Poco conocemos, en América Latina, acerca de la literatura kurda. Esta muestra, diversa, traducida con esmero y precisión, nos adentra en una poesía que tiene mucho que decirnos, que tiene muchas fronteras que unir y muchos universos que enseñarnos.
Traducción del kurdo por Jiyar Homer, Gabriela Paz y Ariel Miller

Narin Rostam نارین ڕۆستەم
El sombrerero
Mi padre quería ocultar su melancolía,
se puso un sombrero de cuero y
se convirtió en poeta.
Mi hermano rasuraba su cabello con hojas estropeadas,
acurrucó la cabeza y la tiró en el círculo
de un sombrero negro,
quería ocultar sus heridas en la cabeza,
se convirtió en religioso.
Me pusieron un sombrero mágico y desaparecí.
El sombrero que convirtió a mi padre en poeta,
está tumbado en el cajón de la cómoda.
El sombrero de mi hermano se convirtió en alquitrán y
se quedó atascado en su cabeza.
Estoy buscando el sombrero mágico:
me desapareció y desapareció.
La lucha
Cada vez que la televisión en blanco y negro
comenzaba a chirriar y
nos mostraba la lucha,
mi padre
se consideraba a sí mismo como un héroe,
tuvo que comerse un plato de sandías gordas.
Mi madre
decapitaba las sandías,
cortaba sus huesos:
era el luchador derrotado.
Yo
era un árbitro sin silbato,
caminaba en short a rayas.
El mundo sería colorido,
cuando se fuera la electricidad.
Mi padre
levantaría el plato de sandías
realmente se habría convertido en héroe.
El luchador derrotado
que tenía la cabeza en su regazo
retiraría los trozos de platos rotos de su carne
en la bañera.
Yo
con seis silbatos en mi cuello
como premio de fichas de lotería
ya no puedo detener este juego.
La bañera
Mi padre era poeta
un día el globo terráqueo cayó en sus manos
nos sacó del charco de un callejón
nos arrojó en un cuenco y
vertimos frente a la puerta de la bañera pública.
Cada uno de nosotros
con papel amarillo en nuestras frentes:
«Los lávan bien,
drenan su pus y heridas
quiero ponerlos limpios
en uno de mis poemas».
Yo era más pequeña de lo que parecía
el jabón resbaló en mis pies y caí,
grité…
Mi hermano ya no era un niño
era una túnica negra
colgada con clavos oxidados
en la pared del baño.
Mi hermana…
se fue tras su peine
y no volvió.
Por la noche
nos hicieron el mejor poema.
Mi padre…
levantó el premio y
el globo se deslizó de sus manos.
No cierren la puerta de la bañera,
yo quiero salir
de este poema.
Traducción del kurdo por Jiyar Homer y Gabriela Paz
Narin Rostam نارین ڕۆستەم
(1992, Hawler, capital de la Región del Kurdistán, Irak). Publicó su primera obra a los 15 años y tiene dos poemarios hasta la fecha; los poemas aquí publicados provienen de su último libro, publicado por Nûsyar Editorial en Copenhague, en 2021. Narin Rostam trabajó como periodista independiente en medios importantes de Oriente Medio, incluyendo la sección kurda de Voz de América (VOA). Habla kurdo y árabe, actualmente vive en su ciudad natal y sigue trabajando como periodista. A pesar de ser una de las poetas kurdas más conocidas junto con Kajal Ahmad, Choman Hardi, Jila Hosseini, Nazand Begikhani, Hero Kurda, Lazo Azad y Bahar Hosseini, esta es la primera vez que una muestra de su poesía aparece en español, después del francés, inglés, turco y árabe.

Baroj Akrayi بەڕۆژ ئاکرەیی
Ser escritor al estilo finlandés
¿Cuándo fue? … ¿Cien, doscientos o tan solo diez años atrás?
Sé que fue verano y que llovía. Mi teléfono sonó, lo cogí, y fui a pararme detrás de la ventana, miré la lluvia y las gotas que se resbalaban por el vidrio de la ventana y, al descender, se unían y se separaban.
Él dijo: Yo soy Uria. Uria Mazhar.
Yo pregunté: ¿Uria…?
Y él: Airu… el poeta Airu. Estoy aquí. Estoy en Estocolmo.
Era joven, con ojos verdosos, o azules, o… no sé. Nunca supe, pero se asemejaba a un ciervo espantado que se había escapado de una selva. Hasta caer la noche me arrastró de un bar a otro, solo bebía y me preguntaba: «¿por qué no tomas?»
Afuera, llovía tanto que las gotas caían las unas sobre las otras.
Había publicado dos poemarios con su propios medios, y se había tragado uno de ellos: «¡No grites! No hay nadie en este espejo».
– No me gusta el otro. Tampoco te voy a decir su título. Pues, ¿por qué no tomas?
Escribía en persa, un buen persa y, en ocasiones, combativo, combativo con la gramática y los clichés tan repetidos en la poesía persa, tanto moderna como clásica. Invirtió «Uria», convertidiéndolo, así, en «Airu». Airu, en aquel tiempo, era renombrado; y sus poemas bien conocidos. Con tan pocos años –¿cuántos tenía en aquel tiempo? ¿Veinticuatro?– conocía bien las teorías literarias, más no se escondía tras de ellas; le apuntaba tanto a los sentimientos como a la mente de lectores y audiencias por igual. Era un uria tímido y distraído, y siempre que guardábamos silencio, solía decirme: «Léeme un poema»
Venía de Sanandaj, había crecido en Teherán y Karaj, se había instalado, durante mucho tiempo, en Turquía y, posteriormente, había llegado a Finlandia, hablaba bien el finlandés, el persa y el turco, le encantaba Orhan Veli y tradujo un poemario suyo al persa, tenía un buen conocimiento de la poesía kurda, incluso había viajado a Hawler y a Slemani, mas no recuerdo cuándo ¿Por qué es que no le pregunté? ¿O será que no lo recuerdo? También había traducido un par de sus poemas del persa al kurdo. Los había escrito, y si algún kurdo le preguntara, se los enviaría.
Yo le dije: Uria, tus poemas kurdos no están bien. No los has traducido bien.
El dijo: Los voy a romper. Yo sé. Mi kurdo no es bueno.
Era tímido.
A menudo me llamaba. Más por las noches.
– ¿Tienes ganas de que te lea un poema? … si no tienes ganas de escucharlo, tú léeme uno.
Más tarde escribió una colección de cuentos en persa; me los envió todos, y los leí con el corazón. Eran buenos cuentos. Le dije que los publicara.
No tenía dinero.
Él mismo lo dijo.
Le dije: Yo conozco a algunas personas en Teherán y puedo hablarles. Estos son muy buenos cuentos, ¡hijo de dios!
Él se rió: Ese «hijo de Dios» me parece tan hermoso. Sólo se dice en kurdo, en Slemani, ¿o no?
Enviamos los relatos a Teherán y fueron publicadas por la editorial Ney, «Recogiendo hongos al estilo finlandés», y, de igual manera, recibió una buena atención en las conferencias literarias de Irán.
El verano de 2007, cuando yo regresé de Kurdistán a Estocolmo, me envió un correo repleto de cansancio y aburrimiento. Lo llamé.
– Extraño a mi hija Klara. ¿Me entiendes, Baroj? Estoy casi volviéndome loco. Sólo la veo una vez a la semana.
Se había divorciado de su esposa.
Le dije que viniera y que se quedará conmigo por un tiempo; le gustó, pero no le iba bien. Se lo dije a unos amigos; lo ayudaron, y vino. Estaba derrotado; bebió hasta tarde en la noche y, luego, se durmió en el sillón; no se quitó los pantalones ni los zapatos: era un joven anciano.
Una noche que estaba acostado en el sillón en la casa de Hassan Nur, se levantó y dijo:
– Tengo un nuevo poemario, te lo voy a mandar cuando regrese.
Se quedó una semana y regresó. No tomó un mes entero, y me envió su poemario «Mala televisión».
Estaba lleno de bonitos poemas y de invectivas idiomáticas, expresiones y visualizaciones con sentidos ocultos. Las invectivas de una lengua sobremanera poseída y bien dominada que se caen en la traducción, y no es posible transferirlas a otra lengua. Trabajé en ellos durante mucho tiempo, traduje algunos al kurdo y se los envié. Era tarde en la noche; me llamó, y su voz estaba temblorosa:
–Hiciste un buen esfuerzo, pero ya para. En cuanto consiga algo de dinero, voy a viajar a Estocolmo y vamos a trabajar en ellos juntos. ¿Tú no puedes venir a Helsinki? Tengo un cuarto, una cama y dos sillas. ¿Sabes? Ya no me dejan ver a mi niña.
Luego regresé, volví, regresé, y me quedé.
El verano pasado me envió un correo: «¡Hijo de Dios! Te fuiste y te escapaste. ¿No puedes llevarme de vuelta? … Estoy cansado de estar aquí».
Ya no estará cansado nunca más. Alcanzó pacientemente los 35 años de edad y un cementerio de Helsinki.
El poeta Taher Jambarsang me escribió desde Estocolmo: «¡Baroj! Uria Mazhar se suicidó y dejó este mundo por las ratas y los padrotes».
Traducción del kurdo por Jiyar Homer y Ariel Miller
Baroj Akrayi بەڕۆژ ئاکرەیی
Escritor, poeta, traductor y fotógrafo kurdo. Nació en 1963 en el sur de Kurdistán. Baroj escribe poesía, crítica y guiones en kurdo; tiene seis colecciones de poesía, así como traducciones. Tradujo literatura persa muy conocida al idioma kurdo y escribe cuentos cortos en persa. Tiene dos colecciones de cuentos. Baroj actuó en «Memories on Stone», dirigida por Shawkat Amin Korki y participó en «Landless», una película de Touraj Aslani, como actor y asesor de escenarios.

Wirya Mezher وریا مەزهەر
Picnic
Anoche, al deambular por la ciudad,
encontré un lugar acogedor al interior de la ciudad.
Te extrañé;
me sentéescribí una línea para ti, y la taché;
escribí una línea más yde nuevo la taché,
una línea más y así otras líneas más
escribí y taché
continué esta labor de tal manera
que sentí:
Estoy sentado frente a ti, en algún lugar fuera de los límites de la poesía.
Una carta de amor de un amante con el corazón roto
«Te quiero
porque no puedo estimar la intensidad del tictac de tu reloj
porque no sé si vas a trabajar por la mañana o si vas a otro lugar
si te pones tenis o tacones
no sé comes cuantas comidas al dia
y si le pones leche a tu café o veneno (¿y acaso tomas café?)
porque no sé cuántos malditos cuchillos han apuñalado tu corazón
y ahora que has nacido o muerto en la cama de algún hospital,
dado que no te conozco, no te pude ver (o te vi y no te recordé)
te amo por tantas otras cosas
que no veo la necesidad de decirlas
no… no es necesario, nada es necesario
no es necesario decirte: es tarde, tengo clase mañana temprano
no es necesario decirte: te amo
no es necesario que te digo: no es necesario
¿eh?… no, no tengo nada
sólo estoy un poco cansado
me tengo que ir a dormir
ahora, como siempre, hazme un favor y no vengas a mi sueño;
¡por Dios, te amo!»
No pienso
No me sorprende todavía pensar qué soy, porque existo
no me sorprende todavía pensar qué seré, porque pienso
no me sorprende todavía pensar que estoy muerto, porque vivo
¡me sorprende todavía pensar que tengo algo a decir
porque no pienso!
La sombra
Al interior de una habitación en completa oscuridad
estoy en busca de una sombra
una sombra completa
una sombra
las mismas sombras que yacen en la luz
pero haga lo que haga, no las hallaré
creo que la luz ha llegado a cada uno de sus sitios
Las palomas
Ayer en el parque
estaba observando
una bandada de palomas que se había posado y
a una anciana con una falda larga y arrugas y amabilidad
que les daba pan
por un momento me perturbó toda esta calma
un anciano que parecía de unos sesenta años
se me acercó:
«¿También hay palomas en su país?»
Le dije: «Por supuesto, pero se acercan a sus oídos:
¡Tenemos incluso más colombófilos que palomas!»
Se rió y se fue…
me reí y me levanté:
No había paloma alguna en el parque.
Y aquella anciana
había muerto hace muchos años.
[…]
Como todos los días
regresas a casa del trabajo
te echas en el sillón
cierras los ojos y
lentamente
muy lentamente mueres
al mismo tiempo que te imaginas leyendo un poema
que se imagina
el camino más fácil de lidiar con la muerte
es morir
de una manera
totalmente
tranquila y
natural.
Traducción del persa por Jiyar Homer y Ariel Miller
Wirya Mezher وریا مەزهەر
(también Verya Mazharوریا مظهر , mejor conocido como V. M. Airu و. م. آیرو) fue un poeta, cuentista, traductor y pintor nacido en Sanandaj, en el este de Kurdistán, en 1975. Escribió en kurdo y persa. Se suicidó en Helsinki, en 2011.
Traductores

Jiyar Homer ژیار هۆمەر (Slemani, Kurdistán, 1996) Traductor y editor kurdo. Contribuye como editor de la revista literaria Îlyan. Habla kurdo, inglés, español, portugués, árabe y persa. Sus traducciones se han publicado en 26 países. Ha traducido para varias revistas de Kurdistán a diversos autores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, entre otros. Entre sus obras en forma de libro se incluyen «El Pozo» de Juan Carlos Onetti, «Refugiado Número 33333» y «The Potato Eaters» de Farhad Pirbal, «La ciudad de vapor» de Carlos Ruiz Zafón así como «The Fortress and My Father’s Dogs» de Sherzad Hassan. También es miembro del Kurdish PEN.

Gabriela Paz گابریێلا پاز (Santiago, Chile, 1984) Periodista, poeta, co-traductora de poesía kurda, Docente de poesía de la Universidad Bernardo O´higgins, Integrante de la Sociedad de Escritores de Chile, Auch! Autoras Chilenas Feministas y de la Colectiva de experimentación poética «La manada de la Gacela». Ha sido publicada en diversas antologías, traducida al francés, italiano, inglés y sueco. En poesía, publicó «El silencio de los intervalos» (2016), el poemario ilustrado «Fieras», (2018), «La Geométrica danza de las asimetrías» (Buenos Aires Poetry, 2021).

Ariel Millerئاریێل میلەر (Ciudad de México, México, 1994) Licenciado en Historia y Arte, ha traducido textos poéticos del persa, árabe, inglés, portugués, sánscrito, hebreo y alemán para la revista literaria Opción (México). Publicó una traducción de la poesía completa del autor iraní Sohrab Sepehrí, en el año 2021 bajo el título «Los siete libros: poesía reunida». Sus proyectos se centran en la difusión de la poesía iraní y actualmente traduce el poemario «Man gurg-e xiyālbāfī hastam (Yo soy un lobo soñador)» al alemán. Próximamente publicará su poesía en Editoriales Heredad (México).
