Cuerpo, agua y materia: sobre la poesía de Mariella Nigro

Equilibrio, expresión desbordante y cuerpo que reflexiona sobre la herida, son los motivos que atraviesan la obra de Mariella Nigro, analizada en estas notas introductorias escritas por Carolina Zamudio.

Por Carolina Zamudio

Mariella Nigro, una voz singular en el panorama poético contemporáneo, ha transformado su evolución poética en una profunda exploración del cuerpo, la emoción y la búsqueda constante de equilibrio en su obra. En estas breves notas, nos adentraremos en el universo poético de Nigro, explorando sus temas recurrentes, su lenguaje distintivo y la evolución de su estilo a lo largo de su trayectoria.
Desde sus primeros versos, se hace evidente la conciencia del cuerpo físico y la conexión intrínseca entre el mundo emocional y el racional. La poesía de Nigro es un viaje de escisiones, donde cuerpo, mente y emoción se entrelazan en una búsqueda constante de equilibrio. Como afirma la autora, «se es por el cuerpo y el cerebro que crea el poema con emoción», destacando la importancia de esta tríada en la creación poética.
Uno de los aspectos más fascinantes de la obra de Nigro es su personalísimo «argot poético», un conjunto de palabras y temas recurrentes que sirven como puentes entre ideas y emociones. Entre estos elementos destacan el agua, el tiempo, el árbol, lo vertical, la muerte, la rotura y la boca, solo por nombrar algunos. Estos temas, abordados con una elegancia distintiva, crean una línea coherente que atraviesa toda su obra, invitando al lector a sumergirse en un universo poético singular.
Las obsesiones en términos de recurrencia de la autora: El agua. El río de las palabras, el río de los muertos / la nave y el río / río enamorado…, pero también agua clara, agua de lodo, agua que corre. El tiempo, que se mide permanentemente desde el pasado que se va, desde el presente que es siempre finito, desde un futuro especulado con maestría y por momentos dureza. El árbol, el cuerpo árbol, el bosque. Lo vertical, como hilo que une tierra y cielo, la noción de estar erguido o, en contraposición, lo horizontal. Y también como concepto entre los muertos y los vivos. La muerte, sobre la que se vuelve una y otra vez desde diferentes puntos de vista —incluso con dulzura desde la casa materna vacía en unos de los libros— y nuevamente el tiempo circular, que también se presenta con el registro del tango con toda su nostalgia. La rotura, la hendidura, la herida, que es toda una cosmovisión que busca reparar, coser el poema. La boca, los labios, para decir y callar, para abrir y cerrar.
La evolución temática y estilística de Nigro a lo largo de su camino es igualmente notable. A través de sus diferentes libros, desde «Umbral del Cuerpo» hasta «Orden del Caos», podemos observar un desarrollo gradual en su escritura. Desde un presente marcado por la duda y la incerteza hasta una exploración más firme y vehemente en «El Río Vertical», Nigro despliega una variedad de registros y tonalidades que enriquecen su poesía.
En el corazón de la poesía de Nigro yace una profunda reflexión sobre la vida, la materia y las complejidades del ser humano. Nos invita a explorar los límites del cuerpo y la mente, la búsqueda de la completud en términos filosóficos y psicológicos, y la constante lucha —o complemento, unidad— entre la luz y la sombra, lo vertical y lo horizontal.
Es interesante el uso de los tiempos verbales que cambia el registro en algunos de los libros. En «Umbral del cuerpo» hay un presente que enuncia la duda, la incerteza, algo que recorre toda la obra, pero que aquí es más notorio. En «El río vertical» hay un potencial que especula, sigue dudando, pero con más firmeza desde lo estructural, con más vehemencia. Y también hay en este libro un claro cambio de registro. Hay musicalidad, más fluidez, más soltura. La trascendencia, lo circular y lo vertical de la vida que fluye en un linaje. «Después del nombre» tiene más musicalidad, los versos se alargan, expanden, con un universo femenino más presente. «Orden del caos» presenta, como otros de los libros, una estructura que ordena; se presenta un título y luego, por secciones, numeraciones, se desgrana la misma idea desde diferentes puntos de vista: la idea y la búsqueda (concreción) del orden. En lo estilístico, hay una estructura marcada y global propia de cada libro, pero el caos se obtiene por lo inesperado —incluso podríamos decir disruptivo— del lenguaje elegido.

La poesía de Mariella Nigro es, en suma, un viaje a través del cuerpo y la emoción, una exploración profunda de la condición humana y una invitación a reflexionar sobre nuestra propia existencia. Con su lenguaje distintivo, sus temas recurrentes y su evolución estilística, Nigro nos brinda una obra poética acabada, convirtiéndola en una de las referentes indiscutibles de la poesía uruguaya y del Río de la Plata. 

Orden de las cosas

2.

Fue hallado el fósil más antiguo de margarita en el
laberinto gualdo de una piedra. Le falta un pétalo que
luego hallarán del otro lado del mundo.

Por eso la noticia es que han visto la duda en la corola,
la sombra del dedo vegetal de la Quimera, el dolor de
un pétalo arrancado que sentencia si alguien amó o no.

Millones de años amarilleando rocas patagónicas, sin
que el viento del sur, helado antártico susurro, desintegre
el albo destino de un amor, el sí y el no del aterido
secreto de un amante.

Tiembla mi fresca margarita en el jarrón.


Precolombina

Soy el cuenco
donde bañé a mis hijos
y cociné la molienda de la fiesta.
Los bordes incrustados
de turquesas son heridas,
las asas, alas.

Jícara el cuerpo
retiene el vaho del incienso
quemando cuatro días
la fértil promesa de las curvas.
La guerrera de las flores
sabe artesanías de la muerte,
guarda en el cuerpo de barro
el agua de los lagos
con que lavó el huipil antes de morirse.

Sigo volando
sobre Tenochtitlán
y celebro el sacrificio
de morirme.

La tapa de obsidiana
aún caliente esconde
el mole hirviente de la sangre.


4.

Los niños de alas quebradas
los desamparados de nombre quemado que hurgan en las piedras la locura
las mujeres muertas en la intimidad
o bajo las piedras.

Los huesos enterrados en la estancia de la nada
y la vena de hijo cortada en lo oscuro.

Pero tiene el almita un centro resistente: está allá arriba
con la luz que ilumina al juez su veredicto.


I

La ventana se abre y se cierra
es el ojo de la casa
entre la madreselva.

Cortar las ramas, cerrar las hojas de la ventana
cerrar la casa, abrir el ojo de la casa
carpir el alba para segar las flores
segar el cielo
cegar el cielo y su luz dudosa.

La ventana estrangula la tarde
la engaña
saca la noche del día
ciega el ojo de la casa
siega las flores.
La ventana resquebraja el juicio
lo atormenta.

La ventana es un ojo dormido.

Guarda un cuchillo en su mirada.


Mis abuelos, mis padres y yo (1936)

Cinta de sangre
que iza
el mestizaje
cruza las ramas
del fatal injerto.

Sobrevuela las cornisas
campanario
de extraño badajo.
Hay algo que se deshace en las paredes.
Algo incontrolable en el panóptico.
Hay una rancia locura,
algo que viene quebrado,
una mezcla
de raíces y alas,
un cruce de vértigos.


Pensando en la muerte (1943)

Unicornio que ha perdido la armadura
sangra el estigma en el testuz.
Ciclópea
que la muerte señala con su dedo
borda con sangre
el bastidor de la frente.

Muerte que sella los labios
con la eme que la inicia,
lacra el pliego del pensamiento,
queda reclusa en la faz.


Mariella Nigro (Montevideo, Uruguay, 1957). Doctora en Derecho y ciencias sociales (egresada de la Udelar), poeta y ensayista. Tiene publicados nueve libros de poesía y dos de ensayos literarios. Integra varias antologías de poesía y de ensayo. Y ha colaborado en publicaciones literarias y académicas nacionales y del exterior. Obtuvo varios premios literarios nacionales y municipales, entre ellos, en los Premios Nacionales de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura. Recibió el Premio Bartolomé Hidalgo de Poesía 2011 por «Después del nombre» otorgado por la Cámara Uruguaya del Libro, y el Premio Morosoli 2013 Categoría Poesía otorgado por la Fundación Lolita Rubial.


Carolina Zamudio. Periodista, poeta y ensayista. Master en Comunicación Institucional y Asuntos Públicos. Entre sus libros destacan, «La oscuridad de lo que brilla», edición bilingüe español/inglés, (Estados Unidos); «Rituales del azar», edición bilingüe español/francés, (Francia); «La timidez de los árboles», (Colombia); «Vértice», edición bilingüe español/italiano (Italia) y «Las certezas son del sol», (España). Premio Universitarios Siglo XXI del Diario La Nación y Corona al Poeta (Argentina). Creó y dirige la Fundación Esteros y la revista del mismo nombre, además de llevar adelante el Encuentro Esteros.

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