatore che grida
nelle risacche e lancia reti e addii
e parte per infinite terre.
Felice te che credi che il mondo sia immenso
mentre è solo un salvacondotto impuro
per la morte del giorno.
Felíz tú
a G.G.
Feliz tú que esparces las semillas por donde
quieres y eres adicto a tu sueño de coral
como el pescador que llora
en las resacas y lanza redes y despedidas
y parte hacia infinitas tierras.
Feliz tú que piensas que el mundo es inmenso
mientras que sólo es un salvoconducto impuro
por la muerte del día.
Ritorna
Ritorna al vento della poesia
che non ha speranza
ma vive giorno per giorno
calcando le ossa di vecchi
e antichi profeti.
Ritorna alle montagne ardenti
della solitudine
che ti bruceranno il corpo
e la voce.
Ritorna ai quotidiani tormenti
ma sappi che la solitudine
è l’unica donna
che non ti abbandona.
Retorna
Retorna al viento de la poesía
que no tiene esperanza
mas vive día tras día
calcando los huesos de los viejos
y antiguos profetas.
Retorna a las montañas ardientes
de la soledad
que te quemará el cuerpo
y la voz.
Retorna a los cotidianos tormentos
mas debes saber que la soledad
es la única mujer
que no te abandona
Sono solo una fanciulla
Sono folle di te, amore
che vieni a rintracciare
nei miei trascorsi
questi giocattoli rotti delle mie parole.
Ti faccio dono di tutto
se vuoi,
tanto io sono solo una fanciulla
piena di poesia
e coperta di lacrime salate,
io voglio solo addormentarmi
sulla ripa del cielo stellato
e diventare un dolce vento
di canti d’amore per te.
Sólo soy una chica
Estoy loca por ti, amor,
y vienes a rastrear
en mi pasado
estos juguetes rotos de mis palabras.
Te haré de todo
si quieres,
sólo soy una chica
llena de poesía
y cubierta de lágrimas saladas,
sólo quiero dormirme
a la orilla del cielo estrellado
y convertirme en un viento fresco
de canciones de amor para ti.
Per ciò che non
Per ciò che non dissi
per ciò che non so compitare
per le anime spente dei fanciulli
per quella Lesbo infinita
io cantai una compagna
ardente nell’amore
e festosa nei riti eleusini.
Per quella compagna che cominciò
il mio canto
e che parla di morte nell’amore
continuerò a dire che la vita è una festa
e che la festa brucia gli impostori.
Por lo que no
Por lo que no dije
por lo que no sé deletrear
por las almas extinguidas de los niños
por aquella Lesbos infinita
yo canto al compañero
ardiente en el amor
y festivo en los ritos de Eleusis.
Por aquel compañero que comenzó
mi canto
y que habla de la muerte del amor
continuaré diciendo que la vida es una fiesta
y que la fiesta quema a los impostores.
Voce di David
La morte, Alda
è un impero di angeli
che precipita sul cuore.
Il fuoco ha invaso le mie mani.
Non sapevo che il corpo
potesse avere arterie
di fuoco e di beatitudine.
E da qui ti guardo,
da ogni luogo in cui tu respiri.
Anche se non credi,
io ti porterò con me
sulla cima dell’universo
dove tu potrai vedere
le tempeste della tua vita.
E scoprirai quel giorno
che Dio fa una cosa sola:
disperde il nostro profumo
nell’infinito
per dare vita al Suo respiro.
Voz de David
La muerte, Alda,
es un imperio de ángeles
que se precipita en el corazón.
El fuego ha invadido mis manos.
No sabía que el cuerpo
pudiese tener arterias
de fuego y de beatitud.
Y desde aquí te miro,
desde cada lugar en donde tú respiras.
Aunque tú no creas,
yo te llevaré conmigo
hasta la cima del universo
donde podrás ver
las tempestades de tu vida.
Y ese día descubrirás
que Dios hace una sola cosa:
esparce nuestro perfume
en el infinito
para dar vida a Su respiro.
Alda Merini. Es una de las poetas más importantes del siglo XX. En 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa de Letras. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Librex—Guggenheim“Eugenio Montale”; en 1996 ganó el Premio Viareggio; en 1997 el Premio Procida—Elsa Morante y en 1999 el Premio de la Presidencia del Consejo de Ministros—Sección Poesía. Publicaciones: La presenza di Orfeo (1953), Paura di Dio (1955), Nozze romane (1955), Tu sei Pietro (1962), Destinati a morire (1980), La Terra Santa (1983), Le satire della Ripa (1983), Le rime petrose (1983), Fogli bianchi (1987), Testamento (1988), Vuoto d’amore (1991), La vita facile (1992), Aforismi (1996), Un’anima indocile (1996), Superba è la notte (2000), Folle, folle, folle d’amore per te (2002), Magnificat, un incontro con Maria (2002), La carne degli Angeli (2002), Più bella della poesia è stata la mia vita (2003), Clinica dell’abbandono (2003), Nel cerchio di un pensiero —teatro per voce sola— (2005), Le briglie d’oro (2005), etc.
Fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Mesina en 2007. Muere en Milán el 1 de noviembre de 2009, a la edad de 78 años.
Enrique Solinas. Escritor, docente, traductor, investigador y periodista cultural.
[1] Según Spinoza, Dios es la causa —inmanente— de todas las cosas que residen en Él y todo está en Dios. Fuera de Él no es posible la existencia, por lo tanto se opone a la causa transitiva de las cosas