Presentamos un panorama muy detallado de la poesía contemporánea de Brasil, una selección y traducción cuidadosamente realizada por Floriano Martins y Elys Zils que nos adentra en el complejo mar de la poesía brasileña, su diversidad, sus coincidencias, sus preocupaciones y los caminos que está trazando en la poesía universal.
Selección y traducciones de Elys Regina Zils y Floriano Martins
1. Un país llamado Juventud
Para esta antología dedicada a la poesía joven brasileña, fueron seleccionados 23 poetas nacidos entre 1982 y 2000, de diferentes regiones de Brasil, que hacen de la poesía su voz. Debido a la gran cantidad de poetas actualmente activos, hubo una selección, pero creemos que logramos una muestra significativa de la diversidad de estilos y temas de escritura.
La curación, organización y traducción de la antología estuvo a cargo de Floriano Martins Martins y Elys Regina Zils. Este hecho también es muy importante ya que somos de diferentes generaciones, hay un inmenso espacio de tiempo entre nosotros que nos permite diferentes lecturas de las poéticas y pensamientos de los autores que seleccionamos. Esto permite observar las distinciones entre aspectos como el efecto que los poetas de la generación de Floriano atribuyeron al período de la dictadura militar en Brasil y lo que los nuevos poetas atribuyen al período de aislamiento provocado por la pandemia. Uno de estos poetas nos recuerda una valiosa frase de Wislawa Szymborska: «El abismo no nos divide. El Abismo nos rodea».
Dicho esto, es un placer poder compartir esta antología que contiene una pluralidad de voces poéticas calificadas.
¡Buena lectura!
2. LOS TRAZOS DE LA CREACIÓN

Amanda Vital (Minas Gerais, 1995)
Cascada
mi madre me enseñó a relajarme: en el agua del baño
le pedí que la dejara caer en medio de la espalda y el
comienzo del cuello unos segundos hasta sentir la carne ceder
y hundirse: es una presión débil que viene penetrante:
la madre de mi madre se relajó con la corriente del río en
bica: era otro rumbo: dejarlo al principio de la columna
un chorro único y mucho más potente salpicando pingüinos
golpeaba directo al hueso goteando fuera de la piel
a veces lloramos: es que hay baños donde es preciso
llorar: déjame ir con mi madre y la madre de mi madre
secar nuestros ojos con alegría y tristeza y alivio
las mujeres de la familia supieron respetar el ciclo del río
de inundación a seco mojadas por fuera secas por dentro
hay baños, madre mía; hay baños, abuela mía: y estos
los dejamos correr con los pies plantados en la gravedad
eterna: y sigue lavando el alma hasta que el cuerpo sea piedra
Diario
para alicia
también como helena morley yo misma hice castillos
dentro de la palabra entre líneas de libros impresos
en un intento de extraer diamantes de la fricción entre
el grafito y la hoja de papel viejo: el acto de escribir tiene
esto de poder esconderse en un estante intacto
con su propia letra –nada más que polvo: distorsionada
presa: recopilada de viajes por el centro de la tierra
también dejo volar los papeles en las ventanas abiertas
y el viento ya apagó mis lámparas para tratar de evitar
que yo escriba sobre lo que no le pasa a mi ciudad
porque solo se escribe con luz, helena, haciendo castillos
desde el interior de la cabeza hasta el exterior de la
sujeción de la mano como hacen las chicas inglesas
con diarios reales pero al igual que tú también los creé
conmigo misma grava a grava: frente a un río de minería:
y me inventé mi nombre en la incierta falda de las montañas
Latinoamericana
camino con mi cuerpo brasileño y con la certeza de
que soy mucho más feliz y más triste que los demás
voy levantando cuerpos del suelo: brazos, manos son
memoria muscular heredada movida por la bendición
y cuando abro la boca, sé que soy música y silencio, soy
melodía y ruido, hablo en ritmo de marcha y melisma
hoy no tengo carne, fibras, huesos: tengo sedimentos
parpadeantes entre historia, continuación y algo más
que se quedó por decir, por ser desenterrado, pero
nunca yo conozco sólo la libertad en el fuego cruzado
camino con mi cuerpo brasileño y con la certeza de
que mi sentido de propiedad es fluido, acuoso, puro
mosaico y todo me cruza –delgada flecha, grande barco
Brote
en 1965 joão cabral de melo neto decía que la poesía
era como recoger frijoles que flotaban en el agua
en tiempos de abuela ellos no se recogían así: siempre
llenar tres manos dentro del saco de yute tirar
todo sobre la mesa y rasgueando piedra a piedra
maíz a maíz formar un pequeño montículo en el regazo
en el vestido para levantar el dobladillo de la falda y tirar
a la basura lo que queda en el caño al lado de los pastos
aprovechar y llenar la sartén para dejarla cociendo
alrededor de la estufa las niñas aprendieron con mirarlo
medir el agua contar el tiempo macerar al ajo con sal
y saltear los frijoles de la abuela con grasa de cerdo
de un silencio minero para hacer cualquier poesía quedarse
simplemente mirando de puntillas por la ventana trasera
Cerca-Viva
de minuto a minuto cambiar de casa: entre
una noticia y la siguiente brazo a brazo de
madre a madre de hombre a hombre desde
la lágrima al momento en que todo pase
y si bien no es suficiente quererlo tanto aquí
cada vez con más ganas de belleza y ternura
abrazarlas impacientemente con fuerza hasta
la punta desde los dedos hasta reventar en mil
pétalos como una pequeña flor de espinosas
zarzas coronas de cristo buganvillas o espinos
abrazarlas sin aliento perforando la palma
delgada de las manos derramar sus esporas
sus semillas fertilizar sus suelos decir
sangren todo lo que quieras – la casa es tuya
Amanda Vital (Minas Gerais, 1995)
Poeta. Asistente de redacción de la Editora Patuá, ombudswoman del periódico RelevO y coeditora de la revista Mallarmargens. Tiene una licenciatura en Estudios Literarios por la Universidad Federal de Minas Gerais y una maestría en Edición de Textos por la Universidade Nova de Lisboa. Autora de los libros «Passagem» (Patuá, 2018) y «Costura» (Patuá, 2023).

Anna Apolinário (Paraíba, 1986)
Guillotina
palabra es
arma blanca
cerbatana
branquias, arpón
grito y rasgón, vorágine
el verso es
sangre
besando el suelo
Rito
Muerdo la manzana
Pura de la Musa
Coqueteo con la mirada
Fatal de la Medusa
Luego me acuesto
En la cama más lírica
Y me embriago de infinito
Selvática
Morder la pulpa de la palabra
Violentar el verbo
Azote
Hasta que el rojo escurra
Alcanzar el núcleo
Con sable, puñal
Lacerar el arco y la lira
Blanco metafísico
Colisión cáustica
Jauría sádica
Quiero el aborto De la aurora boreal
Mantra
Seré siempre un cuchillo
Que la poesía afila
Las brujas susurran mi nombre
Con furiosa dulzura
Sigo mirando al fuego
Aquí la clave
Escondida debajo de la lengua
La sangre resurgirá
Lujuriosa, en cada sílaba
Furor
La poesía habita en mi cuerpo
Como un animal furioso
Tigre inmenso de sílabas
Olfatea la sinestesia en la sangre
Su larga y brillante lengua
Pulveriza mi piel
Con rugidos macizos
Los caninos, ardientes
Clavados en carne calcinada
En golpes ígneos burila
El alfabeto del éxtasis
Garras, en carnívora caricia
Destrozan quimeras, levantan imperios
Diamante apocalíptico
Explota, implosiona las retinas
Destruye, luego ilumina.
Anna Apolinário (Paraíba, 1986)
Escritora y poeta, pedagoga, estudiante de maestría en Letras (PPGL/UFPB) y productora cultural independiente, creadora y organizadora de Sarau Selváticas, fundadora de Cia Quimera – Teatro e Poesia. Publicó los libros «Solfejo de Eros» (CBJE, 2010), «Mistrais» (Premio Literario Augusto dos Anjos, Funesc, 2014), «Zarabatana» (Patuá, 2016), «A chave selvagem do sonho» (Triluna, 2020), «Beijos de Abracadabra» (Triluna, 2023).

Augusto Guimaraens Cavalcanti (Rio de Janeiro, 1984)
El laberinto
En medio del frenesí de la construcción,
en otros presagios de estructuras,
prueba y preparación de marcos
En otras grafías de territorios,
por ensueños sin nombres previos
de laberintos sin Minotauro
Entre sonidos y conceptos,
entre los abismos y los nombres,
entre el fuego y el pensamiento en llamas
De la metáfora a la letra,
del individuo a la individuación,
a su mínima potencia cada gesto
es una esfinge que permanece en silencio
Ante su más mínima sospecha
las verticales del mundo se alargan
en una vasta soledad de arena,
con la mínima realidad de un accidente
Máquina aleatoria y transitoria,
occidental y accidental,
un parpadeo entre dos muertes,
a pesar del desgaste de los diccionarios
Puente nocturno para cruzar durante el día,
portal solar para recorrer de noche
haciendo coincidir palabra y acción
Sol de medianoche: un ruido, una voz,
fruto ácido de otra belleza salvaje,
la vigilia trascendental de la tierra
Entre el monumento y el movimiento,
entre el azar y el lenguaje,
galaxia durmiendo entre dientes,
–el laberinto está en todas partes
Los mapas
Invisibles al fuego de los nombres,
en estrecha proximidad
con cada vértigo geográfico
los mapas llevan los silencios de los signos.
De los papiros al hipertexto,
de las acciones a las representaciones,
sus distancias irradiadas hasta el cansancio
cambian el nombre de los elementos
por micro-revoluciones de las materias,
a las matemáticas provisionales de los cuerpos
(cuerpos que se reflejan en el camino
debido a la completa impermanencia de lo nuevo)
Lejos de toda perfección filosófica,
por presagios de futuras armonías, los mapas
resuenan sobre la fragilidad de las formas
A través de las plumas y espumas de otro poema
desarbolado y anónimo,
frontera de movimiento sin obstáculos
Corazón arraigado a la corriente eléctrica
de un cuerpo, en fuego esquivo,
donde se acumula el sol
Las verdades aún por decir,
nebulosas de orígenes y vértigos
–los mapas siempre están sin terminar
La mujer más triste del mundo
En la acera de las orejas todo está diseñado
como si la arena fuera piedra
(las avenidas se atraen y colapsan)
Los planetas siguen derrumbándose unos sobre otros
como quien espera alguna estrella torpe o
como quien aún confía en otro florecimiento forzado
Las gotas para los ojos deslumbran en este collage de sol colapsado
–la avenida, como es bien sabido, tiene un plomo improbable
Pero en el calor de la fiesta ella ni siquiera escucha
un pulso de palabras,
con dinamita se peina, por una rendija se escapa
Del caos a la catarsis, el iris de la tarde se transforma
en veneno, en la jungla de aceras
de otro desastre sin estrella
Por la noche las estrellas caen sobre los coches,
los soles colapsan como un boomerang del vacío
Las plumas están preñadas de ella.
(por eso las galaxias son infinitas)
El eclipse no cura
la mujer más triste del mundo
Los molinos
Idiomas necesitados
de eternidades decaídas,
en un cielo inevitable de relámpagos
a través de los brillos de quien a todo
mezcla y esparce el fuego
tiene las formas de tus caricias
Entre un enigma y la ciencia,
palpitaciones de mensajes-imágenes,
a pesar de los objetos y diccionarios
Ciudades en ángulos proyectados
entre medidas y espacios, calles
multiplicadas a las voces de las tormentas
Las luces reflejadas no revelan las respuestas.
–la naturaleza lucha contra la noche,
los pájaros se adaptan a los vientos,
todo lo que brilla desconfía del fuego
Ojo a ojo las arcas no conservan
el descuido infinitesimal de los días.
–desde tiempos sin Tiempo
los molinos suceden a las guillotinas
Noche americana
(Entre un salto y un sobresalto)
sin la restricción de los marcos,
cuando los días amenazan las noches
para desesperación de místicos y ateos
Presencia irreparable de duración,
un pulso, un cuerpo,
la noche americana se transfigura
en otra realidad luminosa
La noche brillante de azules
Es una evidencia de postproducción,
por el ritmo inflamable de los cines
y otras películas con ortografía transmutable
Frente a los ocultamientos de existencias
debemos abandonar el encuadramiento
de un cielo y enmarcar el más pequeño boceto
del evento a la luz
con un brillo menos evidente
En una invitación al límite,
en otro foco in situ,
al más mínimo provecho de las cosas,
por todo lo que se trasluce con la lluvia;
todos los sueños corren hacia el mar
Augusto Guimaraens Cavalcanti (Rio de Janeiro, 1984)
Poeta y escritor de ficción. Ha publicado, entre otros: «Poemas para leer al mediodía» (2006), «Los tigres clavaron sus garras en el horizonte» (2010), «Fui a Bulgaria a buscar Campos de Carvalho» (2012) y «Máquina de hacer mar» (2016). Es estudiante de posdoctorado en Literatura Comparada en el PACC-Letras de la UFRJ.

Bianca Monteiro Garcia (Rio de Janeiro, 1994)
padre,
desde que te fuiste
me encuentro incapaz de
enfrentarme a los
espejos
miro hacia otro lado
cuando me doy cuenta que
vestí tu cara
71 flores en el edredón
a margaret atwood
aprender a susurrar
sin ningún ruido
estirar las manos brevemente
sobre el espacio
contenerlas en un espasmo
como en los conventos
el sermón del diablo mudo
[¿hijas de eva o hijas de maría?]
planta fértil bajo suelo inmaculado
un tierno desastre
en degase no hay espejos
solo el reflejo del inodoro
enfrenta la interna un puñetazo en el estómago
en la colonia juliano moreira no fue diferente
locas e histéricas histéricas y locas son
las que ocupan el pabellón femenino
los demás en el pabellón masculino
son simplemente tipos perdidos
adictos a las drogas
cuando no pervertidos
te quedas vulnerable en una bañera
en especial
en una dictadura teocrática
disfrazada de manicomio
con cita para salir del agua
tal vez el aburrimiento sea erótico
cuándo las mujeres lo hacen
para los hombres
como saludar en los días fríos
hay 71 flores en este edredón
setenta y uno
el sol del atardecer ilumina el baúl
a los pies de la cama
marca el límite del espacio que puedo recorrer
antes era cárcel
ahora: ¿qué?
ojos sucios en el reloj de la torre
vigilan y oran
vigilan y oran
los ojos de dios
recorro con mis dedos la textura larga y ondulada
del edredón de las 71 flores
movimiento de fluidez y ritmos
viajo sin salir del perímetro de la habitación
bailarinas delgadas vestidas de blanco
pasan rápido y con gracia
entre los árboles los últimos lirios
en el escenario del teatro municipal
antes de la bomba de gas lacrimógeno
piernas ligeras y autónomas
ocultan pies destrozados y juanetes
el tiempo
el tiempo todavía es de heces, alucinaciones y espera
un ratón es libre de ir a cualquier parte
del laberinto
cuerpo cautivo, alma libre
así se entrenan las
incubadoras estatales
cuando no asesinas del propio vientre
biblia sí
constitución no
no somos masones
en el edredón hay 71 flores
hay 71 flores en el edredón
actividad de terapia colectiva I
en la sala de arte–terapia
una reunión más
la psicóloga de siempre
sus pasantes
las locas y los locos
con el pelo peinado y de uniforme
la radio conectada
una canción sobre el perdón y dios
un instrumental sobrio
como en una escuelita tradicional
una jerarquía
maestra – alumna
cuerda – loca
perdón – culpa
se distribuyen folletos
disculpe las molestias, estamos en construcción
autor: papa francisco
¿y qué tengo que ver con eso?
actividad de terapia colectiva II
a stella do patrocínio
en un examen de opción múltiple
25 preguntas sobre autoconocimiento
descubrí que soy
44% águila
28% gato
8% tiburón
16% lobo
fue un investigador americano
william edward «ned» hermann
quien inventó el test de los animales
pero la psicóloga que comanda
la terapia de grupo
encontró el contenido en un sitio web de coach
probablemente cinco minutos antes de llegar
al hospital psiquiátrico
así como la hoja de respuestas
no soy un animal soy todos animales
simulacro y simulación
el amor también está
en dibujar conejos y patos
con la sombra de las manos
en el amanecer más frío del año
el techo iluminado por una luciérnaga
y los edredones intactos
mientras los dedos bailan
bajo la piel
Bianca Monteiro Garcia (Rio de Janeiro, 1994)
Editora de Macabéa Edições y Taioba Publicações, licenciada en Letras y especialista en Literatura Brasileña por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ). También es correctora y docente. Participó en la coordinación del taller «Literatura y locura: Maura Lopes Cançado, Lima Barreto y Stella do Patrocínio», en Coart/UERJ. Investigadora independiente de la poesía contemporánea escrita por mujeres. Forma parte de las antologías Philos Mulher (editora Philos) y Nós: textos de autoría femenina (sello Off Flip), ambas en prensa y cuyo lanzamiento está previsto durante el Festival Literario Internacional de Paraty (Flip 2023). «Breve acto de pelar naranjas» es su primer libro, publicado por Macabéa Edições en coedición con 7letras, en mayo de 2023.

Clarissa Macedo (Bahía, 1988)
Paisaje Inútil
¿Para qué crecen las flores
Por el camino?
Tom Jobim y Aloysio de Oliveira
¿Cuántos sacrificios, el cuerpo?
¿A cuántas guerras tendré que ir?
cuántas casas vacías
cuánta sangre derramada
para llenarme de paisaje?
Sólo amo los poemas que pierdo.
Mi amor es un claustro.
El país aterrorizado
como un soldado que decide desertar.
El recuerdo fue comido.
Mi parricida está muerta.
Y yo, como espuma sin agua,
ya no sucumbo.
Pater Familias
durante mucho tiempo viví otra vida
casa-familia-equivocada
por muchos días fui bastarda
la más joven en la casa de mi padre
una criada sin apellido
yo, este recuerdo de electrodos
quien bautiza el cuerpo de colmenas,
vine a aterrizar aquí, en quiebra
un lampadario de muslos y metal,
la más pequeña de todas las casas.
hoy soy una concha cruzada
a través del espacio,
tiré los paños con los que me cubrí
y todavía sobrevivo bajo los escombros
hace más de 600 años, dicen.
Codicia
Todo el mundo tiene una madre –creo–
y sienten su olor
el cuello erguido
advertencia de abrigo incluso en días soleados
la madre, porque es madre, y eso es todo.
Fondo, refugio del mundo,
el ombligo inscrito en las espuelas de un libro.
Todo el mundo tiene una madre
y los envidio.
Madre, hoy aislamiento ciego
en la historia
un mito, la sequedad en la flor de la memoria.
Recuerdo
Llevo plántulas en mi pecho
y una piel de historias:
las costras del pájaro
y la tragedia del ombligo,
roto por la mitad.
En la cara, las líneas perfectas –
violetas.
Hubo muchas marcas que me castigaron:
la piedra en la cabeza
la palangana de agua en los brazos
y un falo caído en mis glóbulos de seis años.
Súplica
para Adri Aleixo
Enséñame a ser fuerte, papá,
como los hombres de piedra.
Muéstrame cómo ser hierro y cuchillo,
cómo no sangrar o romperse
los atrios del anhelo.
Descubre el misterio para mí
de cómo secar las lágrimas
descarnar el amor aún en brote.
Dame el secreto de ser dura,
ser tronco, ser tallo,
seca como la hoja que,
marrón y al suelo,
hace mucho que murió por dentro.
Ten compasión, padre,
de esta hija con el ceño fruncido
que todos los días
engorda las garras
con que flagela
sus mismas alas.
Clarissa Macedo (Bahía, 1988)
Poeta, escritora, crítica, agente cultural, investigadora y docente. Doctora en Literatura y Cultura. Actúa en eventos en todo Brasil y en el extranjero. Integra colecciones, revistas, blogs y sitios web. Publicó «El tren rojo que dejó las cenizas», «En la pata del caballo hay siete abismos» (Premio Nacional de la Academia de Letras de Bahía, traducido al español), «El nombre del mapa y otros mitos de una época llamada aflicción» y «El más alto Casa en tu corazón» (Premio Biblioteca de Paraná). Formó parte del Circuito de Autores del SESC. Es creadora del Encontro de Autoras Bahianas y del Sarau «Cartografias».

Daniel Rodas (Paraíba, 1999)
Escrituras
el verbo está en el cielo
y todos los dioses están
en la tierra. hay ahí el suelo:
escritura de pies
que los dedos versan
por el camino.
la pulpa de la carne. talón
profeta. las estrellas
pasean tras las
hormigas.
y por tanto son telarañas:
calles. donde el cielo
reverbera sobre la tierra.
Cordel
izados
los poemas danzan
en el tendedero de las
páginas
versos de estrofas
córneas
revolviendo el tiempo
de amantes y héroes
a la izquierda
el niño ciego
palpa la hueste de hojas
diminutas
y escucha
el susurro del intento
el vuelo inventado de un
pavón misterioso
Buitres
dos pájaros negros
planean
en la cabeza del predio.
deslizan afilando las
garras
y el pico tenue en las
losas de cemento.
planean distorsionando
las líneas
comprimiendo los jugos
de las nubes en
vuelo.
deslizan como flechas
negras
cargando la
sombra
podrida de la noche.
Apuntes
I
escribimos porque estamos vivos.
porque las palabras imploran
la vida
(exploran la vida)
y a veces la implosionan.
II
no hay duda de que escribimos
pero tenemos dudas sobre qué
escribir
que hacer con el papel
que nos ataron a la
cara
y con el trozo de lápiz
que nos hormiguea los dedos.
III
pero es por eso que estamos aquí
escribiendo cosas con la tinta
de los escombros
recogiendo cenizas de la vigilias
de la memoria.
lo que importa
es lo que escribimos.
Peregrino
caminando
me llevo la casa en mi
espalda
cerca del fuego
me acuesto al lado de las escarpas
escucho el viento
escucho los quiebres de estas
curvas
llevo en mí
los viejos hábitos de la lluvia
Daniel Rodas (Paraíba, 1999)
Escritor, poeta y dramaturgo. Licenciado en Letras y Máster en Literatura e Interculturalidad (UEPB). Editor de la Revista Sucuru. Autor de la plaquette «Eros e Saturno» (Editora Primata, 2021) y del libro «Umbuama» (Editora Urutau, 2021). Formó parte de las antologías Poesia fora do eixo (Toma Aí Um Poema, 2022), Engenho Arretado: poesia paraibana do século XXI (Patuá, 2023) y Casa Encantada: o conto fantástico paraibano (Arribaçã, 2023). Sus textos han sido publicados en varios medios electrónicos nacionales e internacionales. Formó parte del grupo de teatro ExperIeus de la ciudad de Monteiro/PB, donde colaboró como actor.

Felipe Nascimento (São Paulo, 2000)
Anticuarios del salvajismo
Un día,
uno de los ángeles más elocuentes, el Amor,
descenderá de los cielos
Con tu espada hecha de lengua
penetrará en el cerebro de cada ser amoroso
Tan extasiados estaremos delante de la televisión,
a punto de no percibir el fin del mundo?
Los mares –dominio que viste la desnudez del Amor–
se rebelará.
Es el momento en que el ángel juzgará
falta de vino, falta de pan.
Serán las justificaciones serán
Y seguro la máquina más grande
no notará la desaparición de los hombres.
Y las ciudades,
solas, sumergidas,
Anticuarios
del salvajismo.
Desencuentro
Un aborigen en Australia
Percibe que no me conoce.
Un portugués del siglo XII no me entendería.
Hasta el día de hoy cuando te miro,
Noto que no te escucho,
No importa cuántas vibraciones
Vuelen por los aires y pierdan energía en el camino infinito
(La tierra es una esfera).
Una persona pasa junto a mí.
Si quisiera conocerme, no me conocería.
(Pasos – respiración – pasos).
Yo quería ser el otro completo.
Una cerradura que lo abre todo.
Pero mientras tanto, nosotros dos,
En una cafetería de Sudamérica,
Llegamos tarde a nuestro desencuentro.
[El amor deteriora]
El amor deteriora
Las máquinas, la poesía
Nace un tumor de la civilización
Universo de nosotros
Las ciudades castran
A Dios, no hay motivo para la tristeza. De Él
Me visto como un sueño
Robado a un niño
Y voy a trabajar
La ternura es una navaja
Que corta el calendario y destruye horizontes
Acortando el espacio de los amantes
Y el fin-del-mundo.
Sueño de otoño
El sueño de otoño
Siembra las esperanzas más inútiles
Temporada prolongada, tu nombre dormirá
En los dientes de la historia
Como los hombres que crecieron en ti.
Sí, duermes para siempre
Con un Sol vidriado
Que castiga a los nómadas
Del centro de la ciudad.
Lleva el cadáver del tiempo
Pasados que insisten en jugar
Al lado de los niños
¡Rueda para siempre, carrusel!
Rueda mientras el país se consume
A pesar de comerse tanto el mundo
Rueda con tu alegría imprudente
Dando vueltas y vueltas, pisoteando a los moribundos.
[Casi no quedó nada]
Casi no quedó nada:
Ruinas al borde del sueño
Vale-todo en la calle sin fin
Diccionario extinto
Agotada la poesía toda
No existe Ítaca, ni somos amigos del rey
Los periódicos se tragaron el mundo.
Las estaciones duermen
Los calendarios son inútiles
Casi no quedó nada:
Nuestra utopía es el banquete.
De los cuervos.
Felipe Nascimiento (São Paulo, 2000)
Poeta. Sobrino nieto del popular poeta Alfredo Vieira, es estudiante de Letras en el Instituto Federal de São Paulo en el Campus Cubatão. El objeto de su investigación fue la relación entre la literatura de Cordel y la literatura medieval. Sus poemas fueron publicados en revistas como Mallamargens, Ruído Manifesto y Literatura y Fechadura. Su libro «El lado sensacional de la vida es mío o libro de los muertos» fue publicado por la Editora Patuá, 2019, y obtuvo el Premio María Firmina de Literatura. «Antiquário de Selvagerias» fue lanzado en 2023 por la misma editorial.

Guilherme Delgado (Paraíba, 1986)
Ejercicio 1
Recordar escribir olvidar
como marca de este tiempo
nuestro tiempo se nos escapa
rehén de la posibilidad
desde cualquier momento
simplemente dejar de ser
como sucede (des)afortunadamente
con todos todo el tiempo
y no hay por qué acusar
su golpe a nuestro cadáver
tan breve tan ordinario tan hermoso
ni hay razón para no tener fe
si la realidad es divina
y las palabras son mismo aladas.
Ejercicio 2
Busco en el centro
de todo un sentido
como alguien tanteando
un cuerpo en la oscuridad
en busca de manos
convulsas de la lengua
que no se revela
ajena pero nuestra
ya que se anima como
algo que alguna vez
nos perteneció algo
como un alfabeto
heredado de antigua
civilización.
Habitación
Habitar el cuerpo como una casa
vacía: la casa a la que regresamos
aliviados, aunque estemos exhaustos;
la casa bajo la cual nos cobijamos
de la soledad en medio de nuestra propia
compañía. Con el pasar de los años,
habitar el cuerpo como la memoria
que se tiene de una casa abandonada,
o que, tras ser derribada, las puertas
todavía crujen, incluso enterradas.
Como si nada, por casualidad,
hubiera fallado. Como si la nada
fuera sólo nuestra apoteosis.
VII
Hablo cuando miro
ojo a ojo
y ahí veo
en su
hora desnuda
el alma sorber
la sal de la lengua
en la playa de la isla
líquida y turbia. Así
como ahora nadie
habla y el ágora ahora
calla y un cíclope
feliz perfora otro
ojo ciego
y disfruta
¡Uf!
X
Si me quedo lo hice bien
Parto del principio
Que es fértil el desierto
(un contraprincipio
por lo tanto). A grandes
rasgos soy
solo palabras
a merced de y/o
Un ángulo de suspensión
entre la voz y la unción
semilla y silencio
Da que pensar
A veces soy
eso de pensar
Guilherme Delgado (Paraíba, 1986)
Poeta y traductor. Diplomado en Traducción y máster en Letras por la Universidad Federal de Paraíba. Actualmente cursa su doctorado en Letras por la Universidad Federal de Paraná. Participó de las plaquettes «Tanto mar sem Céu» (Lumme Editor, 2017), «A noite dentro da ostra» (Lumme Editor, 2019), además de la antología 80 balas, 80 poemas (Zunái, 2020), organizada por Claudio Daniel. Es autor de «:» (Patuá, 2017) y actualmente se dedica a la traducción de «Personæ», de Ezra Pound.

Guilherme Gontijo Flores (Brasília, 1984)
[Son escenas muy pequeñas]
Son escenas muy pequeñas y cada uno lo sabe a su manera,
pero a tu modo cualquier saludo tuyo me calcina
un poquito, un poco más, un fuego, una mañana de cenizas
por tus brazos; tu toque me da estrellas
al mediodía cuando todas las sombras hayan desaparecido,
tu tacto retuerce los nervios, tendones, dientes;
y cuando digo te amo, es una escena muy pequeña,
entre un café y otro, es una pequeña escena que se anuncia
en estos coloridos carteles, en una ligera sonrisa
hasta el final de la tarde, hasta que la noche llegue a su plenitud
y tú, ya cansada, te acuestas aquí también, estrecha,
a mi lado, y todo está en calma y todo llama.
[Todo puerto clavado]
Todo puerto clavado es estímulo o sólo devastación
de la vida alrededor, todo lo pago exige tarde o temprano
su premio, cada liquidación a tiempo se destina
a la composición de las carnes. Es cierto, cada aterrizaje
existe sólo en aquellos que buscan un nuevo vuelo,
o esperan hasta que la rama se rompa
y todo vuelo espera un aterrizaje; porque nunca nada
se estanca en su forma diseñada, no explica nada
el tiempo fijado por los cuerpos, sus cismas,
sus deseos, susurros; como la pulpa
del mango tiene su exuberancia, como los soles
tienen su atardecer en lo invisible, como nosotros
que, sabiendo el deleite del fin, igual seguimos,
entre el muelle y el torrente, caos y cielo aparente.
Aviso: sólo por unos momentos cuando saltamos
por nada lo divino nos sostiene y ampara
hasta que la suerte nos encuentre con la caída
que provisionalmente se llama gracia.
[Los dos sentimos]
Los dos sentimos, y en carne muy distinta,
que un hijo es una llaga desbandada. En él
algún misterio reside en el dolor, que de otro modo
sería el mero y propio dolor del ombligo: lo que nos duele
en un niño es que somos juntos, sí, también en él, sin serlo,
compartiendo el éxito y el fracaso
que al final siempre será ajeno.
Un hijo es otra carne en una carta perdida
sin sello. Un hijo es algo que nos une, a los dos,
nosotros dos y los hijos, en una encrucijada que nunca
se encuentra, aunque por amarnos,
por atarnos por nuestra cuenta, uno al otro,
no somos nunca una prisión, ni formaremos
cárceles en los hijos. Todos somos llagas en el extravío:
hijos que somos, hijos que tenemos, hilos de hilo
que van dar a parte alguna, y nadie sabe adónde,
y nadie podrá decir, ojalá, por qué sí o por qué no.
[Construimos la casa]
Construimos la casa, concebimos las carnes de los niños sin saber
que todo debe desmoronarse y ahí también desmantelamos nuestra
historia, piedra a piedra, diente a diente, hasta que de la ruina estalle
un brote débil, la pequeñez de un instante, el crimen flagrante
a reír y tomarnos de la mano: y si tú no te ríes de mí, ¿quién más lo hará
hasta que se me rompa el esternón? Los pecados son todos míos, los pecados
son todos tuyos, y todo será sano mientras haya cordura,
así que busquemos aquí una casa nueva, la que desaparecerá
como una bendición, casi como polvo estelar, como abono de mundos.
[Sé que encuentro]
Sé que encuentro una pérdida en tus brazos,
porque cuando naciste, naciste en mí
todo lo que es bueno y lo que no es bueno aquí
naciste en carne viva, en cierto cisma
como fuente de mí, mi curumim,
que buscas la fiebre en la piel nocturna
del sol, el camino angosto: nuestra plaga.
Sé perderme en tus brazos, encontrándome
naciendo en ti, dándome más tiempo
bajo el cielo desabierto, sobre el viento
donde encierro y ordeño cada asombro
de tierra y llama, hermana mí cuñatã,
corriendo la flor del día en que moriste
la muerte misma, siglos por delante.
Cementerio marino, curumim.
Sementario del bosque, cuñatã.
Guilherme Gontijo Flores (Brasília, 1984)
Poeta, traductor y profesor de la Universidad Federal de Paraná (UFPR). Autor de los poemas de «carvão :: capim» (2017-2018), «Todos os nomes que talvez tivéssemos» (2020), «Potlatch» (2022), la novela «História de Joia» (2019), los ensayos «Algo infiel» (2017, con Rodrigo Tadeu Gonçalves), «A mulher ventriloquada» (2018), «Tradução-Exu» (2022, con André Capilé) e «Que sabe de si» (2023), además del libro infantil «A Mancha» (2020, con Daniel Kondo, con quien también produjo el Proyecto Coestelário), entre otros. Tradujo a autores como Safo, Propércio, Horácio, Rabelais, Robert Burton, Celan. Fue coeditor de la revista Escamandro y es miembro del grupo de performance en traducción Pecora Loca.

Ikaro Maxx (Paraíba, 1985)
Me niego
Me niego a aceptar la creación separada de la vida
(Si esto ya sucede y reina en el orden de las cosas o en el principio de Realidad apenas enmascara su intención de esterilizar la obra y aniquilar a su anunciador o su anunciación viviente – de retirar del acto creativo su poder de transformar el mundo transformando a los seres)
Para mí la lectura poética comienza
en el cuerpo
como un volcán celular
el sordo maremoto de los signos
que convulsiona por dentro
el devenir de las cosas
No existe como acto contemplativo de un cuerpo rumiante
No existe para bendecir a los cansados
La lectura poética tendrá que sacudir y desordenar la percepción de la existencia cotidiana o será simplemente la cartilla de los semimuertos de una secta más o menos abierta a los curiosos de turno
ME NIEGO a ser un títere en la vitrina de poesía
Si no puedo lanzar palabras como granadas al campo de la vida
Si no puedo desplegar el estandarte de la imaginación hasta el límite de la eyaculación simbólica y de la catástrofe real
Si no puedo gritar con mis entrañas la pasión libertaria de seguir VIVO
Todo se desmoronará
Y los libros en los estantes serán cementerios de celebración
y las manos que manejan las páginas serán telarañas anestesiando moscas
y los labios que pronuncian textos adornarán el seductor vacío del sedentarismo cognitivo
y todos los reunidos en torno al consumo de muertos estarán para siempre muertos con máscaras de personas que desde lejos recuerdan que están vivas
Cada lectura poética sucede
Emerge del cuerpo
Como el amor y sus incendios
Voluptuosidad
la tierra escribe
en el cardiograma de la palabra
sus siniestros reclamos
y la monumental ópera
de sus secretas metamorfosis
y potentias
en sus revoluciones y ciclos
tantean la sagacidad
de las energías
de vuelta al ciclo del carbono
los viejos rugidos
son el mortero del futuro
se observa con valentía
al sangriento lugar de nacimiento
de la primera letra
la voz ronca de la tierra
tiembla y regala
con lo ineludible
en el corazón de la oscuridad
donde sollozan las piedras
la verdad mineral lucha
la tierra gañe y se sacude
en un orgasmo inflamable:
en la voluptuosidad la vida se reconfigura
[Inventar una palabra]
inventar una palabra que abra
todas las puertas
que derribe todos los castillos
y muros
una palabra
las entrañas desnudas y burbujeantes del sonido
explotando los telescopios
las herraduras
las horcas
las matanzas
las prisiones los trabajos
la compostura de todo lo que fue compuesto
en la arquitectura de la abstracción
en la metafísica de los gestos
dentro del invernadero de laboratorio
de los sentidos
una palabra
para incinerar
pulverizar
todas las búsquedas
y ahogar la noche en rasgueos lunares
luminiscencias gemidas
vaginas borrachas de sueño–lírico
labios para expulsar
deli–furiosamente palabras–carmesí
perfumes
mentiras ardientes
o recalentadas
sin compases
brújulas
o mapas
inventar una palabra
que conjugue en el vientre
del vórtice
toda suerte
y desbanque epopeyas
con un balanceo de hombros
[Así es]
así es
así fue y será
en el carrusel del dolor humano
en el rincón que de la oscuridad
conecta hilos de fósforo a la luna
y desfila en cuerpos de pájaros
sentados en nuestro destino
y asesina
los días de fiesta
con semillas de tristeza
los sueños que atormentan y menosprecian
los posters
los pálidos ideales
contenidos en las oraciones
las viudas
que cultivan raíces en sus manos
que sollozan
con negra lástima
el regreso del tiempo
[Manifiesto espontáneo]
Por un Arte Cosmopolita Desarraigado, follante, anárquico, puta, salvaje, provokativo, polimorfo, politizado pero no aburrido ni reduccionista (mucho menos una plataforma propagandística), atrevido, escandaloso, abierto, universal, singular, colectivo, potente, pulsante, corrosivo, elocuente, errático, extraño, no estándar, inteligente, dionisíaco, subversivo, orgiástico, orgásmico, sorprendente, amoroso, loco, juguetón, poético, vanguardista y popular, híbrido, físico, abstracto, cachondo, furia y vida, danzante, carnavalesco, mágico, musical, filosófico, vivida diariamente –Uña y Carne con la vida–, en contacto con todos los espectros sociales y densamente humana, amoralista, imaginista, hipercrítico, convulsivo, indecente, magnífico, místico y abierto a los más bellos ensueños para superar nuestras segregaciones y miedos y difundir la alegría como la capa más gruesa y más ligera de nosotros mismos!
Ikaro Maxx (Paraíba, 1985)
Interventor y experimentador radical nómada que vive en São Paulo desde 2018. Inició sus actividades estético-subversivas a principios del siglo XXI en João Pessoa, Paraíba. Es creador, traductor y editor en ProvokeAtiva, editorial contracultural independiente. Autor de manifiestos, (s)obras y bombas estéticas como «Mercadoria para Transformar a Vida em Epopéia», «Recuso–Me: um Manifesto», «Uive Quando Se Sentir Eterno», «Full Foda–Se», «A Arte da Subversão», «Ode a Lorca y outros poemas», «Diablo Ex–Machina», «Orgia de Unicórnio», entre muchos otros. Realizó el collage audiovisual Vídeo–Crise. Es uno de los creadores de Batmacumba Poética, una velada poética. Trabajó como secretario del poeta Claudio Willer en la plataforma digital de cursos y talleres poéticos Willer Cursos entre 2020–2023.

Jennifer Trajano (Paraíba, 1996)
Plagio
tal vez todavía
no te has dado cuenta
pero el cielo se está cayendo
no como las cenizas
breves de tu cigarrillo
o como el aterrizaje
del niño aprendiendo
caminando, pero como la luz
que entra por la garganta
o la fuerza infinita
que hunde los
pies en el mar
las estrellas dentro
dentro de las pupilas
de un perro que nos
mira pidiendo refugio
de un perro que regresa
al vientre de la espera
tal vez todavía
no te has dado cuenta
pero el cielo se está cayendo
no sé si jugando
casquillos de bala
cruzadas
sobre tu creencia:
que las luces
son perforaciones
bueno, auroras boreales
¿podrían ser erupciones? sé
que el cielo se está cayendo
que baja oculto
habitando el negro
de tus ojos
ojos saltones
con su caída
mirados en el mío
Fósil
tu calavera en mis manos
y la imagen del rincón más
oscuro de los ojos
que tocan blancos
como si la libertad
dejara de ser una sensación
y empezase a tener huesos
que se quedan cuando
el alma ya no cabe
en la estructura de la carcasa
El final comienza
en el comienzo
el mar es vientre
que me llena
el río es una serpiente que se
acuesta en todas las camas
nazco, renazco en pausas
respiro con o sin nudo
las miguitas de las estrellas
intentando volverlas
haciéndome torbellino
intentando buscarlas
porque empiezo
cuando me acabo
mira: falta el aire
falta mar
falta cuerda
pero no falta vida
incluso cuando acaba
por eso exploto, muero
y vivo cuando la penetro
Retrato
me atrae lo mismo
motivo por lo que no debería
y desearía no ser el niño curioso
el perro que ladra a la sombra
la voz desenfrenada en la agitación
pero tu perfil es sueño de un sueño
olvidado volviendo a la realidad
ojo con párpado cerrado
en silencio, rodeado
y cuando me ve en tu vaso profundo
: flash al mundo, registro la llegada:
te atraigo cuando no debería
Amor
reloj
sin pila
apilado
interrumpido
cosa en sí misma
dudó del infinito
Jennifer Trajano (Paraíba, 1996)
Profesora de lengua portuguesa, revisora textual, autora de los libros «Latíbulos» (Escaleras, 2019), «Diga aos brancos que não vou» (Urutau, 2021) y «Pequenas Ampulhetas» (Autopublicação, 2023). Ha publicado en algunas antologías poéticas nacionales e internacionales, como Cult Antologia Poética # 3: poemas para fazer o luto desse tempo (Cult, 2020).

Laís Romero (Piauí, 1986)
[Dicen que para despertar a Lilith]
Dicen que para despertar a Lilith
dios sopló la Palabra
boca a boca e hizo
escurrir la savia
de un pulso eterno
Matria
Mi cuerpo encontró un ritmo
mi cuerpo refugio
país de mis hijos
mi cuerpo herido helado
cuerpo dormido
capataz de mis delirios
cuerpo vasto territorio
cuerpo de corte y tinte
mapa en relieve del dolor
mi cuerpo sereno
cuerpo, cabello y sudor
mi cuerpo dice y lo aseguro
estar en camino
en el presente dificilísimo
y los miedos se multiplican
Mi cuerpo abierto y preciso
Coraje, insisto
[Bajo mis pies]
Bajo mis pies
las muertas hablan
amenidades y comentan
tantos perjuicios
Confunden mis secretos
con las bellezas del pasado
trenzan iniciales de la familia
en las raíces de los árboles
Un amanecer sudoroso
me acercan en los sueños
acarician mi pelo
y me despiertan un día mas
Trabajo no remunerado
Muebles cubiertos de polvo
Montañas de hojas secas en el jardín
Ropa esperando en el lavadero
Sartenes y platos equilibrados
Tumbada en la hamaca
con el hijo durmiendo en mi regazo
leo a Cecília hasta que me arden los ojos.
[Esta poesía tacaña]
Esta poesía tacaña se arriesga:
va sola a la calle
metafísica de garaje
hazaña irresponsable de mujer
Una poesía tímida y puta
que se arriesga
Hay fuego y vals en estas líneas
Laís Romero (Piauí, 1986)
Poeta. Tiene maestría en Letras por la UESPI, correctora y editora. Publicó el libro de poemas «Mátria» (Paraquedas, 2023) y participó en antologías, colectivos de poesía y grabaciones de poemas durante los últimos 15 años.

Laura Redfern Navarro (São Paulo, 2000)
Soldadura
en respuesta a Samara Belchior
I
el cuerpo está hecho de hierro
soldado –esto lo sabemos
pulir los gestos curvos
huesos la lengua
II
soldar hierro es una habilidad
más práctica que alquímica
de apropiarse de estos espacios
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀[guardarlos]
III
la estructura vertebral
pon tus pies en la tierra
el cuerpo capaz de domesticar
el fuego
⠀⠀este cuerpo pretende
⠀⠀de hecho, no pretende
⠀⠀garante
[existir]
IV
el cuerpo está soldado con hierro
él mismo suelda el cuerpo
suelda la voz el verso el hierro
suelda
⠀⠀⠀⠀⠀⠀ lo
[tamaño del mundo]
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀y
lo [tamaño del cuerpo]
Cloro
todavía recuerdo
aquel lugar al que⠀⠀⠀⠀⠀huí⠀⠀⠀⠀⠀o quise huir;
⠀⠀⠀⠀⠀el azul de la piscina abandonada
⠀⠀⠀⠀⠀desvaneciéndose bajo mis ojos
junto⠀⠀⠀⠀⠀solitario
este lugar tan vacío⠀⠀⠀⠀⠀y en paz
tan vacío⠀⠀⠀⠀⠀como siempre quise
/el sonido de las cigarras de fondo/
⠀⠀⠀⠀⠀el azul de la piscina tan profundo
⠀⠀⠀⠀⠀como un⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀[espejo]
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀yo que bien conozco
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀la sensación de⠀⠀⠀⠀⠀ahogamiento
Corrí hacia el olor⠀⠀⠀⠀⠀de tu cabello
cuando olí ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀este peligro
⠀⠀⠀⠀⠀te extraño
⠀⠀⠀⠀⠀que reconozcas bien
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀[lo miedo]
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀porque sé ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀todavía⠀⠀lo⠀⠀r e c o n o c e s
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀cuando encuentra⠀⠀⠀⠀mi [cuerpo]
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀flotando⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀alrededor
Cuerpo sin órganos
I
cuando yo era una adolescente
realmente lo necesitaba mucho
tener un nombre una categoría
una botella fácil de encontrar
en farmacias bajo el título de
cantidad de hipocondría
1,56 metros
II
luego me hice adulta
y me encontré y traté de escuchar
es difícil escuchar a los muertos
pero lo puedo
escuché a stella del patrocinio
escuché que dijeron que ella
era un poco pasada de ideas pero
cuando escuché su poesía
pensé que ella era más genial
que esquizofrénica porque
nunca había oído hablar a un poeta
tan naturalmente y
expresivo sobre:
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀hospitales que parecían casas
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀cuerpo vacío y
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀el verso suyo sobre hacer
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀brazo y cabeza
III
entonces descubrí que
cualquier información o
observación que
se hable de una
mujer ya sea en un registro médico
o en un lattes cualquiera
es falsa
IV
es falsa porque la voz y el cuerpo de una mujer
bailan en una frecuencia que todos somos
demasiado tontos para saber aún menos para postularse
en una biografía o en una autobiografía no hay
cómo decir o diferenciar por ejemplo el propósito
de un gemido
V
una mujer vacía, querido
es una mujer
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀que existe
VI
una mujer anónima es
una mujer sin perfil
y ella es una mujer sin
perfil por qué
ella puede tener dolor de garganta
un día y no poder
hablar y aun así continuar
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀hablando
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀en voz
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀alta
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀y clara
Izadora
I
paso por la floristería desmantelada
recuerdo a quien le gustan las flores
es izadora elijo una para fotografiar
sé que a ella le gusta
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ capturar algo entre la vida y el letargo
entonces no importa el estado de las flores
lo que importa
es que son
⠀⠀⠀⠀⠀⠀flores
fuera del espacio
⠀⠀⠀⠀⠀ de flores
II
izadora es un poco mayor
que yo pero ya la encontré
en grabados del siglo XVIII
izadora con zeta bien marcada
es una mujer que habla
y de ella salen madres abuelas bisabuelas
una especie de costura sabia
y un poco silencioso también
III
volviendo a las flores creé el hábito
de fotografiar flores extrañas
pensando en cómo izadora
las vería pero se me olvido
otra vez para llamarla
a veces ocurre
cuando compartimos algo muy valioso
esas fotografías
o flores
o el hecho de que somos mujeres
que hablan de vez en cuando
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀sobre cosas sobre [mujeres]
qué es divertido pensar
que izadora es elegante como un hada
y vivo con el pelo recogido
y las flores no están en ramos
y no en sus bellos arreglos
El cuerpo es un pantano
I
es preciso ⠀⠀⠀⠀⠀⠀cuidar los [pies]
⠀⠀⠀⠀⠀⠀antes de que
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ellos se peguen
II
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀mirar al suelo⠀⠀⠀⠀mientras corre
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀o
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀no mirar – nada –:
avanzar seguir el instinto saber evitar lo pegajoso sin tener que decorar
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀a [imagen]⠀⠀⠀⠀⠀
III
el barro también lo es
⠀⠀⠀⠀– m e m o r y –:
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀no puede ser domesticado
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀el barro
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀como si
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀domestica
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ tierra fértil
IV
el cuerpo es un ecosistema poco comprendido;
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀el olor a materia orgánica en [descomposición]
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀confunde las fosas nasales⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀acostumbradas al río Tietê;
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀me da asco esta baba marrón
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀pero también lo sé
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀que sigue siendo el único lugar para nadar
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀en una calurosa tarde de verano
Laura Redfren Navarro (São Paulo, 2000)
Poeta y periodista egresada de la Faculdade Cásper Líbero. Desde 2019 produce contenidos sobre literatura y creatividad en la plataforma @matryoshkabooks. Participa del equipo de Poetas da «FaziaPoesia» y fue alumna del Curso Libre de Preparación de Escritores Casa das Rosas (CLIPE) Poesia. En 2022 ganó el primer lugar en el Aviso de Publicación de Poesía Inédita del ProAC con «O Corpo de Laura».

Maíra Dal’maz (Pará, 1991)
La decisión de Sofía
Sophia y Nathan acostados
muertos y encajados
con un libro de Emily Dickinson entre las piernas –
⠀⠀⠀⠀⠀acto que garantiza el poema
el poema de cama ancha, de los cuerpos
de lo que revela la maldición
con pinceles de crayón
Sophia y Nathan acostados
muertos después de unos tragos
sueñan
la decisión de lo imposible
Lección de botánica
Como cortar de raíz las cosas
pero las cosas no tienen raíz
Ese día cuando me corté
accidentalmente
goteé
⠀⠀⠀⠀⠀las
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀gotas
en la jarra
Fue un homenaje a las cosas que quería
cortar de raíz
Sinfonía íntima
cepillarse los dientes para preparar la ducha fría
lavar todo el cabello dos veces para recibirte
perfumar el camino de pachulí para anunciarme
descansar sobre mi esterilla – nuestra estera: tu pecho
Encontrar el silencio
El bosque ha perdido su silencio.
Davi Kopenawa Yanomami
encontrar el silencio
experimentar el silencio
⠀⠀⠀⠀⠀con la punta de los dedos
hacer cosquillas en el silencio
romper el silencio no –
entenderse con el futuro
Camafeo
¿Es Dios quien se come la caza o es la caza el que se come a Dios?
Adonis
somos efigies de la misma moneda
ella me ve tan antigua como son las cosas antiguas
lejos del deseo y cerca de la memoria
y yo la veo nueva
la más urgente novedad del mundo
por eso me quedo atónito
mientras ella casi muere
de aburrimiento
¿ves dedos aferrados a la red?
son intrusos.
la madre corta la foto
haciéndolo más horizontal que el horizonte mismo
córtale la mano a este tercero
eso no sale del todo
para que ella no nos corte la cabeza
son los dedos de mi hermano
¿el hermano mayor que de tan joven no nació?
nuestra nariz es la misma
y si lo único que me queda es mi boca
aún será posible identificar quién soy
y ella sabe mucho más que yo
de quien yo fui
ahí al principio de todo
en la calle 81 de esa ciudad americana
que simplemente no está habitada por fantasmas
porque aún no he vuelto
Maíra Dal’maz (Pará, 1991)
Poeta. Tiene una maestría en educación y un doctorado en literatura comparada en UFRN. Tiene dos libros publicados: «Agouro» (2021, Escaleras) y «Ex–voto» (2022, Urutau).

María Eduarda Castro (Rio de Janeiro, 1986)
Este insecto
Este insecto vuela como una máquina un poco rota
a la izquierda y más a la izquierda
no sigue adelante
recuerda los pies del soldado que, en la nieve,
tenía una bota con tacón y otra sin
no te dejes impresionar, están soldando a los generales
de regreso a sus pedestales.
en domingos tranquilos
pasajes olvidados,
el cuerpo desde el centro hasta los extremos,
tenso como
un tablero,
ojos entrecerrados, arco histérico,
recuerde esto,
esta máquina medio rota,
regresando,
y estos hábitos
irregulares de sueño.
la mesera desde lejos siente
el olor del hospital francés
del siglo XX.
este insecto descolorido,
el blanco y el rojo del gallo portugués
predijeron buen tiempo,
tal grupo será
capaz de cruzar la calle?
las sillas con un pie en el agua
otro en la tierra, hacen un ruido
ella limpiaba la casa, pero sus manos no alcanzaron
las cosas.
la cuerda no estaba suspendida,
el refrigerador se movió,
el fuego no prendía,
hacía un ruido eléctrico
brazos largos, piernas cortas –
cuando caía se reía,
como un tonto,
los hermanos se reían,
apostadores de caballos,
ese insecto casi tenia nombre,
moviéndose sobre un fondo negro,
algo rascándose,
angustia de superficie,
¿quién se bajará de esa acera
bajo el toldo?
el espejo, desde dentro
un pez arrugado nos mira
las aguas no tienen forma, sombras
gigantescas de una sola ala
–aquí hay una flecha, apunta
–ellos dijeron–
no tienen, no tienen forma, se hundirían hasta el fondo
con sal caliente,
con las piedras deslizándose,
pero podrían soldarse
en una gorra
de soldado a caballo
No contestaste las llamadas
pasamos la señal
más larga del mundo
(y hablaste de
un dibujo de un tipo de monje chino
que está por encima del aire)
la mañana, en la ventana,
se cuela
como una mujer
gigante y antigua,
el pelo en el ojo,
la cabeza alcanzando la cima del cielo,
como dijo el viejo sabio
encarcelado injustamente en una celda
y calmado por la Filosofía
(o podría ser
en una película surrealista,
entre edificios, en un entreacto)
ahora también estamos atrapados
en una pequeña habitación,
hablabas en colores,
pero tus ganas de pintar se olvidan,
tu elección por objetos pequeños,
tu visión de formas inusuales
tomadas de los relieves de las paredes,
y no puedes ver, como querías,
tu rincón del cielo
el problema es
en la gravedad de estos legados,
aquí te marcan en un valor agregado sagrado
y es imposible hacer sonidos
un pájaro está cruzando
el humo del fuego
procedente de un tragaluz gótico,
muchos también están en la prisión,
las respiraciones cortas y rumbo a la nada,
no es posible
cruzar la calle sin memorizar
un movimiento previo
en mensajes:
«todo está perdido»,
si nadie más
pinta retratos, tendría que empezar de nuevo
desde cero,
ahora también hay poca luz para pintar
de ahí el cansancio
(Brecht dijo
claramente: borrar las pistas)
[En la medida]
En la medida en que
frecuento los círculos de marxistas serios,
de domadores de datos e historia,
donde busco lo que está más cerca de mí
algo que el perro sabe
que camina por las calles del barrio Flamengo que se llama Feliz
o qué sabía el perro de Gertrude Stein de nombre Amor
quien guardaba el secreto
que le dijo venus
Entonces está bien,
los fantasmas saben
que nos faltan algunos viejos
nombres de protección, miro
y espero, y miro una vez más.
el lenguaje se escapa más fríamente
el humo viejo sube por la ventana
la ventana sube
huyendo del lenguaje,
en la calle de mayor circulación
de polvo de todas las cuadras
[Si acaso tienes]
si acaso te sientes un poco «afuera»
o que tu cabeza brillante atrae cosas
desde arriba,
con una fuerza gravitacional
y luego lleva su propio ritmo a las calles
y cae en algunas fantasías – la de un grupo, un
romance noir,
la de un giroscopio, la novedad,
la sintaxis,
comer fresas con yogur,
la de estar entre varios cerros, en un camino,
o en un pueblo muy pequeño de estados unidos, lleno de pinos
donde algo sobrenatural podría suceder.
– pero es cuando el cuerpo se fija que no puede sostenerse. verticalmente a veces ni siquiera es posible
pero no olvides hablar conmigo, hablar de algo.
¿Cuánta metafísica hay en no ser tú mismo?
este escenario
no lo suficientemente cerca o pacífico, en las calles
de aquí,
en forma de círculo de tiza, interrumpe – carteles antiguos – parterres
cerrados, imposible de pasar, nos damos la vuelta
en una mañana violeta
la luz en las páginas
mojadas en el periódico
María Eduarda Castro (Rio de Janeiro, 1986)
Poeta. Licenciada en cine; maestría y doctorado en filosofía por la PUC-Rio. Actualmente realiza un posdoctorado en la USP. «Esse insecto», publicado recientemente por 7Letras, es su primer libro de poemas.

Matheus Guménin Barreto (Mato Grosso, 1992)
Tiempo
Lo que poseo y me posee,
y que, si cerco, construye cercas otras
alrededor de muros débiles, muros pocos
que levanté; lo que construye y arruina
mi cuerpo; que ya lleva en una mano
mi cuerpo y esa muerte que es suya
(si cada cuerpo nace con una),
mi cuerpo y esos besos que serán
los suyos (si muere siempre sin darlos todos);
aquello que, aun, me quita todo
y todo me da; lo que estoy buscando,
pero que siempre me encuentra y no lo encuentro.
Aquello, en fin, que me da el amor de un hombre
con un palo en ristre –y borra nuestros nombres.
(Casi) Muertes
I.
rasgar en una sola madrugada
lo que queda de una infancia: perderla bajo el sol
II.
recoger la taza como quien tiene a sus muertos
lavar las manos como quien tiene a sus muertos
abrir la ventana como quien tiene a sus muertos
mear como quien tiene a sus muertos
dormir como quien ya no duerme solo pero
después del muerto inaugural
perder la posesión de lo que era
después del muerto inaugural
perder el gesto que era solo un gesto irrepetible
no saludo
no requerido
no soborno del tiempo.
manchar irremediablemente las mañanas
III.
pienso en lo que daría por los seres amados–
pienso en qué medida–
pienso en lo que daría sin que me lo pidan–
en lo que sólo por pedido–
en lo que no daría
pienso en lo inútil de la oferta–
pienso en lo precioso de lo inútil
de la oferta–
en la poca mano poca–
pienso en la debilidad de mis manos fuertes–
pienso en la debilidad de mis manos jóvenes–
pienso en la debilidad
en la fuerza desperdiciada de estas manos–
en sí desperdiciada
pienso en lo que haría por mis seres amados–
pienso en lo que quería por los seres amados–
pienso en lo que daría por los seres amados–
y no doy
IV.
la bajada de taza de alguien que todavía tiene madre
(la certeza detrás del cuello, fija y firme, anónima casi)
el baño de los que todavía tienen madre
tomar el bus o dormir o enamorarse o trabajar de quien todavía tiene madre
no se recupera?
¿Qué vale un poema?
qué vale un poema
menos que una huelga menos
que el trabajador menos
que un grito menos
que la boca menos
que un brazo menos
que un poema vale mucho menos
pero vale un perro vivo
y (¿quién sabe?) una república
Mini-historia de la literatura occidental – Revisada y ampliada
(Capítulo: «Los Pobres»)
Domingo. Tarde. Consistorio Matriz.
Drummond, 1979
Ellos ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
–––––––––––––– (ellos –––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
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––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ellos.
Primero
El toque real en las cosas
para recordar las manos de
la arquitectura limpia de eso
que el mundo gestó.
La mano limpia, cartesiana, recta
por las cosas
para desempolvar los nombres
sol, taza, cáscara, azulejo, durazno, miseria
y tocar de nuevo
como en el Día Primero
algo de los nombres
que vibre.
Matheus Guménin Barreto (Mato Grosso, 1992)
Poeta y traductor de Mato Grosso, y uno de los editores de la revista Ruído Manifesto. Es autor de «História natural da febre» (Corsário–Satã, 2022), «Mesmo que seja noite» (Corsário–Satã, 2020), «Poemas em torno do chão & Primeiros poemas» (Carlini & Caniato, 2018) y «A máquina de carregar nadas» (7Letras, 2017). Tiene un doctorado (USP, 2022) en el área de Lengua y Literatura Alemanas. Formó parte del Printemps Littéraire Brésilien 2018 (Francia y Bélgica – Universidad de la Sorbona), Giornata mondiale della poesia 2022 (Italia – Universidad de Roma) y Festival Riobaldo 2023 (Angola – Instituto Guimarães Rosa de Luanda). Ha publicado traducciones de Bertolt Brecht, Ingeborg Bachmann, Nelly Sachs, Paul Celan, Rainer Maria Rilke y otros en revistas y libros.

Nina Maria (Bahía, 2000)
En la cabecera con Clarice
Y si fuera yo, Clarice. Al igual que tú, yo no sabría dónde he guardado ese papel, a veces inútil, a veces precioso. Precioso, porque quizás, por inútil que sea, contiene respuestas que busco sobre quién soy. Y por eso también me sorprende la pregunta: ¿Y si yo fuera yo? Eso es porque a veces no sé quién soy. No, no estoy perdida. Me encuentro a mí misma en cada momento en cada palabra dicha. Pero si fuera yo, sólo un poco más de mí, tal vez viviría plena y tranquilamente. Ciertamente, si yo fuera yo, respiraría más a menudo antes de perder el control, parpadearía cada vez más veces antes de quedar completamente ciega. Si yo fuera yo, buscaría hacer las cosas que quiero y necesito, porque vivir es un montón de segundos convertidos en horas, días, meses y años, pero aún así, segundos, únicos e inconfundibles. Pero continuando, si yo fuera yo, intentaría olvidar mi pasado, vivir más en mi presente y esperar tranquilamente el futuro. Pero resulta que no soy yo, todavía no porque estoy atrapada en una sociedad, Clarice, que constantemente dicta estándares y normas, nos moldea y, desafortunadamente, tratar de ser quien soy sigue siendo un delito que no permite libertad bajo fianza.
Último baile
Cuando el silencio perpetra mi cuerpo
Siento todo al límite.
La oscuridad se proyecta,
A merced de mi propia soledad.
Cualquier grito me asusta
Cualquier toque se convierte en un rasguño
dejándome cruda
Y ahí me quedo…
Sola bailando al ritmo de los latidos de mi corazón
Tan lenta, tan rápida.
La canción más triste me hace bailar como si fuera la última vez
Recuerdo todo lo que vi,
Todo lo que no hice
la música para
Escucho risas del pasado
Y vuelvo a la oscuridad
Me acuesto en el regazo de la soledad
Hasta que me duerma profundamente
EL COLOR DE LA TIERRA
Mira el color de mi sangre
Rojo
Descendiendo de encantamientos y lamentos,
Abajo entre mis piernas
Es el comienzo de la vida
Es el líquido de la muerte.
Mira mi sangre,
Corriendo entre mis muñecas
Para decir que ya no vivo,
Que sobrevivo.
En este mar de sangre
Se derramó tanto
De barcos de esclavos
A la bala perdida en la favela.
mira las lágrimas de sangre
De la madre agonizante
Con su hijo en los brazos.
RETRATO
A Cecília Meireles
Me desperté
Ayer no tenía esta cara
Tan mía, tan yo: una leona enjaulada
Ojos de luna, boca carnuda.
Ayer no tenía esta fuerza
O mejor dicho, no vía esta fuerza.
mucho menos la sentía
Hoy, ahora, en el momento presente
frente al espejo
Siento la fuerza que viene desde dentro de mi alma.
Me desperté
Desperté después de siglos
Tan bien, tan mía, tan yo
Ya no busco mi ser en otra cara.
SUELO LUNAR
De los accidentes de la vida
Eres mi evento favorito
Como una estrella fugaz, un meteoro brillante
Caíste en el suelo infértil de mi vida.
Ahora brotan los girasoles lunares.
Cada vez que me llamas mi amor.
Nina Maria (Bahía, 2000)
Poeta, escritora, productora cultural, guionista, entrevistadora, directora literaria. Trabaja como editora y curadora literaria internacional en la revista Ruído Manifesto (Brasil). Estudiante de Literatura con Lengua Francesa en la Universidad Estatal de Feira de Santana, Bahía, Brasil. Autora de cuatro libros de poesía publicados entre 2019 y 2021. Presente en antologías internacionales y nacionales, sus poemas han sido publicados en países como Alemania, Argentina, Chile, Bolivia, Colombia, Perú, México, Suiza, Portugal, México, Mozambique.

Pâmela Filipini (Rondônia, 1994)
Mudez
A veces me sorprendo queriendo
ser árbol
árboles no hacen daño
a nadie
sus ramas son su silencio
[…]
ojalá tuviera pájaros
en mi mudez.
Sagrado
Mi propia oración
soy yo
los muebles, las paredes, la flor en el florero
y el sonido de la lluvia me rezan
[…]
Hay algo sagrado
en ser sola.
De la compañía
pero resulta que para eso vivimos:
buscamos una compañía
para que aprendamos a ser solos.
Tienes el campo
Tienes el campo, el rebaño, las aguas.
Tienes la leche, la levadura, el trigo.
Tienes el pan y el silencio.
Tienes el susurro entre la brisa
y la sombra que hace tu sufrimiento
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀aflojar tu estómago
terminando con ojos
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀en azul y hambre.
Tienes en tus manos funciones que no
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀no pertenecen a las manos.
Estos gestos te poseen.
Tú amas.
Las mujeres están salvas
en tu valla.
Medité sobre estas cosas cuando
todavía no había yo para meditar sobre
estas cosas, cuando no había tu
para meditar sobre mí.
Y ahora, en este Tiempo Inquieto
de Interior, meditamos una en otra
en secreto para que nadie
invada la pequeña revisión que la
Vida nos llena cuando al mirar
las Estrellas hacemos el Amor Invisible
sólo disponible para Seres Libres.
Mira como el acontecimiento
⠀⠀⠀⠀⠀aún no te ha terminado.
Tienes la suerte de tocar en cosas
que sólo puedo imaginar.
Fin
Cada cosa se inclina hacia su fin.
A cada cosa se le permite amar anunciando
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀el fin sin vivirlo.
A cada cosa se le permite vivir su fin
amando para estar seguro del propio fin.
A cada cosa se le permite terminarse
para hacer una pequeña hoguera
en el Oscuro Paisaje Interior
huyendo en las sombras de aquellos
que allí se calientan.
Pâmela Filipini (Rondônia, 1994)
Poeta. Ha publicado 3 libros: «FOLHAS DOS OSSOS ou o tratado das coisas insignificantes» (Editora Patuá, SP, 2017); «Ensaio sobre a Geografia dos Cernes» (Portugal/São Paulo, 2017/2018); «Por a Prumo o Tempo» (Temática Editora, Porto Velho, 2019). También publicó casi una decena de álbumes con composiciones centradas en la música clásica.

Pedro Mohallem (Minas Gerais, 2000)
Staccato
La vida es un beso brutalmente breve:
tan pronto como los labios se encuentran, ya se separan;
es como incinerar la vieja carta
que por falta de tiempo nadie más la escribe.
Relojes a los que no se les puede dar cuerda
insisten en mostrar lo tarde que es;
de ninguna manera se distingue la hora muerta
de esas que se deslizan entre los dedos sin alarde.
Aunque nuestros ojos sean tan tercos
y muéstrenos un futuro brillante,
nos iremos un día
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀(no sé cuándo,
pero todo nos lleva a creer que será ayer.)
Víspera
Entrar; pero, antes de entrar,
pesar lo que no tienes:
lo que ha pasado y lo que está por venir,
obeliscos de aire, fatales.
Disfrutar con cierta mala fe
del futuro y del pasado,
como si hubiera algún mérito
en no ser lo que no eres.
Todo lo que queda es el ahora,
esta víspera de todo.
El ahora: entrar y todavía
mantenerse fuera.
Poética
Rascacielos en ascenso
sobre el plano de un puente,
aunque el puente está extendido
sobre el tiempo, no sobre el espacio:
cada poema es una caída
que termina en el mismo Donde,
toda la poesía
una reinvención del Azar.
No tenemos el silencio de las montañas…
No tenemos el silencio de las montañas,
el silencio de piedra, imponderable,
el silencio que estalla en la garganta
como el grito sordo de alguien baleado;
el silencio del abismo no es para nosotros,
el silencio de la caída incalculable,
el silencio de un cuerpo que se inclina,
pero que nunca se tira; no nos queda bien
el silencio traicionero de una tregua,
el silencio masivo de una puerta
abierta: sólo somos aptos para lo más desfavorable
de los silencios: el que se entrega
—A nosotros el silencio de los silencios—
para escupir una palabra muerta.
Ícaro
Observamos un nido desde el balcón,
el cachorro tirado en nuestra calle:
su silencio describe una parábola.
Y mi mano se posa sobre la tuya.
Existir: vuelo indistinto.
Por nuestra calle alguien emborrachado camina.
Un pájaro más grande que el cielo se desploma.
Y tu mano se posa sobre la mía.
Pedro Mohallem (Minas Gerais, 2000)
Poeta, traductor y profesor de Literatura. Licenciado en Letras y Máster en Estudios de Traducción por la Universidad de São Paulo. En 2019 publicó su primer libro, «Véspera; Debris», semifinalista del premio Océanos.

Renata Flávia (Piauí, 1989)
Cuerno de buey y nácar
llevo entre mis dedos los campos secos que cruzaste
me hubiera arañado en ti fácilmente
podría haber corrido
pero estaba cayendo
y desde abajo
recogí del mar el brillo más difuso
para adornar mis manos frías
que se deslizaron en el viento hasta tocarte
¿es tu pedazo aquí?
este aro que rodea mi piel
recordando tu nariz sorbiendo todo el aire de mi cuello
¿es tuyo lo que ya no quieres?
si este no querer te pertenece
¿sigue siendo tuyo todo lo que dejas?
un rosáceo dulce tachonado en el duro desierto de mí
no te tengo aquí
es una ilusión pensar que tengo
soy yo
el buey y la perla
la que se deshace y la deshecha
el mar entero y el rasguño doloroso
las manos en el viento buscando los límites de mí
necesito cruzar mi inmensidad
para llegar a ti
dolores madres
pedazos
campos enteros devastados
para encontrar esa quien soy
una vívida luz acostada en un oscuro agujero
[es fundamental no acariciar]
es fundamental no acariciar por posibles bombardeos.
cabe entre los dedos de mi mano
mi falta de tacto con las medidas
mitad de ti desea la soledad
mitad, otra, multitud
rota, abierta corazón expuesto
parezco pesar en los dos lados de la balanza el mismo hueco
perdida entre mis costillas
sigo haciendo curvas
en un camino recto
Busco mi rostro
Busco mi rostro verdadero
En los lugares correctos e incorrectos
En tus ojos
En mis antiguos pasos
Busco pistas, rastros
De la memoria
Excavando sentidos
Pero no puedo encontrar el retrato
Antes un humo
Antes el pasado
Me doy cuenta que rompí en mil pedazos
Toda la cara que traigo
Mil combinaciones se extienden
En la canción
En los edificios
En estos versos vagos
Tal vez encuentre, entonces
Lo verdadero en lo defectuoso
Y remonte cierto lo errado
[Quería nunca volver a empezar]
Quería nunca volver a empezar un poema con la palabra yo
Porque todo viene de mí, dios mío.
Quería empezar con otras cosas
Ver con otros ojos
Ser seca de mí en el momento de tus asombros
Cosechar la miel
Sentir el aguijón de las abejas
Sorber el mundo
Olvidarme en el segundo
Al comienzo de estos poemas
[El olor de la ocupación]
El olor de la ocupación
La casa repentinamente vacía
El ruido aislado en el rincón más extremo de las habitaciones
El ratón
Royendo el día en los rincones
Impidiendo mi movimiento
El olor
Sofocando el aire
Yo bailo
Soplo y empujo el aliento
Lanzo
Los dados
Pero me estoy ahogada en el vaso
Ya demasiado lejos
Para buscar el veneno
Para protegerse del daño
Dios mío
Yo soy el ratón
Renata Flávia (Piauí, 1989)
Poeta. Trabaja en una biblioteca. Ha publicado libros de poemas: Mar Grave (2018), Lustre de Carne (2019) y Morada, te faço (2020).

Sara Albuquerque (Alagoas, 1990)
Armarioterapia
manos de tijera, me recorto para encajar
en el paso del mundo, me recorto
para caber en el baño dentro de un cubo
me recorto para encajar en el recinto donde me dicen que es seguro, me recorto para encajar
en el sol de la ciudad, yo
me recorto para encajar
en el calendario, me recorto para encajar en un tercio
de la cama, me recorto, recorto, me recorto, y siquiera el amor
he apostado la garganta que sería amable, pero ni siquiera el amor no está lleno
de dedos
y ahora el único lugar que coquetea con las manos de tijera esposadas mientras los ojos
todo hablan: dentro del armario
sentada en la almohada como si estuviera cagando o dando a luz
dentro del armario, rodeada de todas esas piezas solitarias
sin
cabeza, de allí salgo los martes y viernes vestida
para diez grados
y entre ellas me recorto encajar como arquitecta
en la planta
[Antes nadie paraba]
Antes nadie paraba la conversación para investigar ahí mismo
si lo cierto es intubado o entubado
dónde está la epiglotis
Inhaca es una isla en África
antes nadie descubría en la mesa de la cena que tenía úvula
bifurcada
en la duda extendida
el templo del nombre
desconocido
era el tiempo
con el dedo en el diccionario
cada letra una brújula
hasta el redoble de tambores: la palabra
volteada
lista
realista
para volver a caer en el olvido
no sin antes ser la reina de los tambores
[el amor dice que nosotros]
el amor dice que nosotros
todo sufrimos así que traga
la palabra el llanto el amor
dice que todos somos
creerlo entonces legitima la excusa
la promesa dice el amor
que todos esperamos entonces
el amor se ve privado de las puertas
dice que podemos manejar todo
así que ve a agarrarlo
hasta el dobladillo de los pantalones
molido y fino
una rémora
Frontera
cuando te llevas
toda la vida
sosteniendo las paredes:
cómo cambiar el eje
a quién debo pedir
llévame esta parte
no la necesito no la soporto
si la tengo, el destino me alcanza
y todo parece predispuesto
el espejismo en un desierto
donde me ahogo poco profunda
a quién debo pedir
paralízame el gesto
la boca que muerde a sí misma
pensamiento inseguro negativo atragantado
como eliminarme
los tornillos crecidos en la carne
que el tiempo y la circunstancia
fortificaran
cuando me pasaran el dolor
de la falta de compromisos
uno-detrás-del-otro
en el misterio de ser yo misma
colecciono errores de otros
y no doy bien el siguiente paso
soy un más allá endurecido
sin cosecha
[la luna está realmente tan lejos]
la luna está realmente tan lejos
bárbara
incluso yo no sé cómo pedir
una bebida
un toque
un teléfono
no sé cómo pedir refugio
veo la luna y lo sé
pero si un día bárbara
yo de repente murmurase
amor
amor
amor
usted iría a la luna
bárbara
usted viviría allí
Sara Albuquerque (Alagoas, 1990)
Escritora. Maestría en Escritura Creativa por la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul. Es una de las creadoras de Oxibá Casa da Escrita. Autora de los poemarios «Caspas e Muriçocas» (Urutau, 2021); «Sete centímetros de língua» (Patuá, 2018), «Giz Morrendo» (Iogram, 2018); y los títulos infantiles «O segredo do rio Mundaú» (2011); «O embrulho misterioso de Nina (2013) y «Ei, você viu Luizinho?» (2013), integrantes de la Colección Coco de Roda de la Prensa Oficial Graciliano Ramos (Iograma). Trabaja con performance y literatura en el proyecto @leituraquesara en plataformas digitales.

Thiago E. (Piauí, 1986)
La casa construida con Maíra
nunca nos habíamos planteado vivir con gatos
grises los años tristes engañaron nuestros ojos
en el siglo trece el papa gregorio noveno
asoció a los felinos con las brujas —a satanás—
abriendo fuego contra los cultos paganos
el humo de las muertes aún ciega:
cuantas personas engañadas por el hollín
repite que no le gustan los gatos, ¿sin ciencia?
recuerdo a ese tipo aquí frente a la puerta
empuñando un cuchillo y una bolsa de arpillera
cazando a la gata que recientemente parió en la acera
¿qué fuerza nos hizo traerlas a casa?
¿y cómo llamar ahora estos días
si llegan sin voz, con los pies perezosos?
durmiendo debajo de la planta ¿con qué las gatas sueñan?
la hoja de filodendro es un corazón largo
la travesía del fantasma
un fantasma atraviesa por mi casa
toca la construcción, sus daños físicos
mira al techo sin luz muy infiltrado
son lámparas arruinadas y goteras
mi casa atraviesa a su fantasma
quiere tanto entender qué angustia
creó oscuras manchas en el tinte
buscando defenderse de este enigma
por pensar que las paredes tienen oídos
pero nunca dan palabras definidas
solo los locos hablan con las paredes
nadie escucha el dolor de las grietas
desde la calle, un gato salta a la ventana
podrida, el alféizar cede, huye el bicho:
mientras la casa busca una solución
en el suelo otro yeso se hace añicos
Compás |
tal vez | por amor a la música
tendría la gata | una pauta
:
componer | sólo los sonidos necesarios
ser la duración de la pausa |
[la lengua es un triste molusco]
la lengua es un triste molusco, llora un llanto negro y oscuro —un molusco triste es esa lengua, recuerda y lame su fino dolor— dentro de la boca, tal molusco llora por la falta de su casco, quiere el tiempo justo atrás, para volver a la leyenda del pasado, leyenda vieja, antes de la boca, tenía una concha y una casa, un escudo y una fuerza, pero en un misterio de la materia perdió su parte más eterna, se convirtió solo en lengua y se desintegra —la lengua es un triste molusco, ya sin esperanza, en la oscuridad, de recuperar su casco, tener un futuro, se resigna con una risa plomiza— como le queda ser lengua, lenguaje, motor, siempre y aun, es en su boca pala y palabra, habla como quien cava —cava con el cuerpo un liso suelo, suelo de carnes gemelas, mojado, buscando en la cabeza el viejo casco, ropa y casa, escudo y agasajo— la lengua es un triste molusco, no sabe si es carne o hipo, sin concha, se reinventa en la oscuridad, sin cara, es como un espectro espasmo movimiento un obgesto
[La tartamudez]
la tartamudez winston churchill
no tiene gracia julia roberts
tiene palabra lewis carrol
que no pasa aristóteles
es un misterio charles darwin
en el cerebro antony hopkins
o en el pecho b.b. king
sin remedio marilyn monroe
sin fluidez george VI
es ingeniería isaac newton
y como driblarla napoleão
lo aprendía virgílio
interpretando bruce willis
siendo suave nelson gonçalves
nadie tartamudea machado de assis
cuando escribe thiago e
Thiago E. (Piauí, 1986)
Poeta. Publicó los libros de poemas «Os gatos quando os dias passam» y «Cabeça de sol em cima do trem» [remix]. Lanzó los singles «Ave Mautner», «Povo país caos» y «Compasso» (en colaboración con Joniel Veras, Cid Campos y Jan Pablo, respectivamente, con la participación especial de Jorge Mautner y Arnaldo Antunes). Formó parte de la banda Validuaté. Entre otros discos, grabó el disco Alegría giro. Fue uno de los creadores de la revista Acrobata.

Vitória Régia (Ceará, 1991)
[La piel calcinada]
La piel calcinada, viento y sudor, aún intacta.
Al comienzo, me reconozco en las paredes
Sin sombras, sin olores
De la piel o de los destellos del silencio
Buscando, sin voz ni pudor
Pero las manos se mueven enamoradas
Del sol de la garganta, del vientre, de la boca
Del idioma, lleno de nombres
Ninguno sería el tuyo, león negro
Esperando, compartiendo
Donde canto los cardos, o el ala celestial
Del deseo
Patas de pájaro en este eje y el ojo de la noche
En cualquier curva
Buceando en islas enteras
Que pesaban en mi cuerpo
Cualquier rastro se ilumina en el día
En tu nombre probé
Con los pies
Que todavía regresan
Y la boca
Profunda y clara
De amar y destruir
Pura fuerza de la gramática
Manos que encierran una ciencia
Crean lo que sobrevive
En el corte de la luna vertiginosa
Más corto y más fuerte
Donde la raíz que el ojo ve
Todo el paisaje
Todo el orificio que encierra
En nubes enteras
Sin lágrimas
Sin dioses
Mojada, y ya lo sé
El sonido del arcángel
Quien no sabe olvidar
Lluvias y madrigales
Cuando está
Dentro de mi.
[Pájaro escarlata]
Pájaro escarlata cuando aterriza
En el reverso del mensaje
Con relicario al cuello
De rosarios verbales
Una conveniencia de milagros
En el antebrazo que sostiene
La perpetuidad de las primaveras
Yo lo protejo, quien sabe
El dictado que asierra
Las encías amarillas
De leopardos saciados
En cuerdas de acero
El fado profetiza la comunión
De los que corren vientos y velas
Piel caliente, aire de mar, soledad.
La mano bajando por el pecho
Aguardo hora buena – no siempre al alcance
Y no siempre entendiendo
Vibran, colorean
En el ocaso de las apariencias
Ojos lunares, toca, mujer – de seda
Por la blancura de los huesos olvidados
La vanidad de los deseos
En la tierra siempre es hora de morir o florecer
Los espejos del alma y los caminos al cielo
El techo de la boca es para la lengua
Y el regazo fértil de la sirena es el que menos maldice
Es dulce sobre el velo de María
Ruidoso el interior de la cueva, para aquellos que quieran pasear
Pífanos y guerras —para nadie— predilecciones y olvidos
Cabalgo por los deseos
Siempre son impenetrables
Cuando coso salmos mientras espero
Ostra–mujer, una canción de cuna
Palpando altares
Versando yeguas blancas
Que se mueven en el espectro
Del techo de hierbas
Y beben aguas verdes
Blandas o violentas
Se encuentran en el brazo del río
Pero en la voz los versos del poema no se entrelazan
Silenciosa, una sacerdotisa del embrión
Promueve un itinerario aromático
Su mismo blanco mira el vientre
Las tripas y ojos
Pulsante en las carótidas
Despierta y feroz
En la clave del iris
La visión del amor
Sólo pruebo líquida.
[Descamando tu piel]
Descamando tu piel
Que queda aturdida en el mar
Y de la muñeca
El flujo de sangre que sienten los dedos
De materia viva y muy comprensible
Exiguos
Puntos trazados para recordar
Mi cuerpo
Pegado en la pared de extraños
Platonismos, goce, silencio
Escucha
Las cosas ocultas
Maldiciendo el ruido del fuego
Mientras miro las señales que quedan
Cuando repetimos –abismo, ojo, inmersión
Tejiendo intensidades ilusorias de extranjeros
La pasión silenciosa
Hacedora motriz
El caos familiar
Que nos mueve.
[Imaginas]
Imaginas
El patrón de las nubes en Júpiter
La Gran Mancha Roja para sembrar la noche
Mientras recuerdo la casa en el camino
Contaríamos los días sin saber
De la Gran Mancha Roja
Y ellos resistirían
Al ruido del abandono
Sabiendo
Que sólo dormirían al cerrar con llave su única puerta.
[Algunos temores]
Algunos temores son serios
El salto de cascada que estaba permitido
Las marcas que tejen la estructura de los recuerdos
El frío del que escapamos cuando cambiamos de ruta
El encanto de los espejos
El encanto por el agua que cae de las cataratas
O por el quemado de las noches
Todas ardían en ese momento
Piel en marco 35mm
deseo que vuelve
Mis bienvenidas
Entre y mire los surcos
Las puertas quedarán abiertas
He estado preparando la habitación para aquietarnos
La ciudad no es la misma
Los transeúntes eligen todos los caminos
Cruzando el centro – Incierto de trampas
Alineando las piedras, fíjate en la serenidad
Las agujas eran diarias
Me voy y me persigo – en caso de desacuerdos
Me sirven para sobornar caricias
Excita el gusto el pretexto del viento
Ala de plomo que queda
Escucha
Estos son los estruendos de los pies descubiertos
Que se excusan con el vaivén del mar.
Vitória Régia (Ceará, 1991)
Poeta, traductora, editora de la revista Literatura y Arte para Mamíferos. Es licenciada en Letras y maestría en Lingüística por la Universidad Federal de Ceará. Publicó los libros de poesía Partida de não dizeres (Substânsia, 2015), Náutico (Patuá, 2018) y un infanto-juvenil O Barquinho – SOS Para o Mundo (Expressão Gráfica, 2021).

Elys Regina Zils (1986)
Poeta, artista visual, traductora. Estudiante de Doctorado y Maestría en Estudios de Traducción del PGET/Universidad Federal de Santa Catarina. Se dedica a la Literatura Latinoamericana, investigando principalmente Vanguardias Literarias y Artísticas con énfasis en la Literatura Surrealista Latinoamericana. Editora de Agulha Revista de Cultura (2023). Co-traductora de «A bússola do acaso – Trilogia do Surrealismo», compuesta por Um novo continente – Poesia e Surrealismo na América, 120 Noites de Eros – Mulheres surrealistas, e Cartas mágicas – Viagens do Surrealismo. También ha sido parcialmente responsable de las traducciones de poetas hispanoamericanos para el «Atlas Lírico de Hispanoamérica», publicado por la revista Acrobata. Actualmente prepara la traducción de libros de Eunice Odio, Olga Orozco y Marosa di Giorgio, todos para Sol Negro Edições. Contacto: elysre@gmail.com.

Floriano Martins (Brasil, 1957). Poeta, editor, dramaturgo, ensayista, artista visual y traductor. En 1999 creó Agulha Revista de Cultura. Coordinó (2005-2010) la colección «Ponte Velha» de autores portugueses en Escritos Editora (São Paulo). Curador del proyecto «Atlas Lírico de Hispanoamérica», de la revista Acrobata. Estuvo presente en festivales de poesía realizados en países como Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Ecuador, España, México, Nicaragua, Panamá, Portugal y Venezuela. Curador de la Bienal Internacional del Libro de Ceará (Brasil, 2008), y miembro del jurado del Premio Casa das Américas (Cuba, 2009), fue profesor invitado en la Universidad de Cincinnati (Ohio, Estados Unidos, 2010). Traductor de libros de César Moro, Federico García Lorca, Guillermo Cabrera Infante, Vicente Huidobro, Hans Arp, Juan Calzadilla, Enrique Molina, Jorge Luis Borges, Aldo Pellegrini y Pablo Antonio Cuadra. Creador y miembro de la Red de Aproximaciones Líricas. Entre sus libros más recientes se encuentran «Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad» (ensayo, México, 2015), O «iluminismo é uma baleia» (teatro, Brasil, en colaboración con Zuca Sardan, 2016), «Antes que a árvore se feche» (poesía completa, Brasil, 2020), «Naufragios del tiempo» (novela, con Berta Lucía Estrada, 2020), «Las mujeres desaparecidas» (poesía, Chile, 2022) y «Sombras no jardim» (prosa poética, Brasil, 2023).
2023
Agulha Revista de Cultura
para
Revistas Esteros
